Tarde de expectación, corrida de decepción

Ante este panorama, el público trató de jugar su rol de fútbolista número doce, pero a día de hoy los aficionados no marcan goles. Los pueden facilitar con su apoyo, y el de este lunes en La Rosaleda fue inmejorable. Pero las limitaciones futbolísticas del Málaga hicieron inevitable el desastre: a seis puntos de la zona de permanencia cuando quedan sólo doce en juego. Sin margen de error, y poniendo velas.

Ampliar

Se esperaba la mejor entrada de la campaña en La Rosaleda y así fue. 27.202 almas con un mismo deseo, que superaron los 26.061 registrados en la derrota ante el Racing. Faltaron apenas 73 seguidores más pasando por los tornos del estadio para conseguir la asistencia más alta del ciclo actual del equipo en Segunda División. El récord seguirá estando en los 27.275 presentes en la eliminatoria de semifinales de los 'play-off' de ascenso ante el Deportivo, en un duelo fuera del torneo regular.

La imagen del estadio este lunes corroboraba estos datos, con la esquina alta de Preferencia, en la que se ubican tradicionalmente aficionados visitantes, casi repleta, pues la entidad liberó durante la semana 900 localidades en la zona. También el palco de autoridades estuvo más poblado de lo habitual, con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el consejero de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta, Arturo Bernal; el presidente del Unicaja, Antonio Jesús López Nieto, que devolvió la visita de la víspera de la plana mayor del Málaga al Martín Carpena (los cajistas jugaron, de forma extraordinaria, ante el Joventut de blanquiazules); el representante René Ramos, hermano del jugador del Paris Saint-Germain Sergio Ramos; el exmalaguista Juan Carlos Añón, el defensa excampeón de Europa Juanito o el actor Pablo Puyol, entre otros.

Y si especial fue el ambiente vivido dentro, también fuera, en los prolegómenos. Bajo un sol de justicia, en torno a las 16.30 horas, el recibimiento de los aficionados al autobús malaguista en la Avenida de la Palmilla, fue excepcional, con imágenes que superan e elevado listón de otros 'pasillos' similares. Hubo lluvia de confetis, y la charanga local 'No, ni Ná' ambientó la espera en los aledaños del estadio. En el acceso se repartieron miles de banderines blanquiazules, que dieron color a una grada como la de las grandes ocasiones. Sólo faltó el resultado. Ya se sabe: tarde de expectación, corrida de decepción.