De poco vale lamentarse ya, pero el Málaga lleva dos semanas desaprovechando la oportunidad de superar la barrera de los 50 puntos. Una meta que le hubiera servido para zanjar la permanencia, seguir teniendo alguna opción de llegar a los 'play-off' y llevarse ... un chute anímico muy reconfortante por lo que supone a nivel psicológico superar un objetivo mucho antes de lo esperado y alimentar una ilusión insospechada al inicio de la temporada.
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Sin embargo, el equipo blanquiazul acumuló en los dos últimos partidos un sentimiento de rabia, por perder dos puntos en Las Palmas al verse empatado en los últimos minutos, y otro de decepción tras protagonizar uno de los peores partidos de la campaña ante el Fuenlabrada. Una de las peores situaciones que podían imaginar antes de afrontar un final de Liga muy complicado, cuando tendrá que jugar contra tres de los equipos más fuertes del torneo, y que coincide con que son los que el año pasado descendieron de Primera; es decir, Espanyol, Mallorca y Leganés.
Y sin contar otros duelos complicados frente a rivales que se juegan mucho por arriba y por abajo, como son el Girona, que intenta meterse en los 'play-off', el Oviedo y el Castellón. Este último luchará hasta el final por la salvación. En total, seis partidos en los que el Málaga corre el riesgo de dejarse llevar y terminar el curso con una mala dinámica, algo que desde el club van a intentar que no ocurra bajo ningún concepto. El vestuario tampoco quiere ver cómo esta recta final de campeonato empaña su notable rendimiento durante largos periodos de la competición.
Es cierto que la situación no es para nada dramática, ya que el equipo tiene suficiente distancia sobre el descenso a falta de tan pocos partidos para la conclusión, pero es igualmente inequívoco que si en las próximas semanas el equipo no es capaz de sacar resultados positivos puede pasar de la zona media-alta de la clasificación a la zona media-baja y ver reducida considerablemente su ventaja sobre el descenso, aunque sin peligrar la permanencia, claro está.
A pesar de todo esto, en el equipo malaguista intentan analizar la situación desde un prisma más positivo. Consideran que existen más retos que el de luchar por meterse en la fase de ascenso, algo que por otra parte nunca se ha planteado públicamente desde la entidad. De hecho, los principales portavoces negaron tal aspiración. Y entre los desafíos para el próximo mes (la competición regular concluirá el último fin de semana de mayo), uno de los más importantes es sostener una buena dinámica de resultados que sirva como transición positiva para la siguiente temporada.
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Otro es intentar dar una mejor versión contra los equipos más potentes de la categoría. Una ambición que podrán satisfacer esta misma semana, en la que visitarán nada menos que el campo del todopoderoso líder, el Espanyol. Ante este este tipo de plantillas, el Málaga no ha tenido opciones de ganar este último año, y dar la sorpresa ante alguno de ellos es una de las motivaciones del vestuario blanquiazul.
Aunque al hablar de este asunto es inevitable echar un vistazo al estado del equipo, con varias bajas por lesión y que ante el Fuenlabrada se plasmó en un bajón físico relevante. El entrenador, Sergio Pellicer, confía en que fuera sólo una mala tarde y que no afecte al grupo cara a los siguientes partidos. Tiene la tarea de concienciar a los suyos de que, aunque lo parezca, la temporada aún no ha terminado para el Málaga.
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