De rozar el cielo a caer en el infierno en nueve meses: el paso de Víctor por el Málaga

El Málaga anuncia el despido de Víctor Sánchez del Amo. Lo hace cuatro días después de suspenderlo de sus funciones por la aparición de un vídeo sexual explícito del madrileño. Siete si contamos desde la incendiaria rueda de prensa de Víctor donde dijo que desde la dirección le habían engañado, además de criticar la incapacidad del club para solucionar los problemas económicos. Fue muy vehemente para demostrar su hartazgo y es evidente que fue un golpe fuerte para el propietario y presidente, Abdullah Al-Thani, y el director general (desde noviembre), Richard Shaheen.

De hecho, el Málaga no esconde que el fin de su relación se debe a esas «causas disciplinarias, de conformidad con la normativa aplicable. El Málaga ha tomado esa decisión considerando los graves daños causados a la institución por los recientes eventos extra-deportivos, al objeto de minimizar su impacto en el equipo y en toda la organización del club», como se lee de forma literal en el comunicado ofrecido por la entidad.

De esta forma, Víctor abandona de forma definitiva la disciplina blanquiazul. Y a la espera de conocer la versión del entrenador madrileño (y sus acciones legales), este es despedido tras vivir una semana negra en el plano profesional y personal. Tras ser víctima, como denunció él mismo, de un chantaje y la vulneración de su derecho a la intimidad con la difusión de un vídeo suyo de contenido sexual explícito, asume ahora un despido que ya esperaba por la guerra abierta contra la dirección -es más, él tampoco entendía otra situación-.

Sin duda, un desenlace que nadie se esperaría cuando llegó al club a final de marzo del año pasado para sustituir a Muñiz. Y que eclipsa en gran parte su huella en el asunto deportivo. Un aspecto, el de su trabajo extrictamente, que el propio Víctor quiso defender en su penúltima aparición ante los medios.

En el plano deportivo, tras dirigir su último partido contra el Oviedo, deja al equipo 16º en la clasificación de Segunda, a un solo punto de la zona de descenso a Segunda B. Esta temporada, el equipo, con todos sus problemas (17 profesionales en lo deportivo y con continuos problemas y cambios en lo institucional) no ha conseguido despegar al Málaga de los puestos de abajo, mermado sobre todo por una preocupante falta de gol (llevan 18 en 23 partidos).

Su balance es de 4 victorias, 11 empates y 7 derrotas. Y la sensación general es que el equipo nunca ha logrado mejorar lo suficiente para dar la imagen de seguridad necesaria para conseguir una solvente permanencia deportiva en la competición. Además del dañino descalabro contra el Escobedo de la Tercera cántabra en la primera ronda de la Copa del Rey. Sólo se cuenta a favor su rendimiento defensivo: es uno de los menos goleados de la Liga (tercero en este registro tras Huesca y Cádiz).

Así se cierra la etapa del entrenador malagueño con la entidad malaguista, en la que aterrizó el curso pasado para sustituir a Juan Ramón López Muñiz. Lo hizo en el mes de abril para intentar encauzar el objetivo del ascenso, y logró grandes registros antes de enfrentarse a la decisiva fase de ascenso. Tuvo un debut de ensueño en Alcorcón, donde ganó por 1-4 y se vio que el ya exmalaguista Javi Ontiveros (ahora en el Villarreal) iba a ser el principal arma de su proyecto a corto plazo, que tenía un solo objetivo: volver a Primera.

Todo eso se truncó llegado el 'play off'. Al Málaga le tocó el Deportivo en las semifinales de la fase de ascenso y ahí acabó claudicando contra los gallegos después de una horrible eliminatoria que acabó con La Rosaleda en lágrimas, dando una de las mejores imágenes del malaguismo en los últimos años. Con una foto en la memoria de todos: la comunión de los jugadores con la grada después de ser eliminados. Desde ese momento, el Málaga fue cuesta abajo y sin frenos. Una historia reciente y muy conocida. Coge el testigo por el momento Sergio Pellicer.