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De izquierda a derecha, Lombán, Jozabed, Escassi y el canterano Dani Lorenzo, en un entrenamiento. MARIANO POZO
Aquel Numancia de Escassi y Dani Barrio, y otras malas experiencias que marcaron a los malaguistas

Aquel Numancia de Escassi y Dani Barrio, y otras malas experiencias que marcaron a los malaguistas

La mitad de la plantilla blanquiazul cuenta con un bagaje en situaciones de descenso que pueden servir de aviso y lección útil para gestionar la actual situación del equipo

Miércoles, 23 de febrero 2022, 00:21

El Málaga busca espabilar. Un cambio de chip para atajar la dinámica negativa en la que están atrapados. A veces es complicado encontrar una motivación, un argumento o una acción que provoque una reacción a tiempo. En la plantilla blanquiazul, que sigue teniendo un colchón importante sobre el descenso, pero sufre una caída libre sin remedio aparente, existe un amplio grupo de jugadores que han tenido experiencia en temporadas que acabaron torciéndose irremediablemente y sirvieron, en parte, de lección.

Ellos tienen algunos apuntes de cómo evitar que una mala racha se convierte en fatal. Argumentos para alentar a un vestuario tocado y necesitado de impulsos que le devuelvan la confianza y les despierte el instinto de supervivencia. Que si el problema es de aptitud, la actitud lo supla, como se impone en otros tantos rivales de la categoría. Una docena de futbolistas malaguistas en la actualidad han probado el sabor amargo de un descenso de categoría.

Aunque cabe precisar que la mitad de ellos lo sufrieron estando en Primera División. Lombán, en Granada; Jairo, en Las Palmas; Jozabed, en el Rayo; Chavarría y Febas, en el Mallorca; Víctor Gómez, en el Espanyol; Vadillo, en el Betis, y Peybernes, en Francia (Sochaux y Lorient). Salvando las diferencias entre cada circunstancia, esos malos tragos significan un bagaje para afrontar momentos límite como los que se avecinan. También para aconsejar a los más ingenuos.

Similitudes y diferencias

Buscando ejemplos más cercanos, el más paradójico en Segunda lo vivieron Escassi y Dani Barrio con el Numancia (también el malaguista Calero, ahora cedido en el Alcorcón). Otros convivieron con el fantasma del descenso con más naturalidad por la dimensión de sus proyectos (como Paulino con el Logroñés, Luis Muñoz en su cesión al Córdoba y el propio Escassi en su paso por Hércules y Llagostera.

Pero el del Numancia guarda más similitudes. Ocurrió en la temporada 19-20 cuando el conjunto soriano acabó descendiendo después de conseguir una primera vuelta del campeonato de 'play off' (llegaron a la sexta posición con 32 puntos, curiosamente los mismos que tiene el Málaga en la actualidad, habiendo pasado ya siete jornadas de la segunda vuelta). Al final, aquel Numancia no pudo salvarse de la quema después de una mala racha de once partidos sin ganar en la segunda parte del torneo. Una clara muestra de los peligros de dejarse llevar por unas sensaciones iniciales por encima de las expectativas iniciales.

El ejemplo más paradójico fue el descenso del club soriano en la campaña 19-20 después de acabar la primera vuelta en puestos de 'play off'

Algo que le suena al Málaga de esta temporada, quien tuvo un inicio ilusionante gracias a su domino como local (no perdió en las ocho primeras jornadas en La Rosaleda, sumando siete victorias y un empate), y que en los últimos dos meses se ha ido empequeñeciendo hasta ser un equipo débil e incapaz. Tanto Escassi como Dani Barrio han hablado en ocasiones de aquella desagradable vivencia, aunque también entienden que existen diferencias con el Málaga de ahora. Como que la plantilla blanquiazul tiene más fondo de armario y pontencial que aquella de los rojillos, para los que fue una proeza convivir con la parte alta.

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Luego, la mala racha en el equipo de Martiricos se llevó por delante al entrenador José Alberto López, que fue sustituido por Natxo González. Una decisión que no se tomó en el Numancia con Luis Carrión (precisamente, el próximo lunes viene a La Rosaleda como entrenador del Cartagena), en quien se confiaba para corregir la situación a pesar de la dilatada etapa de malos resultados. El cambio de técnico suele acompañar de nuevas ideas y una llamada de atención a la plantilla, aunque esto no ha tenido efecto aún en el Málaga al menos en los resultados (de cuatro partidos con Natxo, tres han sido derrotas y uno empate). Ese golpe de timón no se dio en Los Pajaritos.

Influyó de forma directa la irrupción de la pandemia que paró la competición durante marzo, abril y mayo. Con la reanudación tampoco remontaron el vuelo a tiempo y se encontraron peleando por una de las permanencias más caras que se recuerdan por la gran igualdad que se estableció y por los pocos puntos que sumaron los equipos que se encontraban en posiciones superiores. Al final, ni con 50 puntos fueron capaces de salvarse y lamentaron un descenso agónico en la última jornada. Ciertamente no se lo podían esperar después de los méritos conseguidos. Una confianza que no puede tomar el Málaga a pesar de que esta vez la salvación va a ser mucho más asequible y necesitará de sumar menos puntos.

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