Las seis razones de la salida de Mel

Numéricamente el Málaga de Mel camina a un punto por partido, y el promedio no alcanza para el objetivo, siendo ya un plazo largo para que su trabajo hubiera fructificado de otra forma. Sus 18 puntos en otros tantos encuentros ligueros son equivalentes a que el equipo no hubiera ganado ni hubiera perdido, sino que hubiera empatado todas sus citas. Precisamente el lastre de las igualadas ha impedido la reacción, porque desde otro prisma, sólo se han perdido dos de las últimas diez jornadas ligueras (y ante el Levante y el Eibar a domicilio).

La etapa de Mel ha sido como repetir el Día de la Marmota. Tomó el equipo a cuatro puntos de la zona de permanencia y sigue ahí varios meses después, pero con menos margen cara al final de la campaña. Esta sensación de competir sin reducir distancias ha sido crucial, después de un empate ante el Burgos, cuando se iba ganando al descanso, que fue la gota que colmó el vaso. A esto se le suma la eliminación en la Copa ante un rival de Primera RFEF, el 'Nàstic'.

El Málaga no crece, no gana partidos con asiduidad, porque le falta gol. En los 18 partidos de Liga con Mel únicamente en el 3-2 al Lugo se marcó más de uno, en un choque en el que se iba con 3-0 y casi no se gana con dos tantos postreros del cuadro gallego. El técnico no ha exprimido la capacidad realizadora de Rubén Castro, siendo su entrenador fetiche y el que más tiempo le ha dirigido en su carrera y mejor lo conoce.

En las últimas comparecencias de Mel no se ha palpado ese convencimiento en su tarea necesario. «Mañana trabajo a las 10.30, si el club no dice lo contrario», dijo tras el empate ante el Burgos. «Entiendo que la gente lo piense. Yo pensaría lo mismo. Yo mientras pueda seguir trabajando por salvar al Málaga lo voy a intentar«, respondió también sobre si es planteable su destitución, una contestación que no denota gran confianza. A esto se suma que en su larga etapa en los banquillos en Primera y Segunda nunca ha vivido un descenso en primera persona, porque fue destituido antes, un detalle sintomático.

El libreto de Mel apenas ha cambiado desde su llegada, más allá de que ha combinado el juego con una defensa de cuatro, lo habitual, y una de cinco, en algún choque más complicado. Pero se ha empecinado en que Febas y Fran Villalba estén casi siempre en el campo, aunque han aportado pocos goles y asistencias y el equipo pierde con ellos capacidad defensiva. El Málaga ha dominado la posesión sin ser un equipo dañino, y los rivales le han hecho daño en transiciones. Tampoco su conjunto ha destacado en el juego a balón parado en ataque o en defensa, labor de cuerpo técnico.

La gestión de Mel en el plano individual de ciertos jugadores no ha sido la más brillante. El caso de Lumor es claro, un lateral por el que insistió en su llegada, pero que ha resultado ser un fiasco. También ha apostado por canteranos con más o menos suerte. Moussa se lesionó tras debutar, pero con otros como Cristian no mantuvo la apuesta, después de que este saliese de una lesión. Inicialmente tampoco confió en Genaro, que ha sido crucial después, antes de un problema muscular en las últimas semanas. Más allá de estos ejemplos, apenas ha lograd extraer la mejor versión de ninguno de sus futbolistas. Quizás su mayor acierto ha sido el cambio en la portería, con Rubén Yáñez, que ahora empieza a mostrar dudas en sus acciones.