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Desde un punto de vista legal, la minoría de edad es un estado civil que supone la dependencia del menor respecto a las personas que ostentan sobre él la patria potestad; sus padres o sus tutores. A sus 17 años, Claudia (nombre ficticio) no estaba dispuesta a seguir aguantando esa sumisión por la mala relación que mantenía con sus padres desde que se separaron, cuando ella tenía 12 años. La emancipación permite que el mayor de 16 y menor de 18 años pueda disponer de su persona y de sus bienes como si fuera mayor de edad, salvo excepciones como, por ejemplo, pedir préstamos. En ocasiones, la emancipación se tramita para poder contraer matrimonio, pero, en muchos casos, son los propios progenitores los que solicitan la emancipación forzosa de los hijos para no asumir las consecuencias civiles que puedan derivarse de su mala conducta.
En el caso de Claudia, la situación con sus padres era insostenible. No quería irse a vivir con ninguno: el padre era alcohólico y la madre se centró en su nueva pareja dejando de lado a su hija. Así que se fue a un notario (dio fe de su nuevo estado civil) y se emancipó. Lo hizo sola y únicamente precisó el DNI. «Fue un acto de chulería y resultado de una adolescencia mal llevada», confiesa su hermana, que prefiere mantener el anonimato.
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Aquel arrebato de Claudia le llevó a malvivir sin trabajo y en casa de amigos. «Llegó a dormir en la calle», prosigue. Cuatro meses después, «y enganchada a las drogas», pidió ayuda a su hermana, que le abrió, como otras muchas veces, las puertas de su casa. «Siempre le he tendido mi mano, pero, hasta que ella no se dio cuenta del problema que tenía, no sirvió de nada», explica. La acompañó en todo el proceso de desintoxicación en Proyecto Hombre, donde permaneció dos años. Una vez 'limpia', empezó a trabajar como 'au pair' en Inglaterra. Desde entonces, no le ha faltado trabajo; Claudia es otra persona, muy distinta a aquella adolescente rebelde e inadaptada que abandonó los estudios prematuramente. No acabó ni la ESO. Actualmente, trabaja en un centro médico estético y estudia segundo de Psicología, después de haber superado las pruebas de acceso a la universidad para mayores de 25 años. Se siente «arrepentida» del daño que hizo a su hermana, a la que hoy considera su «segunda madre».
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