Belfast, el origen del Titanic

Qué comer: La primera comida fuerte del día es justo el desayuno irlandés compuesto de salchichas, jamón, morcilla negra y blanca, huevos, tomates, judías con tomate y mantequilla. Con ese chute de energía el almuerzo es puro trámite porque el siguiente plato fuerte es la cena, que se adelanta en torno a las seis de la tarde. Precisamente es importante saber, si quieres ahorrar algo, que se puede aprovechar la oferta del 'Early bird', que se sirve sobre las 17.30 a un precio reducido para atraer clientes a los restaurantes. Es un buen momento de degustar platos típicos como el irish stew, el estofado más famoso de Irlanda que se hace con patatas, ternera, zanahorias, cebolla y cerveza; el whisky chicken and leeck pie, otro guiso acompañado con hojaldre y pollo al whisky irlandés, patatas y verduras; o el guinnessirish stew, otro plato contundente con carne, verduras, patatas y salsa hecha con la clásica cerveza Guinnes, un imprescindible en Irlanda. Para el postre, además de la tarta de chocolate al whisky, es recomendable probar el clásico rhubarb crumble realizado con el ruibarbo, que es un tallo comestible de color rojizo que se hace en almíbar y que lleva también manzana.

Dónde comer: Como consejo, es toda una experiencia visitar los mercadillos de agricultores para degustar productos locales y artesanos. Pasar por St George's Market es una cita obligada. La atracción turística más famosa de Belfast es la experiencia del Centro Interactivo Titanic Belfast en el que también puedes disfrutar de propuestas gastronómicas propias de este crucero de lujo. También en el Titanic Hotel, antigua oficina donde los constructores Harland & Wolff diseñaron este barco, se sirve el té de la tarde en el Harland Bar. Y para completar el tour gastronómico vinculado al Titanic, otra alternativa es hacer una visita y una cata de whisky en Titanic Distillers, en la histórica Titanic Pumphouse. Para saborear otro clásico, el 'fish and chips', hay que pasar por de Long's.

¿Qué no te puedes perder?: Belfast quiere pasar página a su turbulento pasado marcado por el conflicto por la independencia de Irlanda entre los republicanos católicos y los monárquicos protestantes. Una historia que es todo un reclamo para los amantes del turismo político que tienen una cita en el recorrido por los murales de Shankill Road, una de las calles mas castigadas por atentados y donde este arte recuerda a las víctimas, o por Falls Road, barrio cristiano, o en el Jardín del Recuerdo, donde se honra a los muertos en la lucha. Sin embargo, la ciudad está en pleno proceso de transformación y este año ha programado la mayor celebración creativa y cultural de la ciudad hasta la fecha. Su ambiciosa apuesta se basa en tres temas: la gente, los espacios y el planeta. Por eso, ha planificado más de 200 actividades para residentes y visitantes, que se suman a sus clásicos reclamos como el impresionante barrio del Titanic hasta su mercado gastronómico del siglo XIX, los edificios históricos como el Ayuntamiento hasta sus magníficos jardines. La capital de Irlanda del Norte es la segunda ciudad más grande de la Isla Esmeralda después de Dublín y es también la puerta de acceso a la Ruta Costera de la Calzada, un itinerario natural lleno de extraordinarias formaciones geológicas, playas y altísimos acantilados que transcurre desde Belfast hasta Derry-Londonderry. Si eres fans de la historia del Titanic no puedes perderte el célebre Titanic Belfast, y el Museo Titanic, remodelado el pasado año y en el que revivirás desde la construcción hasta su botadura y podrás conocer todos los detalles del barco. Incluso se programan visitas guiadas a los astilleros donde se construyó. Pero además, hay que descubrir su catedral y visitar el castillo de Belfast para disfrutar del ascenso a Cave Hill e inmortalizar unas vistas aéreas espectaculares de la ciudad. Otro reclamo son los exteriores de la serie de HBO Juego de Tronos en un recorrido de un día desde Belfast. Toda una experiencia.

Compras: En la maleta de vuelta, además de un buen wiskhy, puedes traer objetos de cerámica local, textiles y, como no, recuerdos del Titanic. Cornmarket es la calle comercial por excelencia, una zona muy animada y peatonal en la que se puede disfrutar de una mañana o tarde de compras.

La visita al museo del Titanic es toda una aventura para los pequeños de la casa, a los que se les entrega un mapa para que busquen peluches que representan la tripulación y pasajeros por las diferentes salas. Otro imprescindible es recorrer el museo W5, concebido para los niños con posibilidades para coquetear con la ciencia y disfrutar del juego libre. Una ruta por los murales que relatan el conflicto que ha marcado la historia de esta ciudad es otra buena opción, junto con la de un paseo por el jardín botánico.

Belfast es una ciudad pequeña, de unos 300.000 habitantes. Para hacer un recorrido turístico es toda una experiencia viajar en uno de los Taxis Negros, un servicio creado en los años en que en la zona oeste de Belfast se prohibió el paso de autobuses, para que estos no se convirtiesen en barricadas improvisadas. En cuanto al transporte público, la mejor opción para desplazarte por la ciudad es el autobús, aunque andando se pueden visitar los principales reclamos turísticos. Sin embargo para ir al Museo del Titanic, hacer un tour por los Murales de Belfast o por la Universidad, el bus es lo más recomendable. El precio del billete es de 1,70 libras, aunque si compras el billete para todo el día es más barato. Por unas dos libras puedes desplazarte todas las veces que quieras.