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Esta semana elegimos un destino singular con vuelo directo desde el aeropuerto de Málaga. Facturamos maleta al aeropuerto de Basilea, Mulhouse y Friburgo, que te abre la puerta a tres países, Suiza, Francia y Alemania. Además, lo hace a estas tres tranquilas ciudades que son ... las capitales del arte suizo, del automóvil galo y de la Selva Negra. Cuentan con ofertas que se complementan y que aúnan atractivos para los amantes de los coches, el arte o las rutas en bicicleta de montaña y el senderismo. Este aeropuerto transfronterizo, también llamado Euroaeropuerto, permite una escapada aérea sin escalas desde la Costa del Sol muy particular, en la que hay que tener en cuenta que Suiza no es miembro de la UE y ello afecta, por ejemplo, a la moneda o al roaming. Como ventaja es importante destacar que si pasas la noche en Basilea, tanto en hoteles como en Airbnb, tienes derecho a la BaselCard con la que puedes utilizar el transporte público gratis.
Aerolíneas que vuelan a Basilea desde Málaga
Compañía Aérea Easyjet. Vuela a diario y en distintos horarios, con dos conexiones al día los lunes y los viernes.
Duración del vuelo Dos horas y media.
¿A qué precios? En una búsqueda reciente, y teniendo en cuenta que los precios cambian casi que a diario, es posible viajar en vuelo directo desde Málaga por 164 euros, ida y vuelta, saliendo el próximo día 23 de junio y volviendo el 26. Hay precios, incluso mejores, si se plantea el vuelo para finales de agosto.
Para ir del aeropuerto a la ciudad En esta ocasión hay que plantearse tres alternativas, porque en el mismo aeropuerto ya te dirigen hacia la salida de Francia o Alemania y la de Suiza, en la que, hasta su incorporación en 2004 al espacio Schengen, existía una aduana al no ser este país miembro de la Unión Europea. El aeropuerto está ubicado en territorio francés, sin embargo, la ciudad suiza Basilea es la que se encuentra más cerca, a unos seis kilómetros de distancia y unos doce minutos a la estación central de la urbe. En este caso hay que tomar la línea 50 de autobús, que sale de lunes a domingo, incluso los días festivos, como mínimo cada diez minutos. El precio es de 6,10 francos suizos, con tarifa reducida para niños y gratis con la BaselCard. Para llegar al casco antiguo de la francesa Mulhouse, a unos 30 kilómetros, el trayecto es de unos 25 minutos. Hay que coger el bus 'Distribus', línea 11, que sale cada 15 a 30 minutos y el precio de un billete es de 2,50 euros. El trayecto en autobús dura sólo 10 minutos. Al llegar a la estación puedes subirte al tren con dirección a Mulhouse. En cuanto a la distancia hasta la ciudad alemana de Friburgo es de 75 kilómetros, necesitando unos 50 minutos para desplazarse. Cada hora sale un autobús directo. Es mejor que reserves los billetes con antelación a través de la página web de FlixBus.
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Qué comer: En esta escapada especial apuntaremos un plato típico de cada una de las ciudades. Así en Mulhouse hay que probar la receta más popular de la Alsacia, la tarte flambée, que consiste en una masa de pan simple sobre la que se colocan cebolla cruda, panceta o beicon y nata líquida. En Basilea el plato fuerte son los dulces y el Läckerli el más famoso panecillo dulce con un sabor delicado a miel, almendras y fruta confitada que recuerda mucho al pan de especias. Y en Friburgo hay que darse un homenaje de la tradicional tarta de la selva negra, Schwarzwälder Kirschtorte, con bizcocho borracho con licor y mermelada de cereza, chocolate y nata.
Dónde comer: En Basilea hay que hacer parada en el restaurante Gasthof zum Goldenen Sternen, que existe desde aproximadamente 1412. En la ciudad del automóvil, Mulhouse, las alternativas de Petit Marcel la Rôtisserie; Le Rustique o Le Cellier son garantía de éxito. En Friburgo hay que degustar la variedad de cervezas artesanales y catar los típicos vinos. Para ello, las propuestas son las cervecerías Hausbrauerei Feierling y Martin's Bräu.
¿Qué no te puedes perder?: En Basilea, la ciudad del arte con más de 40 museos y del Rin, con 2.000 años de historia, hay que visitar la Catedral (Münster), construida en estilo románico y gótico, el Pfalz, detrás de la Catedral, con sus vistas espectaculares del Mittlere Brücke y el barrio Kleinbasel, así como el Ayuntamiento en la Marktplatz. Un recorrido por el barrio Spalenberg, con la puerta Spalentor, es otra buena alternativa. En Mulhouse, la ciudad del automóvil expone coches que se remontan a 1878, incluidos clásicos de carreras de Mercedes y Bugatti, también se puede disfrutar en la Cité du Train de históricas locomotoras y vagones. Una visita al templo neogótico de Saint-Étienne, construido en el siglo XVIII, con una vidriera del siglo XII, es otro de los imprescindibles. Y en Friburgo lo mejor es disfrutar de sus montañas a través de once rutas de ciclismo y de su casco antiguo, en el que la historia de la ciudad, que data del siglo XI, está presente en los edificios y las pintorescas callejuelas. La medieval Puerta de los Suabos, las fachadas de las casas y la Catedral de Friburgo contrastan con la arquitectura moderna con el barrio ecológico Vauban.
Compras: En Basilea es imprescindible un recorrido por Zentral Halle, uno de los mejores mercados de la ciudad, y por la calle Stadthausgasse para adquirir algunos recuerdos. También hay que hacer parada en el Cafe Spitz, que vende la cereza cubierta de chocolate más popular con licor. En Mulhouse, la calle de las compras es la Merciere y las galletas Bredala, los vinos blancos alsacianos de las bodegas locales o una pieza de arte única y original de Motoco son algunos de los regalitos a considerar. Por último, en Friburgo hay que dar un paseo por el Gewerbekanal, a través de las calles Fischerau y Gerberau, hasta la calle Konviktstrasse.
En Basilea los pequeños de la casa lo pasarán en grande en el jardín zoológico, llamado «Zolli» por los habitantes de la ciudad, que se fundó en 1874 y alberga un gran número de animales autóctonos y exóticos. También lo pasarán a lo grande en Aquabasilea, con siete toboganes y dos arroyos de agua salvaje con una longitud de 824 metros. En Friburgo la diversión pasa por hacer el tour de las ovejas, visitar el planetario, una excursión al campo o al parque de atracciones. En Mulhouse, el museo del automóvil, que tiene la mayor colección de vehículos del mundo con 400 piezas, así como el Museo del Tren, uno de los más grandes a nivel mundial, harán las delicias de los pequeños, que también disfrutarán en el parque zoológico y botánico.
En Basilea, los tranvías verdes y amarillos forman parte del paisaje de una ciudad con un transporte cómodo y rápido que es gratis si se hace noche en la ciudad. Junto con los autobuses, conectan diversos puntos de la urbe con una frecuencia de paso que varía entre los 5 y los 15 minutos. En Friburgo, la mejor opción para moverse es el tranvía, entre otras cosas porque es el único medio de transporte que tiene permitido el acceso al casco histórico. Los autobuses urbanos, se utilizan más para la periferia. Y en Mulhouse los autobuses y el tren ligero facilitan los desplazamientos por la urbe.
Buen viaje.
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