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La noticia del crimen del padre Richard K. Gross en Málaga ha causado una profunda conmoción en la ciudad estadounidense de Boston, donde residía y donde había desarrollado su actividad docente y religiosa ligada siempre a la comunidad jesuita, a la que pertenecía el sacerdote.
Las noticias sobre su muerte violenta y la identificación del cadáver, adelantadas por este diario, han tenido amplia repercusión en medios españoles y extranjeros, sobre todo en periódicos como The Boston Globe o cadenas de televisión como la ABC o la CBS, y en el portal InfoVaticana.
Los medios se han hecho eco de la información publicada por Diario SUR sobre las circunstancias de la muerte del sacerdote, cuyo cadáver fue hallado el 21 de enero en un apartamento turístico de la calle Viento, en el Centro de Málaga, con claros signos de violencia.
La investigación policial reveló que el padre Gross murió un día antes, el 20 de enero, sólo unas horas después de llegar a la capital. Todo apunta a que fue asaltado nada más entrar al apartamento -aún llevaba consigo las llaves- por una o varias personas que le robaron sus pertenencias, en concreto una mochila y una maleta donde tenía su documentación.
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La autopsia determinó que el turista, que iba a subirse en un crucero al día siguiente -había reservado el apartamento para una semana-, murió por asfixia. Las pesquisas tendrán aún que determinar cómo se produjo, aunque la principal hipótesis es que le hicieron un mataleón para inmovilizarlo.
Gross, que tenía 80 años, era una persona muy conocida y querida fuera y dentro de la comunidad religiosa, de ahí el impacto de la noticia. Nació en Wrentham y asistió al Boston College antes de convertirse en jesuita, según un comunicado de esta comunidad religiosa en Estados Unidos del que se hacen eco los medios locales.
Fue ordenado sacerdote en 1976 y después impartió clase cinco años en el Boston College High School como profesor de religión y consejero espiritual. Después pasó a enseñar en el prestigioso internado Phillips Academy, en Andover, durante más de una década.
Regresó al Boston College High School en 2023 para continuar su trabajo pastoral y servir a la comunidad jesuita allí. También fue pastor en la Universidad de Connecticut en Storrs y capellán en las universidades de Vanderbilt y LaSalle.
A Gross le sobreviven tres hermanas y le precedió en la muerte un hermano, según el comunicado de la comunidad jesuita. Actualmente vivía en la residencia de Boston College High, que expresó en un comunicado su conmoción por la pérdida: «Nuestros pensamientos y oraciones están con la familia del padre Gross, sus hermanos jesuitas y todos aquellos bendecidos por su ministerio y amistad. Oramos por su paz eterna y por el consuelo de quienes lloran su pérdida».
El sacerdote solía oficiar misa -la última, el 16 de enero, cuatro días antes del crimen- en la iglesia de Nuestra Señora del Buen Viaje, en el Puerto de Boston. En su obituario, la comunidad Este de la Compañía de Jesús en Estados Unidos manifestó: «El padre Gross ha desempeñado una larga carrera en muchas escuelas e instituciones como capellán, ministro y maestro dedicado. Lo extrañaremos».
«El padre Gross era muy amable, creo que esa era su cualidad más destacada. Era muy accesible, alguien con quien podías ir y hablar», afirmó el feligrés John Haynes a la cadena de televisión CBS. El sacerdote era conocido por su amor por los viajes, su «autoconfianza» y su «espíritu independiente y aventurero», concluyó el comunicado de la comunidad jesuita.
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