Cementerios, criptas y monumentos funerarios en la provincia de Málaga

Desde los primeros pobladores hasta el siglo XX, Málaga tiene un interesante legado funerario que va desde las necrópolis más antiguas hasta los cementerios más singulares, dotados de cierto romanticismo para muchos. En cada uno de ellos hay una historia que contar: desde el personaje histórico que yace en una de sus tumbas hasta el valor artístico de algunas construcciones. Por supuesto, no faltan las leyendas que se cuentan en épocas tan especiales del año, como en las vísperas del Día de Todos Los Santos. Estos son algunos de los enclaves funerarios más originales de la provincia de Málaga.

Situado bajo la iglesia de San Jacinto, en la localidad de Macharaviaya, se puede ver esta gran cripta en la que están enterrados don José de Gálvez y su esposa. Junto a ellos están otros miembros de esta famosa familia burguesa que hizo que a este pueblo se le conociera en el siglo XVIII como el 'pequeño Madrid' por la influencia que tenía este clan sobre la Corte. Este mausoleo familiar, construido en 1785, se puede visitar gratuitamente junto al resto del legado que los Gálvez dejaron en el pueblo.

Situado al final de la calle San Sebastián de Casabermeja, este camposanto es un legado arquitectónico del siglo XIX, que se mantiene no sólo con la blancura de la cal sino con las originales formas que cobran allí los nichos y los panteones, que lejos de ser tétricos, cobran un aspecto inesperadamente romántico, hasta el punto de que ha hecho soñar a más de un poeta con la posibilidad de que sus restos descansen allí. El cementerio de Casabermeja es uno de los más famosos y peculiares de toda Andalucía, gracias a los abundantes enterramientos en panteones, túmulos y pináculos. Este camposanto, construido en el siglo XVIII, cuenta desde 1980 con la declaración de Monumento Nacional y desde 2006 con el título de Bien de Interés Cultural. Hay quien compara el recinto con un pequeño pueblo de fallecidos, con calles estrechas y fachadas cuidadas. En torno al Día de Todos los Santos, en el marco de la semana cultural de Casabermeja, se hacen en él visitas guiadas y lecturas poéticas.

En uno de los templos más antiguos de Málaga, el Santuario de Nuestra Señora de la Victoria, se puede visitar una de las criptas que más impresionan en la provincia. Se trata de la que mandaron a construir en su día los Condes de Buenavista para albergar su panteón familiar. Esta excelente creación barroca está repleta de sobrecogedoras imágenes relacionadas con la muerte, como carabelas y esqueletos que sobresalen sobre la escayola blanca. Su fondo negro le da a este mausoleo un carácter más tétrico. Actualmente, esta construcción del siglo XVIII recibe muchas visitas guiadas a la luz de la vela, que son organizadas por empresas de turismo que buscan experiencias originales para sus clientes. Otro monumento funerario original es el que se puede ver en el interior de la iglesia malagueña de San Lázaro, en la plaza de la Victoria, situada a pocos metros de este Santuario. En este caso, se trata de una cripta cobijada bajo una bóveda de cañón. Allí se pueden ver tétricas pinturas del siglo XVII que reflejan la transición entre la vida y la muerte. Los nichos que están en su interior están coronados por cráneos con tibias cruzadas y otros símbolos mortuorios.

Otro de los camposantos más originales de la provincia se encuentra en la comarca de la Axarquía. Concretamente, se trata del Cementerio Redondo de Sayalonga, una construcción octogonal del siglo XIX que, según algunos estudios realizados, podría tener relación con la masonería. Al menos, algunos símbolos encontrados podrían confirmar ese origen. No existe en todo el país ningún recinto con esta peculiaridad, lo que lo convierte en una verdadera joya de la arquitectura anónima. Durante muchos años se ha creído que la disposición del camposanto no era casual. De hecho, se consideraba que los nichos se habían colocado de tal forma que no se pudieran dar la espalda unos a otros. Entre las leyendas esotéricas que allí se cuentan, la más famosa es la del Niño Gitano.

Con sólo veintiocho años de edad, José María Hinojosa, más conocido como El Tempranillo, fue enterrado en la Iglesia de Inmaculada Concepción de Alameda, cuyos restos mortales aún permanecen en el patio del templo. Se trata de la tumba mausoleo del bandolero más famoso de Andalucía, considerado por muchos como un auténtico Robin Hood de la época. Cuando murió asesinado en 1833, tras ser víctima de una emboscada, llegó al pueblo moribundo y desahuciado por la gravedad de sus heridas. Como era costumbre en aquella época, fue enterrado en el pequeño cementerio contiguo a la iglesia. Hoy se puede ver una tumba que alude a su mítica figura, aunque cabe reseñar que no implica que sus restos estén allí necesariamente, ya que esta zona, que hoy es el patio del templo, fue remodelada posteriormente. Eso sí, es uno de los grandes emblemas de la Ruta del Tempranillo, que incluye a este municipio malagueño junto a otras localidades de Córdoba y Sevilla.

A un paso del Desfiladero de los Gaitanes, se puede visitar uno de los conjuntos funerarios más importantes de la provincia de Málaga. Conocida como la necrópolis de las Aguilillas, en el camino hacia Campillos, se pueden ver hasta siete construcciones excavadas que forman cuevas artificiales. Se trata de un conjunto con más de cuatro milenios de antigüedad (Entre el Calcolítico y la Edad del Bronce). Como otras tumbas de la época, en ellas se evoca el vientre materno. Muchos años después fueron usadas como trincheras por los republicanos en la Guerra Civil. En algunas de ellas quedan todavía algunos vestigios de aquel uso bélico.

Al igual que otros camposantos singulares de la provincia, el Cementerio de San Miguel fue construido en el siglo XIX. De hecho, ese estilo decimonónico se ha convertido hoy en su mejor reclamo para atraer a visitantes. Situado entre los barrios de Ciudad Jardín y Fuente Olletas, este recinto funerario también alberga numerosas historias singulares, ya que allí fueron enterrados personajes tan conocidos como el compositor Eduardo Ocón, el poeta Salvado Ruda o los pintores José Denis Belgrano y José Moreno Carbonero. A ellos hay que unir los panteones privados donde yacen importantes familias burguesas del siglo XIX. En su día, en una fosa común, fueron enterrados el General Torrijos como sus soldados (éstos en una fosa común), después de haber sido fusilados en la playa de Huelin. Pocos años después sus restos se trasladaron a la plaza de la Merced para darles dignidad.

En la finca Cortijo de la Capuchina, se pueden ver los restos de lo que fue un mausoleo romano. Aunque ahora apenas quedan dos muros, se puede percibir que en su día fue una cripta para enterramientos. De hecho, así lo han corroborado los hallazgos de las catas arqueológicas que se han realizado en la zona. En su día, el historiador Rafael Puertas reconstruyó esta edificación, que tenía forma de casa y tenía elementos ornamentales en forma de podio, como en muchos templos romanos.

En el Valle del Genal hay un pueblo que aprovechó la estructura de su castillo medieval para alojar el cementerio. Se trata de la localidad de Benadalid que tiene en la entrada de su casco urbano esta singular fortaleza que todavía hoy hace las funciones de camposanto. Este recinto amurallado fue construido posiblemente en el siglo XIII. Tras la Reconquista, la fortaleza pasó a pertenecer a los Duques de Feria, quienes hicieron una importante remodelación en el XVIII, y a la Casa de los Medinaceli. En el centro del recinto se conserva todavía hoy un aljibe subterráneo.

Considerado como el primer camposanto protestante de España, el que hoy se conoce como Cementerio Inglés fue levantado en el siglo XIX. Está considerado por méritos propios como uno de los recintos funerarios de mayor belleza del país. De hecho, es en sí mismo un auténtico jardín botánico. Entre los restos de personajes importantes enterrados allí, están los de Gerald Brenan, Jorge Guillén, Robert Boyd (financió la expedición del General Torrijos) o las víctimas alemanas de la fragata Gneisenau, que naufragaron en la costa de Málaga en el año 1900.

En el pueblo que vio nacer a Fray Leopoldo, Alpandeire, se encuentra una de las iglesias más imponentes de la provincia de Málaga, la de San Antonio de Padua, a la que se conoce como la 'catedral de la Serranía' por sus dimensiones –sobre todo si se tiene en cuenta el tamaño del pueblo-. En su interior, se conservan dos momias que pueden llevar allí unos tres siglos. ¿Por qué están tan bien conservadas? Ésa es la pregunta que se hacen muchos visitantes. Hay quienes creen que es porque los cuerpos fueron embalsamados previamente. También están los que piensan que las condiciones naturales de esta zona del Valle del Genal han propiciado que no se deterioren con el paso del tiempo.

En el parque periurbano de San Isidro, también es de obligada visita el Centro Dolménicos de Corominas, donde se puede ver el conjunto megalítico más importante de la Costa del Sol, que se encontraron en los trabajos de construcción de la autopista de peaje Estepona-Guadiaro. Está compuesto por cinco dólmenes que se hallaban en un excepcional estado de conservación.

En la que se considera como la mayor fosa común de la Guerra Civil se erige un monumento a casi tres mil fusilados. Inaugurado en 2014, este panteón está integrado en lo que fue el Cementerio de San Rafael. Se trata de una pirámide de algo más de ocho metros de altura situado junto al colindante Camino de San Rafael.

El monolito más famoso de Málaga es un monumento que rinde tributo al General Torrijos y su intento fallido de levantarse contra el absolutismo de Fernando VII. De hecho, hasta allí se trasladaron los restos mortales de este militar y sus fieles soldados, que fueron fusilados en Huelin, desde el Cementerio de San Miguel. Tuvieron que pasar once años de su muerte para que se llevaran hasta la cripta situada bajo el monolito que preside la emblemática plaza de la Merced. Se trata de un pequeño recinto vallado del que se ha llegado a decir que fue cedido en su día a Francia para evitar posibles ultrajes. Sin embargo, de momento, no se ha encontrado ningún documento que apoye esta tesis. Hoy se considera también como un monumento a la libertad, en la plaza que vio nacer a Picasso y llegó a llevar el nombre del General Riego.

En cualquier recorrido por el patrimonio funerario de la provincia no se pueden olvidar los numerosos dólmenes que hay en la provincia. Los mejores conservados son los que se integran en el conjunto antequerano declarado Patrimonio de la Humanidad en 2016. Se trata de los dólmenes de Menga, El Romeral y Viera, que conforman uno de los conjuntos megalíticos más importantes del mundo.

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