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«Hay que ser agresivos». Sergio Pellicer no pudo ser más contundente ayer en su entrevista con SUR. Independientemente del alto nivel de sus dos últimos rivales (Mallorca y Espanyol), el entrenador del Málaga parece haber detectacto que el equipo ha perdido parte de ... su esencia. De ahí que la cita de hoy –a la atípica hora del almuerzo, las dos de la tarde– va a servir para comprobar si se recupera la identidad. Enfrente estará en la Nova Creu Alta un Sabadell, rival directo por la permanencia (porque ese es el objetivo del conjunto blanquiazul) al que los goles encajados en los últimos minutos lo mantienen con un engañoso balance de siete puntos.
El Málaga comparece casi 29 años después de su última visita al feudo del cuadro arlequinado (en la única victoria a domicilio con José Luis Monreal en el banquillo, 1-2 con goles de Molina y Villa) y ni puede ni debe mirar por encima del hombro a su rival. El recién ascendido Sabadell guarda muchas similitudes con el juego que exhibía un futbolista imprescindible en la historia blanquiazul, Antonio Hidalgo, artífice con sus goles primero de la salvación y casi segura desaparición en 2007 y a renglón seguido, un año más tarde, del ascenso. Es un equipo vertical, que mueve bien la pelota y con desparpajo para llegar con varios hombres a la zona de remate.
Evidentemente hoy no habrá amistad y aprecio que valgan. Y Antonio Hidalgo, malaguista de corazón y fiel seguidor del equipo en la distancia, planteará el partido para contrarrestar las virtudes blanquiazules. La duda estriba en saber si el Málaga será ese equipo reconocible en la 'era Pellicer', correoso, sólido y eficaz en ataque, o el que se ha visto en Vallecas o en los tres últimos compromisos (añadamos también el disputado en casa contra el Mirandés), vulnerable, de escasa contención y de efímeras apariciones en ataque.
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Recuerdan en el vestuario malaguista que diez de los 14 goles encajados llegaron en sólo tres encuentros (ante Rayo, Mallorca y Espanyol) y que en los otros siete el nivel defensivo fue en líneas generales notable, con la excepción del estreno liguero en Tenerife. No obstante, queda la sensaciòn de que mantener la puerta a cero pasa por una mayor implicación general para arropar a una defensa que, ya sea con cuatro o cinco elementos, ofrece dudas en cuanto se acumula el trabajo.
Al margen queda la obligación de mostrar más desparpajo en las situaciones ofensivas, más valentía para contrarrestar posibles carencias. Y quizá el mejor espejo en que fijarse sea precisamente el rival de este mediodía, un Sabadell que busca decididamente llegar al área contraria por más que tenga la etiqueta de ascendido y no cuente con nombres de relumbrón. Claro que el conjunto vallesano también muestra una debilidad más que manifiesta: la inexperiencia lo ha llevado a sufrir hasta cuatro derrotas en el último suspiro. Sin ir más lejos, la última fue el pasado jueves contra el Almería, que truncó una racha de un empate y dos victorias. Se hace necesario recordar que los otros adversarios ante los que debió puntuar fueron precisamente Rayo, Mallorca y Espanyol, los verdugos del Málaga.
Pellicer podrá contar con casi toda su nómina de profesionales (17 de los 18) gracias a la novedad de la incorporación del extremo Joaquín, aún inédito, si bien la entrada del malagueño en el equipo será paulatina. Con la única baja de Caye Quintana, el regreso de Ismael abre la puerta a que Calero juegue más adelantado y que en las bandas de la medular figuren el madrileño y Rahmani. Teniendo en cuenta que el entrenador puede optar por otras combinaciones en función de que plantee jugar con tres centrales o con una defensa de cuatro, queda saber si mantendrá el trío que actuó de salida frente al Espanyolen el eje de la cobertura (Lombán-Escassi-Juande) e incluso si da un voto de confianza a Matos, del que entonces prescindió en el descanso para dar la oportunidad a Cristo. Es más, tampoco es descartable que se incline por poblar el centro del campo con un tercer hombre.
El detalle
Es el horario más atípico de día al que ha jugado el Málaga en su historia. Fue el 7 de abril de 1968, en un partido en Primera División en Elche. El equipo, dirigido por Otto Bumbel, perdió por 1-0 con gol de Vavá. Jugaron Goicoechea; Montero, Arias, Monreal; Benítez, Ben Barek; Aragón (que esa semana había sido padre de su primer hijo, luego también futbolista, Santi Aragón), Migueli, Martínez, Conejo y Otiñano. Aún quedaban tres jornadas más para acabar la Liga y la permanencia estaba encarrilada. Finalmente acabó décimo entre los 16 participantes.
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Borja Gutiérrez
Borja Gutiérrez
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