El Málaga gana en 'La Minirrosaleda' y sigue soñando

Igual que Pellicer encontró hace dos años la fórmula para subsistir con la presencia de dos interiores con llegada, definitivamente ha acertado con el sistema elegido. Porque pueden buscarse argumentos individuales para explicar el cambio de tendencia –sobre todo, la rentabilidad ofensiva de Chavarría en cada partido–, pero la base de este tardío pero convincente intento de remontada pasa por un planteamiento en el que los futbolistas se sienten más a gusto. En Lugo, como en la visita al Villarreal B, la presencia de tres centrales bastó para corregir cualquier error en la entrega o la teórica fragilidad en la contención de la pareja Ramón-Febas; los dos 'carrileros' (Delmás y Cristian) salen pronto de su zona y eso facilita que Fran Villalba y Chavarría no estén tan encorsetados y ofrezcan casi siempre una posición indetectable para el rival, y como consecuencia Rubén Castro ya no es un islote arriba.

Esa es a grandes rasgos la apuesta ganadora de este Málaga de Pellicer, que permite jugar más juntos a la hora de triangular y, por consiguiente, minimiza el riesgo de perder la pelota. Y así jugó el equipo en Lugo, consciente de que debía exponer lo justo de salida para esperar el fallo de un rival hundido y para evitar situaciones de uno contra uno atrás, en las que los centrales (como así sucedió cuando se produjo) podían sufrir con atacantes más rápidos que eficaces.

El Málaga sabía que el Lugo ya ha caído como fruta madura, así que hizo bien en mover la pelota con permutas de posición que horadaran la resistencia de los locales. En un abrir y cerrar de ojos el partido quedó resuelto con dos goles que reafirman esa afirmación. Chavarría sirvió a Rubén Castro un centro prodigioso desde la derecha (cuando partía siempre desde la izquierda) y el ariete hizo historia con ese tanto número 195 que lo convierte también en el máximo realizador de Segunda. A continuación, Febas presionó, el rebote le cayó a Rubén Castro y este confirmó que el Málaga, ahora sí, juega de memoria. Sin mirar, dejó atrás para Fran Villalba, que apareció en posición de 'nueve' para definir con clase.

El control del Málaga había sido apabullante gracias a la capacidad de sus jugadores para asociarse, pero también por la mentalidad más ambiciosa de Febas, muy cerca de la frontal; Fran Villalba, al fin con atrevimiento para pisar el área (de hecho, antes de su gol tuvo una opción al cuarto de hora) y, sobre todo, Ramón, que ahora ya juega hacia adelante y con sus toques supera líneas. Precisamente en una acción de este tipo el '6' blanquiazul se rompió. Pellicer prefirió no renunciar al control y lo sustituyó por Jozabed.

En la reanudación el Málaga sólo incurrió en un error: en determinadas fases se dejó llevar por un correcalles que únicamente beneficiaba al Lugo, con futbolistas tan rápidos arriba como imprecisos en la definición. Para los centrales blanquiazules fue más fácil la vigilancia al delantero centro local, Manu Barreiro.

Al Málaga se le vio cómodo, sin agobios, aunque le faltó asegurar más en el pase en el último tercio de campo. Febas y Fran Villalba compensaron esos fallos en la entrega con la concentración necesaria para ofrecer apoyos a la hora de mover la pelota para sortear la presión del Lugo. También sobró precipitación para aprovechar las llegadas de los 'carrileros'. Pero tampoco fue necesario mostrar más eficacia porque el triunfo nunca peligró. Hoy por hoy, el Málaga muestra una indiscutible convicción y continúa en la pelea por la permanencia.