Un Málaga caótico hunde a Guede (3-1)

El club tiene ahora la palabra para resolver una situación que parece tener controlada. Los dirigentes mostraron días atrás su apoyo a Guede y quisieron darle tranquilidad al equipo en busca de un cambio de rumbo, pero las circunstancias van dictando sentencia y la cuerda, una vez más, podría romperse de inmediato por la parte del entrenador. Es previsible que Manolo Gaspar mueva ficha en las próximas horas, pues la parcela deportiva de la entidad se viene abajo.

En Tenerife, el Málaga, pese al observarse cierto equilibrio en algunos momentos, volvió a las andadas antes de que el encuentro se convirtiera en un caos. Muy mermado en defensa por las bajas y los problemas físicos de otros, el equipo blanquiazul mostró otra vez desajustes defensivos. Después llegó la roja a un Bustinza lejos de su mejor forma, los cambios drásticos del entrenador o el penalti que se 'inventó' el árbitro. Una nueva noche negra para el malaguismo.

Guede quiso darle continuidad al equipo que jugó y perdió en Huesca, y así lo hizo, con la única incorporación de Bustinza, a menos nivel de lo que se puede esperar, en el lugar del 'tocado' Juande. Y el arranque fue equilibrado frente a un rival con muchas bajas, si bien se observaban ciertas lagunas tácticas de los malaguistas, fundamentalmente en los repliegues y en la labor de contención atrás. De esta forma, como otras veces, llegaría el primer tanto, el de Enric Gallego, que marcó tras varios errores atrás: Waldo le ganó la partida a Bustinza para ceder atrás después para que el ariete local disparara y el balón entrara finalmente en la meta de Manolo tras golpear en Javi Jiménez.

Era el peor escenario para un Málaga con cierta ansiedad por los malos resultados y con muchas dudas dentro y fuera. La moral visitante, de hecho, se resintió, lo que permitió al Tenerife dominar en los siguientes minutos. Pero los 'jugones' del cuadro de Martiricos rearmaban una y otra vez la línea de creación hasta volver a equilibrar el juego, pero sin grandes alardes y con los habituales problemas en los contragolpes del contrario. Fran Sol, Rubén Castro y Javi Jiménez disfrutaron de opciones para el empate, pero no acertaron ninguno de ellos (la más clara fue la del lateral).

Con el paso de los minutos apenas se observaban mejoras destacadas en los hombres de Guede, que disponían de la posesión pero mantenían sus desajustes. N'Diaye se situó algo más retrasado de lo habitual, mientras que los atacantes, muy superiores a su rival gracias a su constante asociación, lo intentaban una y otra vez sin gran éxito ni acierto. Pero, ante tanta insistencia, en una acción aislada en un rechace dentro del área, Álex Gallar disparó con precisión para igualar el choque, algo que, pese a todo, era lo más justo al borde del descanso. Y comenzó a mejorar el nivel el cuadro malagueño en la reanudación, en los primeros instantes.

El partido parecía abierto, sin un claro dueño y a merced de aciertos, desajustes o, incluso, la suerte. Aunque el partido de rompió, más bien se hizo añicos, con una segunda tarjeta a un Bustinza que quizás no debió jugar. Con un jugador menos, el Málaga comenzaba un nuevo encuentro, y muy adverso. Parecía el guion de una película de terror para un equipo que buscaba una reacción para cambiar la dinámica, el rumbo y darle crédito al cuestionado cuerpo técnico. Guede se lo pensó varios minutos y puso en marcha una revolución. Dio entrada a cuatro jugadores para cambiar el sistema y mandó al vestuario, entre otros, a Rubén Castro.

Para colmo de males, después de una oportunidad de Loren, el árbitro señaló un penalti en contra del Málaga por una falta de Juanfran que no se percibe de ninguna manera ni siquiera en la televisión. Grave error del colegiado. Enric Gallego marcó la pena máxima para adelantar a su equipo, mientras que, en pleno ataque visitante, el Tenerife sentenció el encuentro con un gol más, en este caso de Teto. ¿Y ahora qué?.