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Seguir la evolución urbana del eje Alameda-Acera de la Marina-Parque a través de las imágenes producidas para la edición de tarjetas postales por la empresa Foto Roisin promete un apasionante viaje en el tiempo. La horquilla temporal que abarca esta producción comprende casi cuatro décadas, de 1926 a 1962. En esos 36 años, el uso y la estética del eje comprendido entre el puente de Tetuán y el arranque del Parque cambian radicalmente.
También ocurren cambios notorios en la línea editorial de Foto Roisin, en la que podemos distinguir dos grandes periodos. El primero, de la mano del fotógrafo francés Lucien Roisin, que inicia su trayectoria en 1924 y termina en 1936; esos años pueden considerarse como la «época dorada de la tarjeta postal Roisin». El segundo periodo se caracteriza por el intento de recuperación de la actividad empresarial tras el profundo letargo impuesto por la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y, en 1943, la muerte de Lucien Roisin. A partir de los años cincuenta, el antaño prometedor mercado de la tarjeta postal empieza a encontrar grandes dificultades, el esfuerzo por mantener la actividad mercantil de la primera época resulta poco menos que imposible hasta que, en 1962, la empresa se ve obligada al cierre.
En el caso de Málaga, los distintos reportajes fotográficos producidos por la marca Roisin dejan constancia de la transformación del espacio urbano a través del tiempo. Las primeras imágenes, además de los lugares frecuentados por viajeros y vistas características de la ciudad, recogen la «nueva Málaga». En 1926, la gran novedad que ofrece el centro histórico es la apertura del paseo central de la Alameda al tránsito rodado.
Estas tres imágenes fueron tomadas, en momentos muy próximos en el tiempo, hacia 1926. Las dos primeras, copias obtenidas a partir de la misma placa en formato 10 X 15 cm, son reproducciones de tarjetas postales que circularon en la segunda mitad de los años veinte del pasado siglo. Responden a ediciones distintas, impresas por fototipia. Diríase que son idénticas si no fuera por el tratamiento de color que las distingue; a ello habría que añadir otra ligera diferencia, la grafía de Alfonso XIII, que en la segunda parece destinada a usuarios extranjeros.
La foto inferior se ha obtenido a partir del cliché original, negativo en placa de cristal de 10 X 30 cm. El fotógrafo no solo ha cambiado el formato de la placa, también ha desplazado la cámara, alejándose en esta segunda toma del arranque de la Alameda. La vista pretende representar a la Málaga más moderna. No hace mucho se ha abierto al tráfico el antiguo paseo central, la mirada atenta localiza en los andenes restos de las obras de pavimentación, y hace menos de diez años se amplió, según el proyecto de 1913, el puente de Tetuán creando la rampa que se ve en primer término, empinada cuesta que los caballos de los carruajes tienen que superar a la carrera.
Fondo Roisin. IEFC. ACM-9-34602. Recuperación fotográfica digital, Mercedes Jiménez Bolívar
Hacia 1928 o 1929 se toman las tres imágenes que siguen, serie fotográfica que da cuenta del aspecto que ofrecía el extremo oriental de la Alameda tras la remodelación de 1924.
Al fondo, fachada occidental de la Acera de la Marina, final y cierre de la Alameda. Entre Alameda y Parque no había comunicación directa, el paso queda a la derecha de la imagen, entre la casa palacio de los Larios, hoy edificio de La Equitativa, y la esquina de la desaparecida Acera de la Marina. Los cuatro grandes postes que rodean el monumento al Marqués de Larios se instalan en la reforma urbana de 1924.
En primer plano, monumento al Marqués de Larios. El conjunto alegórico se instaló en 1899, en el extremo oriental de la Alameda y dentro de su paseo central, viniendo a descabalgar de su lugar a la entonces nominada por algunos como «bella fuente italiana» y conocida por los más como «la fuente de piedra», lo de fuente de Génova vino después. La estatua se ve rodeada de un doble cerco y en el pedestal aparecen la guirnalda metálica y los elementos ornamentales desaparecidos en la «remodelación popular republicana» de abril de 1931.
Para realizar esta vista, el fotógrafo sitúa la cámara en uno de los balcones centrales de la Acera de la Marina y busca el eje que alinea el monumento al Marqués de Larios con el centro de la calzada de la Alameda. La imagen pretende expresar modernidad: una nueva y amplia vía abierta al tránsito rodado, flamantes vehículos que simulan adornar el pie del monumento y, en el centro de la nueva gran avenida, una larga hilera de taxis promete aislar en el recuerdo a los coches de punto. Según esta serie fotográfica, el grupo escultórico guarda una exquisita simetría en su reciente ubicación, centrado en una glorieta organiza el discurrir del tránsito rodado. Manuel Domingo Larios y Larios parece mirar con interés, por encima de la frondosa arboleda y el puente de Tetuán, la populosa zona industrial. Quizás su mirada se alargue al barrio del Perchel a mediados del siglo XIX, recordando el frustrado proyecto de la oligarquía malagueña, con su familia a la cabeza, cuando quiso comprar grandes manzanas de viviendas del castizo barrio para, tras su derribo, prolongar la Alameda hacia el oeste. A la izquierda del Marqués queda su casa; a la derecha, su calle, a la que solo dedica una mirada de reojo; tras él, algo que sabe está condenado al desalojo, el grupo de viviendas y negocios que conforman la Acera de la Marina. Las alegorías tienen otro espíritu: La mujer con el niño, que representan a «Málaga agradecida», cae de rodillas a los pies del Marqués y da la espalda al Perchel, probablemente, su lugar de origen. La figura del trabajador, por el contrario, se yergue opuesta al Marqués y, cada día, se enfrenta a un nuevo amanecer. Una vez desaparecida la antigua Acera de la Marina no queda ningún edificio que interrumpa la perspectiva de la Alameda y desde el que se pueda realizar una panorámica en altura parecida a la que reproducía la postal de aquellos años. En el plano que sigue presentamos los puntos donde se coloca la cámara para realizar estas tres tomas
Las tres fotografías anteriores forman parte de un mismo reportaje. Obtenidas a partir de los negativos originales en placa de cristal, su reproducción dista mucho de las copias que de ellas se hicieran en tarjetas postales mediante el procedimiento de fototipia. Algunas de estas vistas son conocidas, circularon antes del periodo republicano y después de la Guerra Civil, no así durante el gobierno de la República. Los originales, como el resto de las fotografías incluidas en este artículo, se encuentran en el Fondo Roisin, Archivo Histórico Fotográfico del Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña. Sus códigos de localización se corresponde con los números del plano 1: ACM-9-22086; 2: ACM-9-22089, y 3: ACM-9-22395.
El reportaje anterior se completa con otras dos imágenes de la plaza de Suárez de Figueroa, de Queipo de Llano después de la Guerra Civil y, luego, de la Marina.
Tomada desde algún balcón de la casa de los Larios, la imagen muestra la esquina y fachada oriental de la Acera de la Marina, con punto de fuga en la Cortina del Muelle. En el centro de la imagen, el monumento al Comandante Benítez, militar nacido en El Burgo y caído en combate el 20 de julio de 1921 defendiendo la posición de Igueriben, en el preámbulo de los acontecimientos bélicos que la historia ha dado en llamar el Desastre de Annual
Desde el Parque –las palmeras sirven al fotógrafo para dar profundidad al encuadre– la vista muestra el contraplano de la imagen anterior; esta vez situada la cámara sobre un trípode a nivel del suelo. Actualmente, todos los elementos que comprende el encuadre han desaparecido. El bloque de casas de la derecha, esquina oriental de la Acera de la Marina, empezó a caer a partir de 1946. Al fondo, la casa palacio de los Larios, destruida en la Guerra Civil. A la izquierda, la característica arcada del cuartel de carabineros, popularmente conocido como cuartel de La Parra, sobrevivirá hasta los cincuenta, desapareciendo con él la calle de Los Carros. Los tranvías de la línea Alameda-Palo seguirán circulando casi hasta los sesenta. El monumento al Comandante Benítez, cuya figura aparece de espaladas a la cámara, se ausentó de la plaza para hacer un corto periplo por el Parque; primero, fue instalado a la entrada del Paseo de los Curas, para de allí pasar a los jardines que colindan con la Cortina del Muelle. El monumento al Comandante Benítez se inauguró solemnemente el 12 de febrero de 1926 contando con la presencia de los reyes, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, acompañados por los generales Primo de Rivera y Sanjurjo, ministros del Gobierno, autoridades locales y, según las crónicas del momento, de un numerosísimo público
La imagen que sigue cabe encajarla en el mismo reportaje que, a finales de los años veinte del pasado siglo, sirve para actualizar el catálogo de postales de la marca Roisin. Tomada desde la torre de la Catedral, forma parte de una serie de vistas que, en su conjunto, exploran desde esa atalaya la trama urbana de Málaga. El fotógrafo que recibe el encargo de la empresa Roisin conoce bien la ciudad, sabe dónde situar los distintos encuadres para hilvanar, a partir de varias secuencias fotográficas, el mapa icónico del momento. Lejos de la idea de que la equívoca marca «Foto. Roisin» que aparece al pie de cada tarjeta postal indique autoría, mantengo la opinión que estas fotos fueron realizadas por un fotógrafo local, y creo no equivocarme cuando sugiero que algunas fueron encargadas al estudio de Juan Arenas.
El lateral del tercio izquierdo de la imagen sitúa en un contexto más amplio los distintos espacios que hasta ahora hemos venido comentando. Vemos la plaza de Suárez Figueroa, en el centro el monumento al Comandante Benítez, y en otro espacio, separada por la proa urbana de la Acera de la Marina, la glorieta del Marqués de Larios. La Alameda se ve como una diagonal verde que cruza el centro de la imagen, sus límites son entonces la Acera de la Marina, a la izquierda, y, al otro extremo, el puente de Tetuán.
La posibilidad de ampliar esta fotografía nos permite acercarnos a la imagen de Málaga en unos momentos de intensa actividad planificadora. El Plan de Grandes Reformas en curso promete cambiar la fisonomía de la ciudad mejorando las infraestructuras urbanas adecuándolas al futuro, es decir, abriendo sus calles a la circulación del nuevo símbolo del progreso: el Automóvil. Por aquellas fechas negocia el Ayuntamiento con la Junta de Obras del Puerto un intercambio de terrenos, cediendo ésta al ente municipal los terrenos obtenidos tras el relleno del Muelle de Heredia a cambio de los de propiedad municipal en la desembocadura del Guadalmedina. El convenio entre ambas entidades estaba sujeto a una única condición: el nuevo paseo sobre el Muelle de Heredia sería continuidad de la franja sur del Parque, con la prohibición expresa de edificar en esa zona.
Sobre la imagen anterior, la línea roja muestra el hipotético trazado de prolongación de la Alameda hacia el Parque. Se aprecia cómo esta transformación urbana requería la demolición del conjunto arquitectónico integrado por la Acera de la Marina y calles adyacentes: plaza de los Moros, Muro de Espartería, y tramos de San Juan de Dios y Ancla
Hasta aquí un breve repaso al Fondo Roisin, del que seleccionamos una breve serie fotográfica en la idea de aproximarnos a la visión de Málaga en el periodo comprendido entre los años 1926 y 1928. Queda pendiente para una próxima entrega, la visión a partir de este mismo fondo, del mismo espacio urbano entre los años 1931 a 1962.
Sirvan también estas líneas para apuntar que difícilmente podríamos visualizar la Málaga de nuestro inmediato pasado sin la callada labor de quienes custodian, organizan y preservan los archivos fotográficos; muchos de ellos condenados al abandono, cuando no a la total desaparición. Por el contrario, tener la posibilidad de barajar estas imágenes y darlas a conocer pueden ayudar que nuestra historia visual no se pierda por completo.
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