Milán, una ciudad de negocios con mucho arte

Qué comer: Al margen de las clásicas pizzas, en Milán no te puedes perder el Risotto alla milanese, con ese color amarillo que le aporta el azafrán. Acompañarlo con el ossobuco es toda una tradición. Pero, además, hay que aprovechar la estancia para degustar el Vitello tonnato, que se elabora con filetes finos de ternera cocinada con verduras y una salsa de atún y alcaparras; la Cotoletta alla milanese, una chuleta de ternera tierna empanada y frita en mantequilla; o la típica polenta.

Dónde comer: Para matar el deseo de un clásica pizza italiana hay mil lugares, pero Pizzas Am es uno de esos rincones a los que acuden los locales y en los que suele haber una alta demanda. Para saborear la cocina local y disfrutar de la ciudad, las terrazas de la Vía Dante y los alrededores de la Plaza del Duomo ofrecen alternativas como la de Luini, también muy frecuentado por los milaneses para comer los panzerotti, empanadas rellenas de tomate y mozarella, más famosos de la ciudad. Recomendables también por su relación calidad y precio son Combattenti o Trattoria Sabbioneta. Si eres más de pescado no puedes dejar de probar los bocadillos de Pescaria.

¿Qué no te puedes perder?: Milán es una ciudad elegante, donde se nota su fortaleza como centro de negocios y capital del mercado bursátil italiano y donde se deja sentir que es el epicentro del diseño y moda a nivel mundial. Pero, además, de ser una ciudad industrial es también un punto neurálgico de la cultura con un centro medieval en el que impacta al viajero su majestuosa catedral en la plaza del Duomo y sus galerías de arte; la casa de la Opera de La Scala y el convento de la iglesia de Santa María delle Grazie, que alberga el fresco de Leonardo Da Vinci, 'La Ultima Cena'. La Piazza Mercanti, el Santuario di San Bernardino alle Ossa, la pinacoteca de Brera, el castillo de los Sforza, la basílica de San Ambrosio o la de San Lorenzo, son otros de los reclamos turísticos, a lo que hay que sumar un paseo por el cuadrilátero de la moda.

Compras: Los aficionados a ir de tiendas tienen en la Galleria Vittorio Emanuele II, también conocida como el Salón de Milán, el paraíso. Es un centro comercial que reúne los negocios más famosas de la ciudad en un edificio singular construido entre 1865 y 1877 y formado por dos arcadas perpendiculares cubiertas por una bóveda de vidrio y hierro. Aquí se dan cita firmas como Prada, Gucci o Louis Vuitton junto a pequeños locales comerciales y restaurantes entre los que están algunos de los más antiguos de Milán: el Café Biffi, fundado en 1867.

Milán es un destino en el que los pequeños de la casa van a disfrutar hasta de su cocina más popular. En lugares como el Museo de Historia Natural o el interactivo de Leonardo Da Vinci, el planetario o el acuario pasarán unos buenos ratos en familia en una ciudad que también cautiva a los niños con el parque de atracciones Leolandia, a unos 15 kilómetros, o Le Cornelle Animal Park, uno de los zoológicos más importantes de Italia que hospeda más de mil animales.

El metro y el tranvía son las mejores formas de moverse por la ciudad. En el caso del metro, Milán cuenta con la red más extensa de Italia, pese a que son sólo cuatro líneas. Funciona desde las 6.00 de la mañana hasta las 00.30 de la noche, con una frecuencia de entre dos y cuatro minutos. Sin embargo, el tranvía aporta una experiencia singular al viajero con vagones antiguos y recorridos en los que te permite ir conociendo la ciudad. Dispone de una red con 18 líneas que funciona hasta pasada la media noche. El billete sencillo, válido para las zonas Mi1, Mi2 y Mi3 y que puede utilizarse durante 90 minutos desde su validación, es de dos euros. Los tickets para usar el transporte público en Milán se pueden comprar en las máquinas expendedoras de todas las estaciones de metro y en los estancos (Tabacchi). Los precios varían según la zona a recorrer.