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El Málaga encalló ante el Huesca, equipo rocoso sin más ambición que el empate a cero, y necesita un triple salto mortal para lograr la permanencia, casi obligado en circunstancias normales a ganar los cuatro partidos por la desventaja de seis puntos. El espectacular ambiente ... en La Rosaleda apenas sirvió para un grupo de futbolistas incapaces de mostrar personalidad y de crear peligro para buscar el triunfo. Y aun así un penalti en el tramo final pudo permitir el ansiado zarpazo a los rivales directos, pero Rubén Castro no atinó.
La Rosaleda se engalanó como en las grandes tardes y dos horas y media antes el ambiente en los aledaños se asemejaba a aquella tarde de 1982, en vísperas del Mundial, con el ascenso en juego en la penúltima jornada. Pero luego, a la hora de la verdad, del ímpetu de aquel equipo de Antonio Benítez que arrolló al Recreativo de Huelva (5-1) no quedó más que el recuerdo. El Málaga cayó desde el primer minuto en la trampa del Huesca, que, fiel al estilo de Ziganda, durmió el partido desde el primer minuto.
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Pedro Luis Alonso
Pese a lo mucho que había en juego, el Málaga no encontró en toda la primera parte la fórmula para inquietar a su rival. Para empezar, porque el Huesca arrinconó el 4-4-2 habitual de su entrenador cuando no tenía el balón. Como el teórico extremo derecho, Javi Martínez, es centrocampista, pronto quedó claro que el objetivo del técnico visitante era situarlo por dentro para neutralizar la salida malaguista por la vía de Jozabed y Febas. El citado futbolista y Juan Carlos taparon las líneas de pase, acompañados por el ariete (Obeng), y por eso fue tan habitual ver iniciar el juego a alguno de los tres centrales. ¿Qué futbolista quedaba libre? Cristian. Y por ahí se produjo algún intento, pero sin excesivo peligro porque enfrente estaba Ratiu, uno de los mejores laterales de la categoría y también con el carril liberado por sus compañeros para irrumpir al contragolpe.
La monotonía engulló al Málaga, que vio pasar los minutos sin llegar al área con peligro. Y lo que es peor, el desacierto en las distintas faltas originadas fue mayúsculo, en particular por parte de Fran Villalba. Además, el Huesca no quería sorpresas con la movilidad de la pareja Chavarría-Rubén Castro y se escudó en un quinteto defensivo a la hora de replegar con la incorporación de Mateu en el costado izquierdo.
De este modo, cada vez que los locales conseguían, no sin dificultad, superar líneas y pasaban a jugar en campo contrario se veían forzados a un ataque posicional. El Huesca no sufrió hasta el descanso porque Jozabed, Febas y Fran Villalba se movieron a un ritmo lentísimo y siempre alejados del bosque de piernas, con exceso de toques en corto y carentes de triangulaciones que ofrecieran profundidad. Es decir, ese fútbol de mentira tan habitual toda la temporada que se queda en el regate y la filigrana sin una aportación real.
Pellicer analizó en el descanso las opciones para tratar de inquietar al rocoso Huesca y prescindió de Jozabed para tratar de encontrar más energía y llegada con Luis Muñoz, pero el equipo siguió plano, sin capacidad para pisar el área y poner en apuros a Andrés. Encima, la primera ocasión de verdadero peligro fue para los visitantes, pero Rubén Yáñez taponó con las piernas el disparo de Ratiu. A renglón seguido, el técnico blanquiazul –demasiado tarde vista la nula ambición del adversario– cambió el sistema al quitar a un central (Burgos) para recurrir a Lago Junior, en un estado físico precario. Y como este demostró en sus dos primeras arrancadas en la banda que no está para desbordar, seis minutos más tarde le tocó el turno a Álex Calvo para situar arriba al marfileño.
Durante más de media hora, con un 4-4-2, el Málaga atacó de forma descontrolada y demostró que con tanta falta de personalidad el 'efecto Rosaleda' lleva a los jugadores más a quemarles la pelota que a optar de verdad al triunfo. Aun así, en uno de los innumerables balones que merodearon la frontal el videoarbitraje corrigió a López Toca y el equipo encontró un penalti a todas luces salvador. Pero Rubén Castro, en su segundo intento esta temporada, volvió a fallar. Ahí se esfumaron la ilusión y gran parte de las opciones de permanencia.
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