Un momento de los hechos en el interior del establecimiento de ocio. SUR

Un joven expulsado que volvió con un arma blanca: así se inició el tiroteo en la discoteca de Marbella

La Policía Nacional trata de localizar a la persona que apuñaló al presunto autor de los disparos

Juan Cano

Málaga

Martes, 19 de julio 2022, 00:18

Una de la madrugada del 18 de julio. La sala Opium, un club de playa de Marbella que se convierte en discoteca al caer el sol, está a reventar. La noche es un éxito de taquilla. Pincha Black Coffee, un dj sudafricano con legiones de seguidores por todo el mundo. Nkosinathi Innocent Maphumulo es a la música electrónica lo que Messi al fútbol, dice uno de sus fans, que pagó 35 euros -la entrada más barata por Internet- y otros 20 por el parking para asistir a su actuación el domingo por la noche.

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Las mesas de la Opium se clasificaban por colores: desde los 500 euros de las grises a más de 5.000 las rojas, en la zona VIP, al lado del escenario. En esa zona, en la más exclusiva, era donde se encontraban, disfrutando de la velada, los implicados en la reyerta que desembocó en un tiroteo que ha devuelto a Marbella, muy a su pesar, a los titulares de la prensa internacional. Curiosamente, todos son extranjeros.

El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional en la comisaría de Marbella trabaja ahora en reconstruir lo que sucedió entre la medianoche y la una de la madrugada en el interior del establecimiento. Los agentes ya revisan las cámaras de videovigilancia del local, pero también cuentan con decenas de testimonios gráficos que inundan las redes sociales: casi todo el que bailaba al son de Black Coffee lo hacía con un teléfono en la mano para inmortalizar el momento en un directo de Instagram o en Tik Tok.

Los móviles captaron el horror. La estampida. El sonido de los disparos, los gritos, la sangre en el suelo. Una chica de pantalón verde a la que otras chicas trataban de reanimar. Incluso el momento exacto en que se inicia la reyerta. Mucho de esos teléfonos acabaron desparramados por el suelo cuando sus dueños, en la huida, cayeron en la cuenta de que era más importante salvar la vida que volver a buscarlos. Ayer, los terminales perdidos sonaban sobre el césped artificial de la Opium como los restos de un naufragio, mientras sus propietarios, en la puerta, trataban de convencer al personal de seguridad para que les permitieran entrar a la discoteca a recuperarlos.

En eso trabajan ahora los agentes de Homicidios, que han iniciado una reconstrucción del suceso desde su génesis. En el origen de todo, según las fuentes consultadas, está una refriega entre los clientes de dos mesas situadas en la zona VIP. Al parecer, el personal de seguridad de Opium expulsó a un joven implicado en la algarada. Sin más.

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El asunto podría no haber pasado de ahí. Sin embargo, ese mismo individuo regresó al cabo de un rato y, no se sabe bien cómo, logró acceder de nuevo al establecimiento, sólo que en esta ocasión supuestamente escondía un arma blanca. Según dicha reconstrucción policial, aún muy provisional, el sujeto se habría ido directamente a por el grupo con el que antes había discutido y habría apuñalado a un hombre.

El herido de arma blanca es holandés y tiene 40 años. Recibió navajazos en la frente, el cuello, la espalda y en un ojo. En respuesta, presuntamente sacó una pistola -eso al menos es lo que piensan por ahora los investigadores- y, pese a estar herido y ensangrentado, apretó el gatillo al menos en cuatro ocasiones. Al parecer, no llegó a alcanzar al hombre que acababa de apuñalarlo, que aparentemente salió ileso y logró darse a la fuga. La policía trata ahora de localizarlo y detenerlo.

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Las balas perdidas alcanzaron a cuatro clientes del establecimiento. Los dos más graves son un ciudadano irlandés de 32 años, que recibió al menos un disparo en el pecho, y una mujer marroquí de la misma edad, que resultó herida entre la zona abdominal y la pélvica, lesión por la que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. Ambos están en la UCI del Hospital Costa del Sol pendientes de evolución y de nuevas pruebas.

Otros dos hombres, de 18 y 36 años, fueron alcanzados por los proyectiles. El primero tiene un impacto en la cadera izquierda. El segundo, en la espalda. Sin embargo, las balas no les dañaron zonas vitales, por lo que, tras pasar por el área de observación de urgencias, fueron dados de alta por los médicos.

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También ha abandonado el hospital el presunto autor de los disparos. Aunque las puñaladas hacían presumir una mayor gravedad, dadas las regiones donde se localizan las heridas, evolucionó favorablemente y pudo abandonar ayer mismo el hospital; fue conducido directamente a los calabozos de la comisaría de Marbella.

Con él se encuentra detenido otro hombre que al parecer lo acompañaba cuando sucedieron los hechos, que trató de taponarle las heridas y que lo ayudó en la ambulancia. No ha trascendido por ahora cuál sería su supuesto grado de implicación en los hechos, aunque está siendo investigado por la policía.

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Las discoteca Opium, tras conversaciones entre sus responsables y el ayuntamiento, permanecerá cerrada hasta que se esclarezcan los hechos. En los alrededores del club de playa no queda rastro de lo que debía haber sido una noche de fiesta. Hay manchas de sangre y restos de gasas que llegan hasta la autovía, como si quisieran indicar el camino de la huida. Tampoco hubo adiós para la estrella invitada. Black Coffee tuvo que usar sus redes sociales para despedirse: «Espero que todos hayan llegado a casa a salvo».

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