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David estuvo pasando el día de playa con sus amigos. Al caer la tarde, se dirigió al paraje de Los Ciegos, en Los Montes, donde su familia tiene una parcelita con una casa de aperos. Iba a recoger las algarrobas de su finca y también ... las de las colindantes, ya que tenía permiso de los dueños y con ello se sacaba unos cuantos euros para sus gastos.
Al llegar a su parcela, sobre las siete de la tarde del 29 de agosto de 2022, el joven se encontró con un hombre armado con una escopeta de caza junto a la casa de aperos. Un viejo con pinta de estar «hecho mierda» que le infundió miedo, como escribiría por WhatsApp a su padre y a su grupo de amigos. David le dio agua y mantuvieron una breve conversación.
A partir de las ocho, el joven ya no volvió a escribir ni a responder mensajes. Su teléfono móvil dejó de dar señal. Sus padres se preocuparon y fueron a la finca a buscarlo, pero no lo encontraron. A la mañana siguiente, sobre las ocho y media, un familiar localizó su cadáver con dos disparos en la cabeza en un talud. Había sido asesinado.
En un crimen sin testigos, sin cámaras, en mitad de la nada, los mensajes de WhatsApp que escribió David se convirtieron en una especie de testamento que los agentes de Homicidios leyeron una y otra vez en busca de la clave que resolviera el caso. Y entre esas líneas la encontraron, solo que algún tiempo después.
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Juan Cano
Al describir la escena a sus amigos, les comentó que el hombre al que se encontró junto a la casa de aperos, el que portaba la escopeta, le había dicho que estaba «cazando zorros, que se estaban comiendo las gallinas». El desconocido le preguntó a David qué hacía por allí, si estaba tomando fotos. El joven le aclaró que no, que él era el dueño de la finca y que había ido a vigilar las algarrobas porque últimamente se las estaban robando.
La conversación empujó a los agentes de Homicidios a contactar con la asociación de cazadores y a tomar declaración a decenas de ellos. También les llevó a hablar con los propietarios de todas las fincas de la zona, con especial interés entre los que tenían gallinas. Pero las piezas tardarían un poco más en encajar.
Entre las 60 muestras recogidas durante la inspección ocular del crimen, los especialistas de Policía Científica encontraron una mezcla de ADN de dos personas en la hebilla de la cremallera de la mochila de la víctima. Uno de los perfiles genéticos correspondía a David. El segundo, a un desconocido cuyo ADN no estaba incorporado (aún) a la base de datos.
Un año después del crimen, y tras agotar gestiones y vías de investigación, los agentes le dieron una nueva vuelta de tuerca a aquella muestra. En el laboratorio lograron individualizar el cromosoma Y, lo que les permitió al menos centrarse en la rama paterna del portador de ese perfil genético, aún desconocido.
Al volver a introducirlo en la base de datos, saltó el «match»: coincidía con el de un vecino de Málaga, pero no en su totalidad. Es decir, el sospechoso era algún familiar por parte de padre. Sin embargo, al consultar la partida de nacimiento, descubrieron que aquel hombre había cambiado de apellidos, por lo que tuvieron que averiguar su filiación original.
A partir de ahí, los agentes se adentraron en un árbol genealógico que se remontó hasta 1871 en torno a un mismo apellido: Jurado. Mientras recorrían todas las ramas, se toparon con un sospechoso, un tal José Jurado Montilla, de 63 años, que vivía al raso y de forma errante.
Al bucear en sus redes sociales, descubrieron que era un usuario muy activo en Tik Tok, donde publicaba constantemente imágenes de los parajes (casi siempre naturales) que recorría por España. De pronto, esa costumbre del sospechoso de tomar fotos y vídeos de sus rutinas dotaba de sentido a la pregunta que el cazador desconocido hizo a David probablemente antes de matarlo: ¿qué haces aquí, tomar fotos?
Pero la pista más inquietante, la que conectaba la actualidad con el pasado, cuatro décadas después, la encontraron en las hemerotecas. Al buscar en Internet, localizaron la entrevista que SUR publicó en 2013 a José Jurado Montilla, alias 'El Titi' o 'Dinamita Montilla', considerado un asesino en serie -respondería a un perfil oportunista o pragmático, según la abogada y criminóloga Beatriz de Vicente- que cumplió 28 años de trena por matar a cuatro personas entre 1985 y 1987 en Málaga.
La entrevista tuvo lugar después de que José Jurado abandonara la prisión zaragozana de Zuera -el 13 de diciembre de 2013- al beneficiarse del fin de la 'doctrina Parot', lo que le ahorró los dos últimos años de cárcel. En ella, reconoció sólo uno de los cuatro homicidios por los que fue condenado. Así lo describió él y así lo recogió este diario:
Apura un cigarrillo mientras recuerda el crimen. Corría el año 1985 y el 'Dinamita Montilla' apenas llevaba unos meses en libertad. Al llegar a casa, su madre le dijo que los zorros habían matado siete gallinas del corral. José cogió la escopeta y se adentró en la sierra para darles «'matarile'». Buscando las zorreras acabó en un paraje de Almogía conocido como Llano Persona, a 20 kilómetros de su casa, y lo sorprendió «la gota fría». Vio un cortijo en una loma y, por su aspecto, pensó que estaba abandonado. «Me metí dentro para refugiarme de la lluvia y me quedé dormido sobre unos sacos de algarrobas. A las siete de la mañana, me desperté al oír que se había caído la silla que puse para atrancar la puerta. Era el dueño, que me apuntaba con una escopeta».
Le pidió que se pusiera los zapatos y lo acompañara al cuartel, según relata. Lo acusaba de ser la persona que le había estado robando los aperos en su cortijo. «Son momentos de nervios. Me agaché, cogí la escopeta con la mano derecha, la dirigí hacia él, sin apuntar, y disparé». Francisco González era vecino de Puerto de la Torre. Tenía 57 años cuando lo mató. «Lo considero un accidente. No fue premeditado, surgió así. Me da no sé qué, no por haberlo pagado, que lo he hecho, sino porque era un ciudadano humilde y honrado, una persona de campo. Pido perdón a la familia, me duele en el alma lo que hice, pero hay que tener en cuenta que yo era un bala perdida y estaba enganchado a las drogas. Mi intención solo era darle 'matarile' a los zorros», repite«.
El 29 de agosto de 2022 también llovía en Los Montes de Málaga.
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