Casablanca, la metrópolis de Marruecos

Qué comer: Los olores a esas especies tan características de la cocina marroquí ya alimenta. Durante la estancia en esta ciudad hay que organizarse para degustar platos tradicionales como el cuscús bidaoui de verduras y carne; el tajine, considerado el gran guiso de Marruecos que se cocina con todo tipo de carnes o pescado en un recipiente de barro singular cuya tapa es un cono alargado. También hay que probar la bissara, un puré de habas; la sopa harira, hecha con carne de cordero o ternera, legumbres y tomate y condimentada con pimienta negra, cilantro y jengibre; o el touajen, un estofado de carne de cordero o pollo en escabeche, que de hacerse con pescado se llama Hout. Los aficionados a los fogones no pueden dejar de comprar algunas de las especias más típicas, con especial recomendación del Râs el-hânut que cuentan con más de una decena de especias diferentes para el cuscús, los tajines o el hummus. Otro condimento clásico a considerar es la harissa, una salsa de pimientos rojos picantes especiada con ajo, cilantro y aceite de oliva que da un toque especial a todos los platos.

Dónde comer: Como ciudad portuaria, el pescado y el marisco son parte esencial de la cocina de Casablanca. En el puerto de pesca, Ostréa y Port de Pêche, y en la Corniche, la marisquería La Mer, se pueden saborear los platos más tradicionales. El Cenador junto al Faro, con magníficas vistas, o Taverne de Dauphin, junto a la medina cercano al puerto comercial, son otras alternativas. En el centro de la ciudad si buscas algo más rápido y económico hay muchos restaurantes de brochetas o pinchitos como Mr Brochette y La Grillardiere de Chawarmas. Para cerrar el día es un imprescindible el Rick's Cafe, que está inspirado en la película 'Casablanca' y que es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Ofrece música en vivo y una amplia selección de cócteles.

¿Qué no te puedes perder?: El reclamo estrellas es la Gran Mezquita Hassan II, construida en el agua y con un minarete de 210 metros de altura que lo convierte en el más alto del mundo. La sala de oración es gigante y puede albergar hasta 25.000 personas. Sin embargo es fundamental en la visita a Casablanca recorrer La Corniche, toda la franja costera con inmejorables vistas del océano Atlántico. Ya en el casco histórico de la ciudad hay que conocer la Antigua Medina y las callejuelas de su entorno repletas de pequeñas tiendas, talleres y vendedores ambulantes. La Plaza de las Naciones Unidas, la Torre del Reloj y la Mezquita de Moulay Youssef junto al Barrio Habous, de calles empedradas y edificios de estilo colonial francés, conforman otro circuito. Una visita al mercado Central de Casablanca o a la Plaza de Mohamed V, desde donde ver la Corte Suprema de Marruecos, el Ayuntamiento y el Teatro de Casablanca, es otro de las rutas a realizar.

Compras: Artesanía y especias son los principales reclamos de los visitantes, unas compras que además permiten descubrir la vibrante vida de esta ciudad. El mercado más popular es el Marché Central, que también es un buen lugar para probar la cocina local. Sin embargo, Habous Quarter es el barrio más conocido por sus tiendas de artesanía: alfombras, cerámica, cuero y joyas. Además de ser el sitio propicio para adquirir productos como aceite de argán, dátiles y productos de belleza. Resulta también interesante las propuestas de la Cooperative Artisanale de Casablanca formada por artesanos que ofrecen productos de alta calidad y que organizan talleres para aprender sobre la artesanía marroquí. Para disfrutar del ambiente hay que visitar el Souq Bab Marrakech, un mercado al aire libre propicio para comprar souvenirs.

Casablanca es también una escapada ideal para viajar con los pequeños de la casa. Las playas invitan a una jornada de juegos en el mar. Ya en el centro el Parque de la Liga Árabe, con más de 30 hectáreas, es otra alternativa en la que encuentran, además de zonas verdes y estanques, un parque de atracciones y un pequeño zoológico.

El tranvía es el transporte más aconsejable. Cuenta con 48 estaciones y el billete sencillo cuesta 6,5 dirhams, que se saca en máquinas expendedoras. El autobús no es muy recomendable. En cuanto al servicio de taxis hay que distinguir entre el Petit Taxi, pensado para trayectos urbanos, y el Grand Taxi, que puede realizar viajes fuera de la ciudad. Hay notables diferencias de confort y de equipamiento.