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Nadie tiene la fórmula perfecta o definitiva sobre cómo dar el salto a un primer equipo como el Málaga siendo canterano, pero el jovencísimo atacante Roberto Fernández bien podría firmar una lista de recomendaciones. El atacante de apenas 19 años, que ya venía cuajando un impresionante rendimiento en su etapa como juvenil, ha aprovechado la inercia de su sobresaliente temporada pasada (marcó una veintena de goles y era un fijo en el equipo que logró el campeonato de Andalucía y fue semifinalista de la Copa de Campeones) para exprimir al máximo las oportunidades recibidas en su primer año en categoría sénior.
Tras completar la pretemporada con el conjunto de José Alberto López a un alto nivel, logró llegar al inicio de la competición como la principal alternativa para la posición de delantero centro a la falta de fichajes, algo similar a lo conseguido por Kevin. Y en la segunda fecha del campeonato, cuando ya llegó Antoñín para ocupar ese rol de rematador, logró reivindicarse partiendo desde el banquillo al anotar el gol que permitió al equipo blanquiazul sacar un punto de su visita a Ibiza. En estas dos jornadas ha demostrado que, aunque lleguen los jugadores que quedan por venir, es una seria opción para el ataque por múltiples razones, que van desde lo estrictamente deportivo hasta la cuestión personal.
Ante la falta de un 'nueve' referencia en el equipo, Roberto ha desplegado su capacidad para jugar de espaldas y fijar a los centrales rivales. Pero también demostró que sabe ir al espacio y definir con decisión en un momento de máxima tensión. Y esto le ha convertido en el interino perfecto a falta de refuerzos. Sin embargo, de seguir mantiendo este nivel podría dilatar lo que ahora mismo está siendo un «sueño» o una «sensación imposible de explicar» como él mismo ha declarado, abrumado por sus propios resultados. Algo que, en cambio, no sorprende al que fue su entrenador la campaña anterior, Nacho Pérez, ahora en el Antequera.
ÍDOLO
NACHO PÉREZ FUE SU ENTRENADOR
«No me sorprende, porque ya hizo una temporada espectacular en el juvenil. Es un chico muy a tener en cuenta, porque además de gol tiene un físico muy poderoso que le hace ser bueno por arriba y en las disputas. A pesar de su estatura es bastante técnico. Puede hacer de '9' y de '10'. Va alternando esa posición, y eso genera muchas dudas en los rivales, le convierte en imprevisible. Sabe fijar a los centrales y luego también hace daño rompiendo al espacio. Esas cualidades le hacen mejor jugador y le va a ayudar mucho para seguir creciendo», valora Nacho sobre Roberto, un jugador con unos inicios menos llamativos en la cantera del Málaga.
Nacido en Puente Genil, llegó en el verano de 2018 procedente del Córdoba y tras haber tenido una mala experiencia en el Sevilla. Pasó de puntillas en su primer año y medio en Málaga y no fue hasta la segunda parte de su segunda campaña en La Academia cuando empezó a despuntar. Una de las claves fue el sorprendente desarrollo físico que experimentó. Ganó en estatura, fuerza y velocidad, armas para potenciar el juego con el que se sentía más cómodo, un fútbol siempre inspirado en Fernando Torres, su principal referente futbolístico. También destacan de él su calidad personal.
«Es humilde, escucha lo que se le dice con atención y tiene ganas de crecer. Esa es la combinación perfecta para triunfar. Es un chico callado e introvertido. Acepta muy bien las críticas y se lleva bien con sus compañeros, hace grupo», ensalza Nacho al que fue uno de sus pupilos el curso pasado. Ahora sigue a Roberto y a otros como Loren con gran cariño. «Dieron un golpe encima de la mesa y ahora están en el primer equipo por encima de los jugadores del filial. Eso dice mucho de ellos y lo que están consiguiendo.
Por la parte que me toca estoy muy orgulloso del trabajo que hicimos el año pasado», concluye el exmalaguista. Otras personas de su entorno destacan de Roberto su sencillez. Lejos de lo que pueda aparentar, es un chaval disciplinado y obediente, un poco tímido en el otro fútbol. Quizás por todo esto ha sido acogido con gran cariño por la plantilla malaguista, en la que ha encontrado en Ramón, otro canterano que pasó por un camino muy parecido al que atraviesa ahora Roberto, su principal apoyo en el día a día del equipo blanquiazul.
Un salto que se ha tomado como su gran oportunidad y que está desarrollando al cien por cien de sus capacidades. Dedicado en cuerpo y alma a esta oportunidad, dure lo que dure. En el Málaga pondrán todo de su parte para que este proyecto de futbolista consiga establecerse y dar el salto. Es una apuesta firme de la dirección deportiva que le renovó en el pasado invierno hasta 2024, lo que se convirtió en su primer contrato profesional. Un vínculo que quizás haya que seguir revisando de continuar con la progresión de las últimas semanas. Lo que se ha ganado por el momento es volver a jugar el viernes.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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