Secciones
Servicios
Destacamos
Parece una maldición. El Málaga sigue acumulando decepciones lejos de LaRosaleda y ya son nueve partidos sin ganar como visitante. Ni los propios protagonistas aciertan a encontrar las razones, pero lo cierto es que el equipo es otro cuando juega a domicilio. Más lento, más ... patoso, más indeciso y con muchas menos ideas. Se somete al rival y acaba maniatado y frustrado. Muy lejos de su pletórica versión en casa. Los datos son increíbles.
Mientras en Málaga el equipo sólo ha encajado tres goles en contra en nueve encuentros, lo que les sitúa como una de las mejores zagas de la categoría, fuera de su estadio presentan una versión totalmente opuesta. Tras la nueva goleada encajada en Burgos, los blanquiazules ya son la peor defensa de la Liga a domicilio con un total de 19 tantos recibidos en nueve partidos, lo que les deja una media de dos goles en contra fuera de casa.
Esperar un resultado positivo fuera de casa con este bagaje resulta imposible. Sobre todo cuando la producción anotadora es tan pobre, con sólo seis goles a favor. El ambiente de optimismo generado por las dos victorias en casa frente a Tenerife y Las Palmas hicieron recuperar la confianza a equipo y afición tras la última goleada encajada en Cartagena, pero en Burgos el Málaga volvió a quedar paralizado.
MÁS INFORMACIÓN
Sumó un nuevo fiasco con una nefasta defensa y una falta de concentración alarmante. Las acciones de los tantos recibidos en El Plantío son el mejor ejemplo de la pasmosa debilidad que sufren los malaguistas cuando no juegan en La Rosaleda. En el primer tanto, el desorden general evita una correcta defensa y Víctor Gómez acaba habilitando a varios potenciales rematadores sin ninguna oposición.
Noticia Relacionada
En el 2-0, la falta de entendimiento entre Peybernes y Víctor Gómez no es típica del panorama profesional. Y el 3-0 llega tras ofrecer una sorprendente facilidad a los rivales para triangular en la frontal y asediar la portería de Dani Martín, que ya había evitado un tanto minutos ante ganando un gran mano a mano a Ernesto, por otro grave error en la salida de balón.
Todos síntomas de un padecimiento que amenaza con convertirse en crónico para los jugadores malaguistas, que en su mayoría están dejando mucho que desear en cuanto a entrega y actitud cuando no están jugando ante el público de La Rosaleda. El parte de daños es que sólo ha sumado tres puntos de los 27 posibles en partidos a domicilio. Oportunidades que no volverán a llegar y que condicionará gravemente el resultado global del curso.
La siguiente ocasión para ello es la salida a Ipurúa, ante uno de los equipos más fuertes, el Eibar. Pero además de los puntos en juego, el principal sustento, preocupa también el impacto anímico que implica la montaña rusa de emociones de ser héroes en casa y villanos fuera de ella. Y lo que es peor, dar por hecho que ganar como visitantes se convierta en una montaña demasiado empinada y cada viaje sea un dolor de muelas.
Dentro del lamentable rendimiento general del equipo en Burgos destacó especialmente el mal momento del central Peybernes, que salió en la foto de todos los goles en contra. Sobre todo destacó en el error garrafal del 2-0 en contra, cuando llevó su excesiva relajación al máximo. Pidió el balón a su compañero, Víctor Gómez, y se confío ante la presión de Juanma, que le robó fácilmente. Otro fallo de bulto que se suma al que sufrió ante Las Palmas. La falta de efectivos en esa posición hace difícil una rotación.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.