Descalabro de un Málaga sin consistencia en el debut de Natxo González

La imagen ofrecida volvió a ser negativa, salvado la fase entre el primero y segundo goles, donde los malaguistas dominaron con un juego atractivo, si bien sin la profundidad y el acierto necesarios como para igualar el marcador en ese momento. El equipo blanquiazul siempre estuvo lastrado por un resultado en contra, y en todas las ocasiones por culpa de un error o un desajuste, lo que llevó al cuadro de Martiricos a hundirse tras el tercer tanto, si bien luego reaccionaría. Los dos goles rápidos en la primera y la segunda parte fueron determinantes para que las opciones de remontada fueran inexistentes durante todo el encuentro.

La derrota apenas afectará al Málaga en la clasificación, manteniéndose en la zona intermedia de la tabla. Aunque está perdiendo nuevas oportunidades para buscar mejores objetivos que quedarse en 'tierra de nadie' o, lo que es peor, centrarse en la lucha por evitar la zona baja de la clasificación. Es previsible que las circunstancias cambien de alguna forma y, con los fichajes que puedan llegar y la recuperación de jugadores, la plantilla pueda reactivarse para seguir luchando por esa zona alta de Segunda.

El primer once de Natxo González se pareció al último de José Alberto en la ausencia de 'pivote', de un jugador en el centro del campo de corte defensivo. El nuevo entrenador, pese a las numerosas bajas, disponía de Escassi para esa plaza, pero prefirió pasarlo a la defensa y utilizar en el centro del campo a hombres más creativos frente a un Mirandés que podía sufrir en el caso de no disponer del balón. Y los fantasmas aparecieron muy pronto, sin que los jugadores estuvieran todavía asentados en el campo: en un ataque local Brugué irrumpió con una acción individual por el centro de la defensa que lo dejó solo ante Dani Barrio, al que batió para abrir el marcador.

Con un juego más combinativo, sin gran profundidad, el Málaga quería cambiar la dinámica del partido. Y poco a poco fue adueñándose del juego, controlando el centro del campo a base de posesión, sin olvidarse de la presión para recuperar el balón rápido, pero sin opciones cara a la meta contraria. Aunque en un ataque del Mirandés, además, Dani Barrio salvó a su equipo con una gran intervención cuando se había quedado solo Imanol.

El control y el dominio del Málaga eran estériles, sin apenas oportunidades claras (Jozabed dispuso de una). Pero el equipo blanquiazul estaba haciendo méritos para conseguir el empate, superando a un rival que no encontraba soluciones para frenar el juego visitante. Aunque no fue necesario que buscara mucho más, pues en un ataque conducido al final por Imanol García, su compañero Camello se adelantó a la defensa para hacer el segundo tanto en un remate casi en el área pequeña. Fue un mazazo más que, sin embargo, no llevó a los blanquiazules a bajar los brazos.

De hecho, el arranque del Málaga tras el descanso fue prometedor, pero una vez más sólo habría que esperar poco más de dos minutos para recibir un nuevo tanto: una pérdida de Ramón la aprovechó Hassan, tras avanzar, para disparar raso y muy ajustado a un palo desde el borde del área para sorprender a Dani Barrio. La película comenzaba a ser ya de terror para el cuadro visitante, que quedó noqueado, a merced del rival, completamente hundido y con opciones de recibir más goles. No fue así porque el juego se equilibró con el paso de los minutos.

Natxo González hizo sus primeros cambios tras superar la hora de encuentro: entraron Roberto y Antoñín para buscar, al menos, una mejora en el marcador. Y el equipo se revitalizó de alguna manera, aunque las diferencias eran ya demasiado grandes. Los dos jugadores que acababan de entrar lo intentaron sin éxito. Hasta el final todo estuvo equilibrado y el Málaga suma una nueva goleada. A la espera de una reacción.