Seis detenidos por la pelea que llevó al cierre de KanaYa, la única discoteca del Guadalhorce

Había sido una de las mejores noches de la discoteca KanaYa, la única que había en el Valle del Guadalhorce. El establecimiento de Coín estaba lleno y reinaba el buen ambiente, pero todo se torció sobre las seis de aquella madrugada, la del 18 de diciembre. Un grupo de personas entró buscando bronca, según relataron a este periódico varios testigos. Y lo consiguió tras iniciar una pelea con otros chavales. El enfrentamiento derivó en una batalla campal: se lanzaron taburetes y copas, además de romper puertas y ventanas del local. Diez personas resultaron heridas -una de ellas quedó inconsciente- y el negocio terminó completamente destrozado.

La Guardia Civil inició una investigación para identificar a los presuntos responsables de lo ocurrido aquella noche, tras la que el gerente del negocio, Julián García, tomó la determinación de cerrar la discoteca al no poder garantizar la seguridad de sus empleados y de los clientes.

Las pesquisas han llevado a los agentes a la detención de seis personas, cinco hombres y una mujer del barrio de Fuensanta de Coín por su supuesta participación en la pelea multitudinaria. Se les imputan delitos de desórdenes públicos, daños y lesiones.

Según las indagaciones del Instituto Armado, los arrestados supuestamente actuaron con gran violencia, golpeando a las víctimas y lanzando tanto botellas y como parte del mobiliario. Un joven, de hecho, sufrió heridas de consideración al quedar inconsciente tras ser agredido, por lo que tuvo que ser trasladado a un centro hospitalario para ser atendido por los facultativos.

Cuando la primera patrulla de la Benemérita llegó aquella madrugada a la discoteca, todos los implicados ya habían huido por su propio pie. Lo que encontraron los efectivos fue el negocio destrozado y al personal en estado de shock.

La refriega pudo durar entre tres o cuatro minutos, pero las dimensiones del enfrentamiento multitudinario llevaron al gerente de KanaYa a su cierre definitivo, como sostuvo en declaraciones a este periódico: « No puedo garantizar la seguridad de mis empleados ni de mis clientes habituales. No quiero ponerles en peligro, así que es lo mejor que puedo hacer».

Cuando García hizo pública esta decisión recibió más de 200 llamadas de apoyo y las redes sociales se llenaron de mensajes en el mismo sentido. Pero el apoyo que le sobra entre la clientela le faltó, según subrayó entonces, de las autoridades.

«Hubiese bastado con poner una patrulla a eso de las seis de la mañana, la hora de las brujas, como la llamo yo, para evitar que esto hubiese pasado. Ahora los chavales tendrán que coger el coche para salir de fiesta, porque cierra la única discoteca que había en el Guadalhorce».

Tras las gestiones del Instituto Armado, los sospechosos quedaron identificados y detenidos, tras lo que han sido puestos a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de guardia de Coín.

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