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Con respecto a este último recurso, se trata de cámaras que hacen hasta 50 fotografías por segundo. Todas ellas llevan un sensor capaz de detectar cuando se acerca un vehículo y cuando éste pasa por delante de ellas, lanza siete disparos sin flash. Sin embargo, no es hasta que capta claramente la matrícula delantera y las plazas del conductor y acompañante a través del parabrisas cuando inicia la ráfaga completa.
Una vez se han obtenido las imágenes, son analizadas por un software que determina si los ocupantes del vehículo llevan puesto el cinturón de seguridad. Si no lo llevan o hay dudas, remite las fotografías a un sistema que coteja un agente. Éste se encarga de revisar la fotografía y decidir si se ha cometido una infracción. Las sanciones se elevan a los 200 euros y la retirada de cuatro puntos en el carnet de conducir.
Además de esta función, las cámaras de cinturón también detectan otras infracciones, como el uso del teléfono móvil mientras se está conduciendo. Igualmente, comprueban si el conductor lleva la ITV en vigor o si cuenta con seguro en vigor. Y es que unas vez fotografiada la matrícula, se pueden comprobar todos los datos del vehículo.
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