En ciertos parajes el fuego ha pasado más rápido y con menos intensidad por lo que los pinos resineros ayudarán a la germinación natural. Salvador salas
Incendio en Málaga

¿Cómo actuar en el monte tras el fuego?

El pinar resinero, predominante, es una especie pirofítica, que se regenera tras los incendios, los pinsapos necesitarán ayuda y estudiarán cómo ha afectado al castañar

Martes, 14 de septiembre 2021, 01:11

Están locos porque acabe el incendio, primero por lo que supone, pero también porque están deseosos de subir, cuando se vayan los equipos de extinción, a ver cómo está el terreno tras la debacle. Detrás de la tempestad viene la calma, y ellos son la ... calma, los que se patearan las zonas quemadas para hacer un estudio de cómo ha afectado a la vegetación el paso del fuego. Hay un punto de partida básico: aunque en algunas zonas habrá sido intenso y habrá calcinado la vegetación, en otros habrá pasado con más rapidez y con menos virulencia dejando ejemplares arbóreos y arbustivos menos afectados, lo que juega a favor de la futura regeneración del terreno, como explican el director del parque nacional Sierra de las Nieves, Rafael Haro (biólogo); el catedrático de Geografía Física de la UMA, José Damián Ruiz Sinoga y el ingeniero forestal de la Junta José Quintanilla.

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La masa predominante en Sierra Bermeja es de pinar resinero, cuya resina estaba en explotación antaño, aunque no de forma reciente. En su contra, que la resina es un combustible y arde especialmente. A su favor, que el pino resinero es una especie pirofítica, es decir adaptada a los fuegos propios del monte mediterráneo, y suele regenerarse e incluso rebrotar, como explican.

En estas laderas ha habido incendios de forma recurrente con una cadencia de unos 18 a 20 años y la masa se ha ido regenerando de forma natural en la mayoría de los parajes, y en otras, ha necesitado de reforestación.

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En ciertas imágenes, a la que estos técnicos han tenido acceso, quedan ejemplares de lo que Quintanilla llama árboles padre, pinos coronados, que mantienen parte de la copa, generalmente la zona superior. Aquí es donde se mantienen las piñas, y una vez que cesa el fuego, cuando el suelo está lleno de cenizas sueltan las piñas, que son las semillas. Que estas fructifiquen y germinen depende, justo ahora en otoño, de que las lluvias rieguen el terreno de forma suficiente para permitirlo.

Resiliencia del monte mediterráneo

Otros enclaves donde el fuego ha calcinado por completo la vegetación, la regeneración espontánea será muy difícil y necesitará de «ayuda antrópica», es decir proveniente de la mano del hombre, pero a estudiar qué actuaciones acometer, como explica Ruiz Sinoga, que precisamente realiza un proyecto en Sierra Bermeja con el programa europeo Life de espacios protegidos, concretamente en la sierra de las Nieves, pero para el que ha tomado muestras del suelo aquí, concretamente en unos 25 puntos. Esto ayudará a saber cómo estaba la capa vegetal antes del incendio, después del mismo y estudiar cómo mejora tras el paso del tiempo. El suelo, como aseguran Ruiz Sinoga y Quintanilla, es un elemento esencial tras un incendio, ya que de cómo se comporte, en este caso peridotitas, caliza o gneis, depende de cómo saldrá adelante la vegetación por sí misma. «En incendios de estas características, el matorral puede estar totalmente regenerado en siete años, de tal forma que al pasar por un paraje así tras este tiempo no habría muestras de que ha habido un incendio; los árboles, depende de cómo hayan resistido. En esta tesitura hay que tener en cuenta la resiliencia del monte mediterráneo, en el que los incendios forestales son inherentes al mismo, y de ahí su capacidad para perpetuarse su vegetación, indica Ruiz Sinoga.

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Parte de la copa de este pino se ha mantenido, por lo que las piñas soltarán los piñones (semillas) que caerán al suelo y podrían germinar en otoño. SAlvador salas

Aunque aún no han podido hacer el análisis sobre el terreno, sí que tienen constancia de los pinsapos, ejemplares sueltos que hay en la subida a Los Reales de Sierra Bermeja, han sufrido el paso de las llamas, por lo que necesitarán de una reforestación. El pinsapo, que es endémico de las sierra de las Nieves, Sierra Bermeja y Grazalema, suele crecer en la ladera norte y en umbría, pero en este caso, además, lo hace curiosamente en la ladera sur, aprovechando la humedad de los vientos que vienen del Estrecho. En cuanto al castañar, estos expertos explican que hay analizar cómo está la zona afectada y replantear actuaciones acordes con los suelos, explican.

La corrección hidrológica es otro de los asuntos prioritarios, como subrayan tanto Haro como Quintanilla. En las zonas que se hayan quedado desprotegidas de cubierta vegetal, pendientes y laderas escarpadas, será necesario la creación de albarradas (muro de piedra construido sin argamasa) y fajinadas, que son también elementos de contención del terreno, para evitar las posibles avenidas, y que en este caso podrían construirse con los pies de los árboles caídos tras el incendio, como puntualiza Quintanilla. Otros árboles quemados cerca de las vías de acceso habrán de retirarse porque son lo que se llama combustible vegetal, muy peligroso en el caso de otro fuego.

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Mosaicos de vegetación

En todo este proceso, Quintanilla afirma que los nuevos planteamientos tras los incendios pasan por crear mosaicos de vegetación de diferentes especies para formar una masa discontinua, con fajas de separación creadas en el suelo entre unos y otros. En este caso podría quedar un mosaico de bosque de pinos resineros adultos, otro de regeneración natural con matorral, un tercero de pastizal (habría que favorecer la ganadería extensiva); en suelos de gneis, brezales y madroños, y otro mosaico de pinsapos.  

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