Hasta tres mil personas se han llegado a reunir en torno a una de las ermitas más recónditas de la provincia de Málaga un día tan señalado como el 25 de diciembre. La excusa para ese encuentro es la conocida como Fiesta de Jeva ... , nombre con el que se conoce a esta capilla situada entre las aldeas de La Joya y La Higuera, al sur del paraje natural del Torcal.
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Desde las 10 de la mañana hasta las tres de la tarde, cada año se celebra una singular tradición en la que se mezclan la devoción religiosa por la Virgen de la Purísima, los verdiales, muy arraigados en esta zona y su entorno, y la gastronomía típica de estas fechas.
Si el día es soleado, allí se aglutinan hasta tres mil personas, según explica el secretario de la Hermandad de la Virgen de la Purificación de Jeva, Alonso Martín. Ya desde los primeros momentos se comienza a sentir el ambiente festivo y afable de esta cita. «A las 10 de la mañana comienzan a venir las pandas y las pastorales de los tres caminos que llegan hasta la ermita mientras suena el típico repique de campanas», explica Martín. Estas tres sendas son las que proceden de Villanueva de la Concepción, de Antequera y Valle de Abdalajís y desde La Higuera.
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Con ese preludio musical, se da pie a la tradicional misa, que suele tener lugar en torno a las 10.30 horas. Tras el rito religioso tienen lugar los conocidos como 'choques de pandas', una tradición asociada a los orígenes de los verdiales, en el que estas agrupaciones se pican con acordes y ritmos, como ocurre cada mes de septiembre en Benagalbón. En esta edición se contará con cuatro pandas: Aires del Torcal, Valle de Abdalajís, Loma de Rojas y Juvenil de Jeva.
También forman parte de esta singular fiesta navideña las pastorales -en este caso, La Ilusión, de Puerto de la Torre, y Santa María del Cerro-, que aportan los tradicionales villancicos. El relevo de éstos lo toman los poetas que participan en el «un concurso de coplillas en honor a la Virgen», según narra el secretario de la Hermandad de la Virgen de la Purificación, organizadora de este evento. Los participantes en ese certamen suelen provenir cada año de distintos puntos de la geografía provincial e incluso algunos de otros puntos del país con aquellos oriundos de la zona que se vieron en su día en la necesidad de emigrar.
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En esta procesión, que arranca en torno a las 12.30 horas, no se saca una escultural sino un lienzo de la Virgen, que recorre el entorno de la ermita hasta las 15 horas aproximadamente, en la que se da por concluida este Día de Jeva.
Otro aliciente de esta fiesta está relacionado con la gastronomía. Tal y como relata Alonso Martín, allí se dan degustaciones de café y tragos de aguardiente, que se acompañan de buñuelos, mantecados caseros o rosquillos: «Esto era lo típico que se le daba a las pandas de verdiales cuando iban a tocar por los cortijos».
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Muchos se preguntan hoy por qué esta tradición tiene lugar un día tan señalado como el de Navidad. En realidad, el origen de esta fiesta estaba en el 28 de diciembre, pero se retrasó unos días para no coincidir con la Fiesta Mayor de Verdiales, que cada año se celebra en el barrio malagueño de Puerto de la Torre.
Aunque no se puede asegurar con certeza, parece ser que el origen de esta jornada a ritmo de verdial tiene su origen en el siglo XIX. En concreto, se señala el año 1820 como punto de partida. En ese momento se festejaba la restauración de la capilla de Jeva, que anteriormente, según algunos relatos históricos, se construyó con los restos del desaparecido castillo de Xévar.
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Esta tradición, declarada desde la década de los años 90 como Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, llegó incluso a desaparecer. Fue en los sesenta, debido, entre otros motivos, al éxodo de los que abandonaron el campo para irse a las ciudades o incluso «al luto por muchos fiesteros», como aclara Martín.
El resurgir del Día de Jeva llegó casi tres décadas después, en 1989. A pesar de muchos años de inactividad, la fiesta ya ha encadenado con esta próxima edición treinta y una ediciones más, gracias al tesón y a la ilusión que ponen los habitantes de las citadas aldeas de La Joya y La Higuera, pero también de otras poblaciones del entorno, como Valle de Abdalajís, Almogía, Villanueva de la Concepción, Antequera o incluso el barrio malagueño de Puerto de la Torre. Para muchos de sus vecinos, la ermita de Jeva es un punto de encuentro ineludible cada 25 de diciembre.
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