Un mar de pasiones al calor de la devoción al Cautivo

En una estampa que forma parte de las señas de identidad de la Semana Santa de Málaga, el Sábado de Pasión amaneció en la ciudad en el barrio de la Trinidad con la celebración de la misa del alba. Pasaban tres minutos de la siete cuando el trono de traslado se situó en el dintel de la parroquia de San Pablo entre los aplausos del público que abarrotaba la plaza situada junto al templo.

El obispo de la diócesis, Jesús Catalá, ofició la eucaristía, que fue concelebrada por ocho sacerdotes, entre ellos el director espiritual de la hermandad, José Manuel Llamas. Antes de la proclamación de la palabra, se bendijeron las medallas impuestas a la representación del Grupo de Regulares Ceuta 54, encabezado por el teniente coronel Víctor Fernández, quien estuvo acompañado de oficiales y suboficiales, así como por una escuadra de gastadores con guión que abrió el cortejo procesional.

Durante su homilía, el prelado afirmó: «Jesús Cautivo y maniatado ha desatado a todo hombre de las cadenas del mal, del sufrimiento, del dolor y de la muerte». «El Cautivo nos llama a encontrarnos con Él. Él sale a nuestro encuentro, acojámoslo de veras», añadió Catalá, quien exhortó a los fieles a poner a Cristo en el centro de sus vidas.

Asimismo, el obispo hizo referencias al nuevo juego de potencias que estrenará Jesús Cautivo el Lunes Santo y que bendijo al final de la misa. «Las potencias son ejemplo de su realeza y su potencia salvadora», dijo Jesús Catalá sobre una pieza patrimonial que ha sido elaborada con las donaciones de los hermanos y devotos tras el proyecto impulsado en 2019 por los hombres de trono del Señor de Málaga y que ha ejecutado el taller de orfebrería de Alberto Quirós.

Tras la eucaristía, a la que asistieron, entre otros, el hermano mayor de la cofradía, Mario Ortega, el alcalde de la capital, Francisco de la Torre, y los portavoces del PP y PSOE, Elisa Pérez de Siles y Daniel Pérez, respectivamente, interpretaron sendas saetas Araceli Campillos y Miguel Ángel Lara 'El Canario', tercera y segundo clasificado en el concurso nacional de saetas que organiza la Peña Recreativa Trinitaria.

Entre una multitud que se agolpó en las calles y esquinas –hubo zonas donde se podían contar más de veinte filas– y que no ahorró en piropos, vivas, lágrimas y claveles (a seis euros la docena y a tres euros, la media), Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad llegaron al Hospital Civil para la siempre esperada y emotiva visita a los enfermos. Lo hicieron a los sones de 'Alma de la Trinidad', interpretada por la banda sinfónica Virgen de la Trinidad.

Como es tradicional, en la puerta del centro hospitalario los hombres de trono dejaron su puesto bajo los varales al personal sanitario. Entre quienes metieron el hombro, el viceconsejero de Salud, Miguel Ángel Guzmán, y el director del Hospital Regional, José Antonio Ortega. La consejera de Economía y Hacienda de la Junta, Carolina España, fue la encargada de dar los toques de campana para que el trono entrara en el hospital.

En el interior y tras unas palabras del capellán del centro hospitalario, Andrés Merino, donde pidió por los enfermos y dirigió el rezo del Padrenuestro y el Avemaría, se bendijeron las medallas que se les impusieron a unos enfermos visiblemente emocionados. Las saetas de Antonio José Nieto, ganador este año del concurso nacional que se organiza en Málaga, y Diana Navarro pusieron el punto y final al acto en el Civil.

Con el acompañamiento a partir de este momento de la banda de cornetas y tambores de Jesús Cautivo, el Señor de Málaga y su Madre se dirigieron hacia su encierro entre un mar de devociones que abarrotó la plaza del Hospital Civil, la avenida de Barcelona y las calles Regente, Sevilla y Trinidad, donde se repitieron los vivas, los aplausos, las petaladas y las lágrimas. Antes de enfilar el último tramo de su recorrido, el trono rindió visita a la casa hermandad del Santo Traslado y la Soledad de San Pablo para protagonizar un encuentro entre devociones trinitarias. Casi cinco horas después del inicio del traslado, Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad entraron en su salón de tronos a la espera del Lunes Santo.