La pareja acusada de secuestrar a su vecina por una deuda de 110 euros en Málaga: «No hicimos nada de eso»

Este lunes se ha sentado en el banquillo de los acusados el matrimonio procesado por, supuestamente, golpear a su vecina con un palo y arrastrarla a su casa para cobrar una deuda de 110 euros. «No hicimos nada de eso», aseguraron ante la magistrada de la Audiencia Provincial. «Jamás; no; nunca», fueron algunas de las respuestas más repetidas a las preguntas de la fiscal acerca de lo sucedido en la tarde del 1 de agosto de 2019.

La representante del Ministerio Público quiso saber si retuvieron a la víctima en su vivienda, si la amenazaron de muerte y con forzarla a prostituirse para obtener el dinero. La pareja, sin embargo, se ha mantenido firme a la hora de negar los hechos. Ambos se enfrentan a una petición de cuatro años y dos meses de cárcel como supuestos responsables de un delito de detención ilegal, otro de amenazas y de extorsión en grado de tentativa.

«Ese día ella golpeó mi ventana, salí fuera de casa y estaba muy nerviosa; me pidió dinero y luego hubo un forcejeo porque se tiró sobre mí», ha mantenido el encausado. Según ha expuesto, tras el incidente, él se introdujo en su vivienda y ella se marchó del lugar, asegurando además que la denunciante sufría problemas de adicción y que en ocasiones anteriores él había prestado dinero a la expareja de la denunciante.

La acusada, investigada por los mismos hechos, mantuvo en todo momento que ella estaba dentro de la casa cuidando de sus seis hijos, por lo que negó su implicación en el altercado y que este se produjese como tal. Según añadió, desde entonces no ha vuelto a ver a su vecina.

El matrimonio dio una versión diametralmente opuesta a la ofrecida por la denunciante, que ha asegurado en la sala de vistas que estaba yendo a su casa y fue en ese momento cuando el hombre la arrastró hasta su vivienda. «Quería que le pagara el dinero que les debía y evidentemente no lo tenía. Entonces me metió en el portal, me desgarró la camiseta por el forcejeo y luego cogió un palo y empezó a darme golpes en las piernas y en el brazo», ha relatado.

Dos horas retenida

Según ha declarado, pasó más de dos horas en el interior del inmueble. «Hasta que se me ocurrió decirles que en el bar estaba el padre de mi hija y él podría darles el dinero». La mujer asegura que el acusado la llevó en coche hasta el local (extremo que el acusado ha negado en sala) y que, una vez allí aprovechó para pedir a su hija -que también estaba en el establecimiento- que avisara a la Policía.

Presuntamente, el acusado esperaba en el coche y al ver que la mujer tardaba entró a preguntar por ella, que se había resguardado en el baño. «Tuvimos que llamar dos veces hasta que vino la Policía», ha mantenido la mujer, que se mostraba visiblemente nerviosa al relatar los hechos.

Por otro lado, también testificaron dos testigos que dijeron ser vecinas del bloque y que vieron lo sucedido aquel 1 de agosto. En ambos casos señalaron que lo que hubo fue un forcejeo provocado por la denunciante y que este no llegó a mayores consecuencias por la intervención de una de las presentes, que medió en la pelea. Tras el altercado, según apuntaron, vieron que la mujer se marchó del lugar.

Tras las declaraciones, el abogado de la defensa solicitó que sus clientes fueran absueltos al considerar que no hubo pruebas de cargo para desvirtuar la presunción de inocencia de los acusados. Según argumentó, el testimonio que la víctima ofreció fue un relato «sin aplomo ni contundencia y con numerosas contradicciones e incoherencias».

De forma subsidiaria, el letrado pidió que, en caso de que la sentencia sea condenatoria, la pena sea de un año de prisión para el hombre y de seis meses de cárcel para la mujer como supuesta cómplice y no como autora de los hechos.

La fiscal, sin embargo, sostuvo que en el juicio había quedado demostrado que ambos procesados habían sido coautores de los delitos anteriormente descritos, por lo que apreció que el fallo debía ser condenatorio. El caso quedó visto para sentencia por la magistrada, quien tendrá que dictar una resolución.

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