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Apenas habían pasado unos minutos de las diez. Parecía una mañana cualquiera, con su habitual ritmo frenético en los juzgados de Málaga. Montañas de expedientes apilados sobre las mesas de los funcionarios, archivadores dentro de carros de supermercados y teléfonos que no dejan de sonar. «Ya se ha caído otra vez el sistema informático», se iban alertando de un compañero a otro.
Ocurrió este miércoles, cuando el falló del software @driano dejó prácticamente paralizada la actividad de la justicia en toda Andalucía. Salvo los juicios, todos los trámites se realizan a través de este programa, que no volvió a estar en funcionamiento hasta unos minutos después de las dos de la tarde. Para entonces, la mayoría ya había terminado su jornada laboral.
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«Lo del miércoles no fue normal, fue básicamente un día perdido», aseguran a este medio varios operadores de diferentes jurisdicciones. Según exponen, aunque es la primera vez que la caída se prolonga durante tanto tiempo, es recurrente que el sistema falle y se ralentice, o se quede colgado varios minutos, sin que los profesionales puedan avanzar mientras tanto en sus labores.
«Cada vez que se cae nos echamos a temblar porque no sabemos si va a tardar dos minutos o dos horas», manifiesta al respecto una letrada de administración de justicia de un órgano social. «Pero nunca nos había pasado como esta vez; no pudimos ni proveer escritos ni incoar demandas, que es nuestro día a día», agrega una funcionaria de la misma jurisdicción.
En uno de los penales que estuvo de juicios, según detallan los trabajadores, también se notaron las incidencias, aunque las vistas se celebrasen: «Fue imposible llevar a cabo los requerimientos; por ejemplo, no se pudo notificar en las condenas por conformidad la multa que tienen que pagar los acusados; ahora nos tocará volver a buscarlos, lo que dilata más los procedimientos».
Pudieron salvar el día organizando archivos físicos o tirando de documentos creados en Word que luego tendrán que incorporar al @driano: «Al final es más tiempo para el mismo trabajo y de por sí estamos que no damos abasto». También hubo personal que teletrabajaba, para el que la desesperación crecía por minutos, como señalaba uno de los afectados: «En casa es donde más puedes adelantar y al final me tuve que dedicar a cosas menores; todo esto influye en el atasco judicial».
La otra cara de estas incidencias es la de los letrados, procuradores, víctimas y justiciables que se desplazaron a los juzgados, en algunos casos desde otros municipios o tras pedir permisos en sus trabajos, para consultar el estado de un expediente: «Vinieron para nada y, bueno, entendieron que no es nuestra culpa y que tendrán que volver otro día, aunque sea una faena».
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El nerviosismo también se dejó sentir en las guardias, como es el caso del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 4. «La suerte es que antes de que se cayera ya habíamos incorporado en el programa la mayoría de las vistas, y las que no, pues lo hicimos manualmente», detallan. El resto de las actuaciones, creadas en Word, tendrán que incorporarse posteriormente.
En cuanto a las grabaciones, especifica, los funcionarios tuvieron que ir anotando la hora, minuto y segundo en la que empezaba y terminaba cada una de ellas, para posteriormente subir las vistas al @driano. «A los informáticos les espera una tarea ardua para incorporar todas las vistas en el sistema», aseguran las mismas fuentes.
Como reflexiona una de las magistradas de Violencia sobre la Mujer, se comprende que estas incidencias ocurran en el proceso de implementación del sistema informático, pero la paralización de los juzgados supone una merma tanto para los profesionales como para los justiciables. «Yo estaba poniendo una sentencia cuando se cayó y el procedimiento se quedó en blanco; se pudo recuperar pero el susto me lo llevé», indica.
En este sentido, un funcionario concluía que lo que sucede con el @driano es un reflejo de la situación de la Administración de Justicia en Málaga: «Aquí estamos con asuntos que requieren respuestas en un plazo adecuado, sobresaturados y con fallos continuos, pero ya no hablo ni del programa, hablo de que día sí o día también nos falla hasta la luz», se quejaba.
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