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Zagreb, la pequeña Viena croata

Qué comer: El cevapcici, una especie de bocadillo de pan plano, conocido como somun, con salchichas especiadas y cebolla, o el strukli, unos pastelitos que se preparan con laminas de pasta y queso, son algunos de los platos típicos que hay que degustar en esta escapada. A los que se puede añadir el börek, un hojaldre fino con relleno de carne picada, verduras y queso, o la pasticada, un estofado de carne de ternera o de buey. Para el postre lo más típico es el Kremsnite, un hojaldre con nata y natillas similar a nuestra milhoja, que los amantes de probar los licores del lugar pueden acompañar con un chupito de slivoviz, que se hace a partir de ciruelas.

Dónde comer: Un parada imprescindible para los apasionados de la gastronomía es el mercado de Dolac, con singulares puestos con todo tipo de productos locales. Un recorrido por calle Tkalciceva permitirá elegir entre una amplia oferta de restaurantes y bares. Para degustar el mejor strukli hay que ir a La Struk y como alternativas para saborear la cocina tradicional son muy recomendables los restaurantes Nokturno o Vagabund.

¿Qué no te puedes perder?: Zagreb se encuentra en el noroeste de Croacia y destaca por su arquitectura austrohúngara de los siglos XVIII y XIX, por sus palacios y por un estilo de vida auténtico y tranquilo en el que parece haberse parado el tiempo. En su centro se encuentra la catedral gótica, en la que sorprenden sus dos afiladas torres de 108 metros de altura que son un símbolo de la ciudad, y la Iglesia de San Marcos del siglo XIII, que impresiona por un colorido mosaico en el tejado en el se representan los escudos de Croacia y de Zagreb sobre un fondo blanco, azul y rojo que son los colores del país. La plaza de San Marcos y la catedral forman parte de ese núcleo medieval del que quedan pocos vestigios. En dicha plaza se encuentra también la sede del Gobierno y el Parlamento, que datan del siglo XVIII, y muy cerca está el barrio de Kaptol, que es el centro primigenio de Zagreb, donde nació la ciudad medieval y en la que se localiza la torre del noroeste, vestigio de la muralla medieval y unas cuantas casas de los siglos XVII-XVIII. La parte conocida como la ciudad alta es la más bonita. En ella puedes descubrir la Puerta de Piedra, que en el pasado era una de las puertas más importantes de entrada a la Ciudad Alta. Tras ella está la capilla de la Madre de Dios, que atesora la única pintura de la Virgen con el niño que sobrevivió al incendio de 1731 y a la que se le tiene gran devoción. La Torre Lotrscak, que antaño formaba parte de la muralla y cuya campana fue sustituida por un cañón, es otro de los reclamos imprescindibles en esta zona. En la parte baja tienes que disfrutar de la plaza Jelačić, el centro de la Zagreb moderna. Los palacios son otros de los grandes atractivos. Desde el de Ilirska Dvorana, el de Paravic o el antiguo convento de las Clarisas, actual museo de la ciudad de Zagreb. La mayoría se concentran en la avenida Demetrova y Mletecka ulica y, entre ellos, destaca también donde vivió y trabajó el escultor Ivan Mestrovic, ahora sede de su obra, o el palacio Amadeo. Los aficionados a los museos, en esta ciudad cuentan con propuestas interesantes como el Mimara, con obras de Rubens, Van Dyck, Canaletto, Renoir o Delacroix; el Técnico Nikola Tesla, donde ver máquinas e inventos croatas; el de Arte Naïf, que reúne una de las mejores colecciones del mundo con obras de más de 1.500 artistas; o el singular Museo de las Relaciones Rotas, con todo tipo de objetos que relatan historias de desamor y rupturas. Una iniciativa que ya han copiado ciudades como Los Ángeles o Ciudad de México.

Una visita al parque Maksimir, en el que se puede hacer recorrido en bicicleta y donde hay muchos monumentos interesantes y edificios históricos, es una opción si se viaja con niños, que vivirán de forma idílica la Navidad en una ciudad que se transforma en un cuento desde finales de este mes. Otra alternativa es conocer el Museo de las Ilusiones, que sorprenderá a mayores y pequeños y en el que los visitantes vivirán experiencias únicas en las distintas habitaciones. En alguna de ellas podrán 'caminar en el techo'. También quedarán encantados con un paseo en el teleférico Sljeme, que tiene unos 5.017 metros de longitud y cuenta con 84 cabinas de diez plazas cada una desde las que contemplar las mejores vistas de la ciudad. Los fans de conocer equipos de fútbol, en la capital croata tienen la oportunidad de saber más del Dinamo de Zagreb, que acumula 24 trofeos que le acreditan como campeón de liga.

Aunque Zagreb es una ciudad que se puede descubrir fácilmente andando, el tranvía eléctrico, que opera la compañía ZET, es una de las mejores alternativas para desplazarse. Puedes utilizarlo comprando un billete sencillo o de un día. El coste es económico. Un pasaje sencillo con validez para 90 minutos es de 1,33 euros, que se incrementa a 1,99 si se lo compras al conductor. Y el que te permite viajar sin límites todo un día tiene un coste de 3,98 euros.