Los jugadores del Málaga, durante un entrenamiento reciente. MARIANO POZO

La plantilla del Málaga, una gran decepción

Después del primer cuarto de Liga no hay un solo jugador del Málaga que ha dado la talla y que se salva del desastre pese a los fichajes realizados

Viernes, 14 de octubre 2022, 00:11

En el descanso del Leganés-Málaga a Movistar le dio por repasar jugadas de Amrabat y, sobre todo, los mejores goles de Dely Valdés. Sentado ... en el sofá, el aficionado blanquiazul probablemente pensó que el fútbol no puede ser tan diametralmente distinto después de ver a los jugadores malaguistas 'obsequiarle' con una primera parte sin una sola ocasión clara. Tras el primer cuarto de Liga, e independientemente de los imperdonables errores de planificación y de la excesiva demora en el cambio del entrenador, otra conclusión respecto al colista de Segunda pasa por la plantilla, una gran decepción.

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Que después de diez jornadas no haya un solo jugador que pueda salvarse del desastre es un detalle elocuente de que ningún componente de la plantilla ha dado la talla. En descargo de algunos de ellos –particularmente Febas y Rubén Castro– se puede argumentar que los experimentos de Pablo Guede han acabado por minarlos anímicamente. Pero con la llegada de Pepe Mel se observa después de cuatro partidos que los futbolistas siguen pidiendo el balón al pie y que los desmarques casi brillan por su ausencia. Y si al menos hubiera capacidad para desbordar en el uno contra uno serviría para compensar en parte la desesperante falta de movilidad...

Manolo Reina, un flan

En el caso del Málaga conviene huir de la generalización y decantarse por los nombres propios, porque desde la portería a la delantera el fiasco ha sido absoluto. Bajo los palos Manolo Reina ha sido un flan desde que cometió un grave error con aquella media salida que acabó en el gol del Burgos en el estreno liguero. Sólo frente al Andorra estuvo al nivel esperado y le valió para salvar el tipo después de su pésima actuación en Santander. El cancerbero de Villanueva del Trabuco ejerce de líder en el grupo, pero ya se sabe que sin un óptimo rendimiento ese liderato es más frágil. Y esta última palabra es el mejor adjetivo para calificar a la defensa, plagada de lesionados (consecuencia en algunos casos de la falta de continuidad la pasada temporada) y únicamente con mejor tono tras la llegada a última hora de N'Diaye.

Atrás es difícil dejarse a alguien en el tintero en el capítulo de suspensos. Juanfran, físicamente bajo mínimos en el tramo inicial y con centros sin exponer y muy lejanos, es indiscutible como lateral derecho porque ni Bustinza (que casi sale a pifia por partido) ni Ramalho tienen profundidad. En la izquierda sucede igual con Javi Jiménez, calamitoso atrás y sin calidad arriba, puesto que Víctor Olmo (ahora gravemente lesionado) ya fracasó en su actuación frente al Burgos la pasada temporada y mostró gravísimas carencias contra Las Palmas. En el centro de la zaga Burgos no termina de arrancar, Juande va camino de un año sin recuperarse mentalmente de sus problemas físicos, y hasta se ha tenido que recurrir a Genaro y Escassi, que partían en la pelea por ser el medio defensivo de un equipo con aspiraciones de estar arriba (otra 'brillante' idea del tándem Manolo-Guede). Genaro, revelación la pasada campaña por deméritos del resto (venía para ser el 16º o el 17º de la plantilla y acabó como el quinto o el sexto), ha estado tan perdido como aquella funesta tarde en La Rosaleda ante el Burgos mientras que a estas alturas Escassi es lo que es, muy lejos de aquel futbolista líder de un Numancia que, por otro lado, no tenía la presión del Málaga.

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N'Diaye, contagiado

Contra el reloj (y contra pronóstico), los artífices de la nefasta planificación al menos acertaron en la llegada de N'Diaye para taponar la sangría en las transiciones de cada rival. No obstante, al final hasta se ha contagiado del pésimo nivel del equipo. Son innumerables las veces que el senegalés, con cierta tendencia a retener la pelota gracias a su corpulencia, ha perdido la pelota en los últimos partidos por la falta de movilidad de sus compañeros (el ejemplo es aquel imperdonable regalo al Andorra). Todos los que deben jugar a su alrededor o con la misión de conectar con los delanteros han ofrecido un nivel bajísimo. A Ramón se le lleva esperando varios años y no pasa de ser un proyecto de profesional con gran nivel en los entrenamientos (contra el Racing y el Andorra Mel le encomendó una misión y luego tuvo que realizar otro cambio al ver que no la cumplía). En otros casos, Jozabed se defiende como medio centro, pero apenas arriesga e interviene lo justo con la pelota; Luis Muñoz tampoco termina de coger ritmo por sus problemas físicos, Febas se ha metido en un laberinto mental que le impide superar líneas con la facilidad que siempre ofreció y Dani Lorenzo no ha terminado de 'tirar la puerta' del primer equipo.

Hervías, Gallar, Fran Villalba...

También ha sido muy decepcionante el papel de los futbolistas (no muchos) que pueden desenvolverse en las bandas. El único extremo de verdad es Hervías, que llegó después de muchísimos meses lesionado y al que se le ve de pretemporada y con enorme inseguridad. Álex Gallar tiende a irse hacia el centro pese a que sus mejores detalles han venido desde las alas porque en el juego interior le sobra individualismo y le falta movilidad. De Fran Villalba, el '10' tan reclamado por Guede, no se ha visto absolutamente nada y además pierde la pelota con una facilidad pasmosa. También ha tenido minutos Haitam, que se diluye demasiado pronto y que además arranca con potencia y luego se frena.

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Arriba Chavarría ha sido visto y no visto –y en cuanto se le exigió un poco más, frente al Villarreal B, volvió a romperse–, Fran Sol parece un clon del Borja Bastón del Málaga –movimientos sin sentido e incapacidad para jugar fuera del área–, Rubén Castro ofrece un preocupante rictus de poca convicción al comprobar que el equipo no le sirve balones en condiciones, y Loren, cuya virtud es el remate, o bien sale en los 'minutos de la basura' o se le exige un papel al que no está acostumbrado. La planificación del tándem Manolo-Guede fue un desastre, el club no reaccionó a tiempo para enderezar el rumbo y también Mel comienza a asumir que debe adaptarse mucho más al grupo de jugadores que maneja, pero nadie puede discutir que después del primer cuarto de Liga la plantilla supone una gran decepción.

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