Kevin, la nueva sensación del Málaga

Mientras un aficionado se levanta de su asiento sorprendido, su acompañante no para de asentir. «¡Te lo dije, te lo dije!», repite el menos boquiabierto de los dos. Esta escena resume lo que fue el descubrimiento para unos, y la comprobación para otros, de que Kevin es un canterano especial, diferente.

Es capaz de jugar de la misma forma, atrevida y sin tapujos, en un campo modesto de barrio que en un estadio como La Rosaleda, que además volvió a rugir como siempre, aunque la asistencia se viese recortada por la pandemia. En el Málaga, donde también llevaban madurando tiempo atrás la aparición de este canterano, al que han cuidado y vigilado de cerca (el pasado curso renovaron su contrato hasta 2023), decidieron apretar el botón haciéndole debutar como titular en el estreno liguero, y a los pocos minutos la grada ya estaba entregada.

Se descubrió y conectó de inmediato con el gran público por su creatividad y desparpajo. Gracias a sus acciones, el equipo entró de lleno en el partido y tuvo las primeras ocasiones. Fuertes emociones para un chaval aún por curtirse en la exigencia de la élite que no veía el momento de poder debutar con el primer equipo tras presenciar como muchos de sus compañeros sí lo hicieron el curso anterior mientras su turno no se daba.

Lo mejor estaba por llegar para él, y ahora ha pasado a ser la nueva atracción de la estimada canterana malaguista. No desistió y se lo ganó en pretemporada convirtiéndose en uno de los favoritos del nuevo entrenador, José Alberto López, que le ha arropado desde el minuto por su «talento por pulir». Una implicación que se vio durante el partido y que ayudó a que fuera uno de los debús más especiales de los últimos tiempos por su impacto.

Para recordar algo parecido y reciente hay que trasladarse a los de Ontiveros o En-Nesyri. Además, la historia de Kevin también baña de mística su aparición en una gran cita como la que fue el primer partido de Liga ante el Mirandés. Es en este punto, final y comienzo a la vez, cuando se echa la vista atrás y Kevin ve a un niño descontrolado que ama jugar al fútbol por encima de todas las cosas.

Y para el que llegar a ser futbolista es una fijación. Desde que empezó a practicar sus primeros regates inverosímiles en la plaza de San Pablo, uno de los primeros 'terrenos de juego' que tuvo cerca de sus comienzos en el Llano de la Trinidad, siempre soñó con alcanzar el escenario de La Rosaleda. Ingresó en las filas del 26 de Febrero, y luego se mudó al Malaka. Al poco tiempo, cuando era alevín, el Málaga le reclutó.

Fue de más a menos en su salto al fútbol once, y en aquella agitada época se quedó sin sitio, más por motivos de disciplina que por su juego. Y volvió a ilusionarse en su club de barrio, el 26 de Febrero. Ese paso le dio impulso de nuevo y fue el Sevilla el que apostó por él. Una aventura que no salió adelante y acabó con un retorno temprano a casa.En ese tiempo el debate entre los técnicos de la cantera malaguista era intenso sobre si tendría que repescarlo. Por suerte lo hicieron, aunque la condición era empezar desde cero.

Kevin, ya consciente de su potencial y en constante relación con amigos que empezaban a labrarse un puesto en la élite, arrancó el proceso de maduración necesario que le ha llevado hasta la actualidad, que no es otra que conseguir dar continuidad al juego demostrado y continuar mejorando la toma de decisiones, el posicionamiento defensivo y el físico para aguantar la exigencia de Segunda División.

Luis Muñoz y Antoñín han sido dos de sus escuderos. Son íntimos y quizás pronto vuelvan a juntarse en el mismo vestuario. Aunque quien también le ha aconsejado y apoyado todo este tiempo ha sido el también jugador del Málaga, entre otros equipos, Apoño. Entrenó a Kevin en el 26 de Febrero y desde ese momento no dudaba de que iba a llegar una tarde como la del otro día.

«Siendo sincero, siempre he dicho que más tarde o más temprano Kevin iba a estar en el primer equipo. Futbolistas con sus condiciones quedan pocos hoy en día. Es de los que se la juegan una y otra vez sin miedo a perder la pelota. Es atrevido y con mucho desparpajo. Gusta verlo en el campo», define el otrora centrocampista blanquiazul.

«Fui su entrenador cuando era cadete. Ya se veía que era un jugador diferente al resto. Cogía el balón y hacía lo que quería contra grandes rivales. Él tiene el don de ser futbolista. Yo me siento muy contento de que haya llegado ese día, porque le he ayudado cada vez que he podido. Siempre lo he identificado un poco conmigo. Es un niño de barrio, humilde y con muchísimo carácter ganador. Es muy ambicioso y se merece estar ahí después de todo lo que ha peleado y ha pasado», comenta Apoño.

«Le digo que aún le queda mucho por recorrer, pero estoy seguro que será una pieza importante en el Málaga. Ha madurado mucho, y ha llegado hasta ahí por eso. Los que ya le conocemos futbolísticamente no vamos a descubrir nada sobre su talento. Tiene algo que pocos poseen. Al madurar se ha abierto mucho el abanico de ser futbolista. Está muy centrado y muy seguro», analiza.

«Lleva preparándose mucho tiempo para este momento y no tengo dudas de que lo va a aprovechar. Contra el Mirandés pienso que fue el jugador que más peligro ofreció. Cuando coge el balón puede pasar cualquier cosa. Está asomando la cabeza y si le dan minutos los malaguistas lo van a disfrutar mucho», concluye el exblanquiazul.

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