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Llegó la hora de la metamorfosis del Málaga. Nadie podía imaginar hace 308 días, con el equipo a un paso de los 'play-off' tras la victoria frente a Las Palmas, que aquella sería la última alegría para los aficionados en La Rosaleda, que comenzaría ... una etapa tan crítica de resultados aún no superada, que en nueve meses y medio se requeriría cambiar hasta tres veces de entrenador y que la apuesta para salir del atolladero sería precisamente el entrenador que aquel 20 de noviembre era el inquilino del banquillo visitante. La 'era Pepe Mel' arranca con un entorno reactivado –parece que con la 'guerra de pintadas' ya en el olvido–, con buenos propósitos y con los mejores deseos de que el factor motivador que debe de aportar el madrileño permita poner punto final a la aciaga racha en Martiricos y aprovechar los tres duelos consecutivos frente a rivales ascendidos, Villarreal B (esta tarde, a las 18.30 horas), Racing y Andorra.
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El cambio de escenario es evidente. Pablo Guede había perdido todo el crédito y los dirigentes del club estaban obligados a reaccionar. El director deportivo, Manolo Gaspar, debía ganar una prórroga de la afición (está por ver si la ha conseguido) y el administrador judicial, José María Muñoz, evitar los cánticos también en su contra. Pepe Mel se estrena casi como Natxo González, con pocos entrenamientos a sus órdenes, pero las sensaciones son opuestas porque el flamante entrenador cuenta con avales más que sobrados. Por no hablar de que para muchos era la opción más sólida. Otra cuestión es que logre a las primeras de cambio su objetivo, plasmado en una de sus reflexiones durante su presentación. «Queremos hacer un equipo compacto y reconocible, que tenga automatismos y que conozca la Segunda», recalcó.
Esa quincena de palabras empleada por Mel el miércoles por la tarde refleja los males del Málaga en el primer mes y poco de competición. El equipo no ha sido compacto, tampoco reconocible, ha carecido de automatismos y, aunque moleste decirlo porque Guede es malaguista hasta la médula, su entrenador había cometido una y otra vez errores por un desconocimiento de la categoría y un empecinamiento en un estilo a todas luces equivocado.
Lógicamente, surgen numerosas dudas respecto a los planes de Mel en su puesta de largo como entrenador malaguista. Su estilo siempre ha estado muy definido, basado en la posesión de la pelota, y la configuración de la plantilla sí se lo permite (entre otras razones, porque no abundan los futbolistas para salidas rápidas). Más complicado parece el objetivo de una rápida 'recuperación tras pérdida', porque ahí se ha observado hasta el momento una debilidad en el ritmo de robo de balón, así que la principal receta a día de hoy pasa por comportarse más como conjunto. Mostrarse como bloque resultará crucial, con la figura de N'Diaye como eje del compás, mientras que en ataque se atisba que Rubén Castro será mejor aprovechado tras la llegada de su 'padre futbolístico' (es el quinto equipo en el que lo dirige).
El Málaga deberá mejorar notablemente en la faceta defensiva para no sufrir frente al Villarreal B. Cualquier filial destaca a partes iguales por el descaro y la bisoñez de sus futbolistas, De salida apenas pagó la novatada porque cuenta con un puñado de futbolistas que ya atesoran experiencia en el plano profesional. No obstante, aún debe pulir el defecto propio de un equipo en crecimiento: rinde sensiblemente mejor al calor de su gente que a domicilio. Además, en sus dos últimas salidas ha sufrido severos correctivos. Bien es cierto que frente a equipos potentes, el Levante (4-1, con 1-1 en el minuto 70) y el Granada (3-0), pero en ambos casos tras conceder un gol en el primer minuto.
El reto mayúsculo para el Málaga está definido: conseguir cierto equilibrio para mantener la puerta a cero. El Villarreal va a exigirle porque tiene futbolistas habilidosos en el uno contra uno y no es el máximo goleador de Segunda por casualidad. Suele llegar con varios futbolistas al remate y además con notable convicción. A Mel se le agolpan aún más las bajas atrás por la sanción de Bustinza y la debilidad física que muestra Juande desde hace ya diez meses. Pero, más que nombres, lo que busca el madrileño (y lo que se requiere en la actualidad) es ser un equipo. La metamorfosis es imprescindible esta tarde para tener continuidad contra el Racing y el Andorra.
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