Lisboa, una ciudad de mar y colinas

Qué comer: Lisboa es un destino gastronómico con un marcado protagonista, el bacalao. De ahí que el plato principal sea el bacalao à brás, una especie de revuelto que se hace con migas de este pescado, huevos y patatas. El caldo verde es otro clásico. Tiene como ingrediente principal la col gallega, guisada con cebolla, patata, ajo y chorizo. Y tampoco te puedes perder la caldeirada de peixe, una caldereta de pescado, y las francesinhas, similar a un sandwich con varios tipos de carnes coronado con un huevo y queso gratinado. En el postre no pueden faltar los pastéis de Belém, una de las siete maravillas de la gastronomía portuguesa.

Dónde comer: Como capital en la que se cuida y se quiere sacar partido a su buen hacer en la cocina, las alternativas para disfrutar de la gastronomía son más que numerosas. Algunos de los clásicos son el restaurante Floresta das Escadinhas, el A Nossa Casa, situado en el Barrio Alto, famoso por sus recetas de pescado, o el O Trigueirinho, un local familiar en el que se come bien, a buen precio y con productos frescos. Para el postre mejor dejar hueco para ir a la pastelería o Pastéis de Belém, de donde es originario el famoso Pastel de Belém. Recomendable es la visita a la Tasca Mastai, en la que además de comer bien, también es un lugar perfecto para disfrutar de un cóctel con música en directo.

¿Qué no te puedes perder?: Lisboa es una ciudad acogedora, en la que te quedas atrapada con los colores pastel o los azulejos de las fachadas en la ciudad antigua, su patrimonio, su gastronomía y esa música fado que te cautiva. Es una urbe de contrastes, con esa colina coronada por el castillo de San Jorge, y el estuario en el que las aguas del Tajo se unen al océano Atlántico, con el puente colgante 25 de Abril como otro de los protagonistas. Los amantes de hacer kilómetros en caminatas para descubrir los rincones de cada destino tienen en esta escapada la oportunidad de recorrer a pie los principales enclaves. El mejor punto de partida es la Praça do Comércio, con el Palacio Real de Lisboa y unas vistas inmejorables al estuario del Tajo y centro neurálgico de la ciudad. En este paseo hay que recorrer el barrio de La Baixa, que es el más céntrico y turístico y coger el Elevador, inaugurado en 1902 para conectar esta parte baja de la ciudad con su vecino Chiado y conectar con el Convento do Carmo, que ofrece una de las vistas más impresionantes de Lisboa. Hay que caminar también por Alfama, uno de los barrios más auténticos. En cuanto a visitas hay que conocer la Catedral de Lisboa, en cuyo claustro se conservan restos romanos, medievales y árabes, y la torre de Belém, símbolo de esta urbe y fortaleza que protegía la entrada al Puerto de Lisboa que es patrimonio Unesco. El Monasterio de los Jerónimos, el monumento a los Descubrimientos o el Panteón nacional son algunos de esos lugares que no debes perderte. Y a los que sumar visitas a museos tan singulares como el del Azulejo, el de Carruajes o el del Fado. Si se dispone de tiempo, desplazarse a Sintra o Cascais serán buenos planes a añadir a esta escapada.

Compras: El sitio por excelencia para las compras en Lisboa es la Baixa Pombalina, donde hay tiendas que cuentas con tres siglos de historia. La calle principal de la capital lusa es la Rua Augusta. Sin embargo, Chiado es la zona noble donde la moda y el arte se encuentran, entre galerías y tiendas más vanguardistas y talleres clásicos de los mejores creadores portugueses. Si sigues subiendo, llegas a Príncipe Real, la nueva zona de compras en Lisboa, repleta de pequeñas marcas innovadoras y propuestas artesanales y gourmet.¿Y qué traerte de Lisboa?. Pues hay varios imprescindibles, además de los afamados textiles de manteles y toallas. Se trata de las conservas, con tiendas especializadas en ellas fruto de la potente industria conservera del país, y la ginja, un licor hecho a base de guindas, maceradas en aguardiente, canela y azúcar.

Hay elementos que caracterizan el paisaje de Lisboa y uno de ellos es su tranvía. Un paseo en estos trenes será una grata experiencia en familia. Lo mejor es hacer la ruta más famosa, que es la número 28 porque atraviesa las calles estrechas y las empinadas colinas. También hace parada en los principales reclamos. De ahí que otras alternativas serán explorar las torres del Castillo de San Jorge, donde los pequeños también podrán sobre la historia de Lisboa y el propio castillo en la zona arqueológica de este recinto. La aventura puede continuar en la fortaleza de la Torre de Belém. Los amantes del fútbol pueden descubrir la historia y los estadios de dos de los grandes: el Benfica y el Sporting de Portugal.

Las mejores opciones para moverse por Lisboa son el tranvía, el metro, los funiculares y los elevadores. Y es importante saber que es fundamental contar con la tarjeta Viva Viagem en la que se cargan todos los billetes de transporte público de Lisboa y que es recargable. Su coste es de 0,50 euros y es válida durante un año. Se puede comprar en las maquinas automáticas. Otra opción, si se contempla hacer muchos traslados es comprar el abono diario por 6,90 euros o comprar la Lisboa Card, que además permite el acceso a más de 30 atracciones turísticas e incluye el transporte público de forma ilimitada.