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Ander Azpiroz
Viernes, 26 de agosto 2022, 15:33
«A por todas». Así resume el PSOE la ofensiva política bajo el lema 'El Gobierno de la gente' y que iniciará este mismo septiembre de cara a un 2023 en el que se celebrará una triple cita electoral: municipales, autonómicas y generales.
Pedro Sánchez ... volverá a vestirse la chupa para protagonizar de aquí a finales de año hasta 30 actos en el papel de candidato socialista, citas que en clave municipal y autonómica compartirá con líderes de los territorios en los que gobierna el PSOE. Todo ello con la intención de mostrar no solo la unidad del partido, sino también del liderazgo que sigue ejerciendo sobre él. Se trata, en resumen, de una repetición de la estrategia que tan buenos resultados dio al secretario general del PSOE en las primarias de 2017 en las que batió a Susana Díaz. «A partir del lunes cojo mi coche para recorrer de nuevo todos los rincones de España y escuchar a aquellos que no han sido escuchados, los militantes y los votantes de izquierdas de nuestro país», anunció Sánchez tras verse forzado a dimitir como número uno del PSOE en octubre de 2016 después de que el aparato de la formación lo abandonase. Un año y medio más tarde, la militancia le devolvió el puesto.
En 2022 probará la idéntica fórmula en busca de un éxito parecido, aunque en esta ocasión su rival será el PP de Alberto Núñez Feijóo. El ganador no se llevará una secretaría general, sino la Presidencia del Gobierno.
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Desde Ferraz se rezuma optimismo, al menos de puertas afuera. Desde la sede socialista se insiste en que se agotará la legislatura hasta finales de 2023. «Quedan muchos proyectos por aprobar», se justifica. Aunque la potestad del anticipo electoral corresponde únicamente al presidente del Gobierno, el PSOE tampoco teme que Unidas Podemos opte por provocar el adelanto con un abandono prematuro de la coalición. Y es que, según valoran las fuentes socialistas consultadas, a sus socios de gobierno les interesa tanto como a ellos prorrogar el acuerdo para avanzar en la agenda social del Ejecutivo de aquí a un año, con lo que habría más medallas que colgarse a un lado y otro lado del Consejo de Ministros. Cuantas más medidas sociales se aprueben, más apoyo ciudadano recabará la izquierda, se sostiene.
Más aún, desde el sector socialista se reconoce la necesidad de que el proyecto izquierdista de Yolanda Díaz despegue a pesar de los continuos roces con Unidas Podemos. No se trata de altruismo por parte de Ferraz, sino de que sus dirigentes son conscientes de que existe una gran bolsa de votantes de izquierda que nunca optarán por el PSOE, pero que, de no hacerlo por la plataforma que pergeña la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, podrían optar por la abstención y abrir las puertas de la Moncloa al PP con el apoyo de VOX.
La facción mayoritaria socialista en el Gobierno se amarra a la aprobación el pasado jueves del decreto sobre el ahorró energético para demostrar que la mayoría de investidura sigue viva, pese a las continuas críticas de Esquerra o PNV por la falta de diálogo. En el PSOE se asegura que se dialoga desde el minuto uno, pero que nunca se pueden asumir de primera las propuestas maximalistas de sus socios nacionalistas e independentistas que obligan a estar sentados en la mesa hasta el último segundo de la votación. «Algún día nos va a dar un infarto», se sinceran las fuentes socialistas. Al margen de los riesgos para la salud de los políticos, se saca pecho porque más de 150 propuestas legislativas han salido adelante en los casi tres años que va de legislatura. Y eso que alguna como la trascendental reforma laboral solo salió adelante gracias al voto equivocado de un diputado del PP.
La otra pata de la estrategia del PSOE pasa por «desenmascarar a la oposición». Ferraz pondrá el próximo año el foco en Feijóo. Sobre el gallego, los socialistas afirman que ni es moderado -«como se trata de vender»-, y «tampoco es capaz de liderar España, como demuestra que no consiga hacerlo dentro su propio partido». Esta última aseveración es un dardo dirigido de forma intencionada a la relación entre el presidente de los conservadores e Isabel Díaz Ayuso, un verso suelto que ya causó la defenestración de Pablo Casado.
Ferraz mantiene que, a diferencia del PP, el PSOE cuenta con «equipo, programa y liderazgo», lo que le coloca en la mejor posición para ganar las próximas elecciones. Eso a pesar de los varapalos en Madrid, Castilla y León y Andalucía. Al margen de los resultados, los socialistas mantienen que representan al 95% de la ciudadanía, frente a un 5% de «determinados poderes» que avalan al PP y buscan derribar a Sánchez desde el minuto uno de su llegada a la Moncloa.
La estrategia del PSOE para destacar la figura de Sánchez cuenta con importantes citas de aquí a diciembre. La primera será la próxima semana, cuando el presidente acuda a Alemania invitado por el canciller Olaf Scholz para discutir el plan de ahorro energético de la UE. El 28 de octubre, los socialistas organizarán el 40 de aniversario de la victoria de Felipe González en 1982. Ya en noviembre, la Internacional Socialista se reunirá en Madrid para elegir nuevo presidente. Un cargo para el que suena el propio Pedro Sánchez.
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