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Sin gol y sin capacidad de reacción hasta los instantes finales del encuentro, el Málaga perdió otra vez en un mal momento, de forma inoportuna ... y nuevamente en un partido crucial. El cambio de rumbo sigue sin completarse y el equipo blanquiazul (en este caso vestido de rojo) se muestra incapaz de distanciarse un poco más de la zona de descenso (a siete puntos), lo que mantiene algo de angustia entre sus aficionados a falta de diez jornadas para que eche el cierre el campeonato. La recuperación que se estaba observando sufre un varapalo frente a un rival que fue a más con el paso de los minutos.
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Tras una buena primera parte en la que controló el partido y fue mejor que su rival, el Málaga se vio superado progresivamente por el Fuenlabrada en la segunda. Pese a disponer de alguna opción, finalmente encajó el gol que sería definitivo para que el cuadro madrileño se pueda reenganchar a la lucha por la salvación. El conjunto de Martiricos decepcionó ante un numeroso grupo de aficionados que se desplazó para animar a los suyos. La falta de gol y de una mayor profundidad condenaron al conjunto malagueño, que mantiene la maldición de no ganar a domicilio (sólo lo hizo esta temporada en el campo del Alcorcón y en el del Amorebieta).
Natxo González siguió su ritmo de cambios, buscando las mejores opciones de su plantilla. De ahí que, al margen de las variaciones obligadas, suele hacer retoques cada semana. En Fuenlabrada, por los problemas de Peybernes, dio la titularidad a Andrés Caro y, además, utilizó de entrada a Kevin, buscando el desequilibrio que suele provocar el canterano. Y el planteamiento del vitoriano funcionó de entrada, haciéndose su equipo dueño del juego, llevando la iniciativa desde el primer instante, pero con sus habituales dificultades en ataque.
La mejor ocasión de los locales llegó en los primeros minutos en un desajuste que permitió a Bouldini rematar de cabeza para que Dani Barrio tuviera que sacar la mano y evitar el tanto. Pero Kevin estaba ofreciendo una mejor versión, mientras que Febas daba sus toques de calidad para buscar la profundidad de un equipo nuevamente táctico, protegiéndose atrás, pero cada vez más ofensivo. Las entradas por las bandas se le estaban atragantando al cuadro madrileño, que mostraba su debilidad en el centro del campo.
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En una de las mejores aproximaciones visitantes, Kevin estrelló el balón en un poste tras el pase de Cufré. Envió la pelota a la madera con el exterior de la bota en la primera gran oportunidad del Málaga. El trabajo de Brandon estaba abriendo el terreno, lo que ponía al equipo de Martiricos por encima de su rival, con más posibilidades. De hecho, Febas pudo inaugurar el marcador poco después en un pase en profundidad de Víctor Gómez que lo dejó sólo ante Belman, pero estaba algo escorado a la derecha y no pudo superar al meta local.
Poco a poco el Málaga iba haciendo méritos, pero no eran suficientes para ponerse en ventaja. Hasta los últimos minutos del primer tiempo no reaccionó de una forma más consistente el Fuenlabrada, pero sin gran peligro, salvo en las acciones a balón parado: ahí estaba de nuevo la debilidad de los hombres de González. Era imprescindible corregir estos desajustes para no verse sorprendidos en la reanudación.
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Pero todo cambió. El Fuenlabrada volvió mejor y más intenso. El partido se volvió brusco y hasta duro, con continuas faltas que cortaron el ritmo de los malaguistas. Los planes se trastocaron y el encuentro se equilibró, para después adueñarse del juego progresivamente el cuadro local. Pero el Málaga no bajaba la guardia y, en una acción de Febas, Brandon falló un control que lo dejaba completamente solo ante el meta contrario, lo que impidió que llegara el gol. Pero fue peor todavía, porque en la acción siguiente marcó el Fuenlabrada en una acción por la izquierda cuyo centro remató al final Bouldini, que se adelantó a Lombán para batir de rebote a Dani Barrio. Un mazazo.
El Málaga, sin duda, no arrojó la toalla y buscó, al menos la igualada, pero los minutos transcurrían sin que llegaran las oportunidades. La reacción se hacía esperar, lo que acercaba la derrota. González cambió el ataque al completo y le dio entrada a Vadillo, Chavarría y Paulino (y luego Sekou), pero el equipo blanquiazul no se volcó sobre la meta contraria hasta los últimos instantes, disponiendo de varias oportunidades para igualar el choque (Vadillo y Cufré, entre otros), pero no fue posible y todo siguió igual. Otra decepción.
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