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El Málaga acabó pidiendo la hora, pero así es la Segunda División. En un partido menos lucido que los anteriores en casa, el equipo volvió ... a aferrarse al 'factor Rosaleda', a esa inercia que genera la Grada de Animación y que hace sacar fuerzas de flaqueza. Así se produjo el triunfo, con agonía en un desenlace interminable frente a un Fuenlabrada que fue con todo arriba en el tramo final en un duelo que seguía abierto por las consabidas dificultades blanquiazules para dejar todo finiquitado. Porque pueden faltar juego, llegadas, ocasiones o gol, pero el compromiso es indiscutible.
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La ausencia de Escassi y Luis Muñoz llevó a José Alberto a variar las piezas en la zona de ataque... aunque esta vez Sekou tampoco fue titular. El técnico sacrificó a Paulino, reiteró su apuesta por Roberto arriba y, además, la presencia de Genaro, Ramón y Jozabed en el once provocó un efecto dominó: Brandon pasó a jugar en la banda izquierda y Kevin quedó desplazado a la derecha. También se produjeron cambios en la zaga, con la entrada de Javi Jiménez en el lateral izquierdo tras las últimas actuaciones de Cufré, aunque llamó más la atención la permuta de posiciones de Peybernes y Juande, previsiblemente para que este último, más rápido, guardara las espaldas de Víctor Gómez.
Y aunque el Málaga arrancó con fuerza (Roberto mandó fuera de cabeza un centro de Javi Jiménez superado el segundo minuto), ese empuje apenas duró. El Fuenlabrada, que duerme los partidos de maravilla, tardó poco en hacerse con el control, beneficiado también porque sendas apariciones de Pedro León y Mula (con excelente respuesta de Dani Martín) alimentaron las dudas entre los locales. La presencia de Zozulia entre líneas también influyó porque vigiló de cerca a Ramón para que este no recibiera con comodidad, desahogó el juego de espaldas y también se incorporó al remate por sorpresa.
Al Málaga le costó mucho entrar de nuevo en el partido. Sin la energía de la pareja Escassi-Luis Muñoz, sin tanto peso en la medular y sin tantas líneas de pase porque los extremos no se movían tanto por dentro como frente al Girona, el cambio de rumbo se produjo en cuanto Jozabed no se movió tan arriba –inicialmente parecía más otro atacante– y comenzó a recibir la pelota en la media punta. Sin duda, las apariciones del sevillano hicieron crecer a sus compañeros, porque hasta entonces Genaro tocaba la pelota más que Ramón, Brandon se perdía en carreras sin control y Kevin abusaba de las filigranas. El exceso de conducciones y toques facilitaba el rápido repliegue del Fuenlabrada por más que sus extremos, Pedro León y Mula, sufrían cada vez que Javi Jiménez y Víctor Gómez aparecían cerca de la línea de fondo. Demasiados visitantes apiñados en el área.
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Salvo esporádicas apariciones de Mula, el partido se jugó superado el ecuador del primer periodo en campo visitante, aunque al Málaga le costó más de la cuenta generar ocasiones. Genaro no atinó en un remate en el área, pero a renglón seguido llegó el gol. Los entrenadores de Segunda suelen incidir hasta la saciedad en el peligro de las acciones a balón parado y de las segundas jugadas en esta categoría. «Si no quieres caldo...», debió de pensar Oltra. Porque el gol blanquiazul se originó en un córner y llegó en el rechace, con un centro de Jozabed que cruzó de cabeza Peybernes. No faltó la dedicatoria a Luis Muñoz.
En la reanudación sobró el primer cuarto de hora, sin sustituciones ni variantes tácticas y con un Málaga que tuvo todo bajo control, aunque también sin las ideas claras arriba. El tenaz esfuerzo de Roberto no obtuvo recompensa. Oltra optó por un triple cambio en el Fuenlabrada y un descuido de Peybernes ante Kanté tuvo que enmendarlo Dani Martín. José Alberto respondió con una reestructuración que pasó repescar a una pareja de delanteros (Paulino y Kevin jugaron en su sitio, Brandon se situó arriba y Jozabed bajó a la medular) y a un cuarto de hora para el final debutó Sekou en casa (aunque está para poco). Al arreón visitante respondió el Málaga con carácter, oficio y compromiso, mucho compromiso. El 'factor Rosaleda' tiene un peso enorme.
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