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Lo sensato y lo prudente es no emplear la frase, evitarlo para mantener intactas la ilusión y la esperanza. Pero la lógica apunta en sentido contrario. Que levante la mano el aficionado que no piense a día de hoy en el triste destino del Málaga. ... Ayer, en el ‘partido de la Liga’, las dudas se dispararon. El equipo fue un cúmulo de carencias que no invitan precisamente a pensar en una reacción a corto plazo. Y que no vengan con cuentos de debilidad anímica. Es una cuestión pura, lisa y llanamente de alarmante falta de calidad, como la pasada temporada, pero esta vez en versión aumentada.
Al Málaga tampoco le sale nada. Esta vez el guion del partido se fue al traste en el calentamiento por la lesión de Kuzmanovic (¡vaya riesgo su fichaje!). Míchel tuvo que recurrir a Rolón, inédito hasta el momento en casa. No es que el suizo haya estado para tirar cohetes, pero al argentino esto le viene muy grande y el equipo lo notó desde el primer minuto.
Málaga
0
-
2
Leganés
árbitro González González (castellano-leonés). Expulsó a Recio (minuto 81) por doble amonestación. También vieron la amarilla Zaldua, Baysse, Siovas, Rubén Pérez y Rosales.
goles 0-1, minuto 56: Falta lateral desde la izquierda de Roberto con remate en el segundo palo, totalmente solo, de Gabriel después de un primer golpeo en el corazón del área. 0-2, minuro 78: Desajuste defensivo del Málaga que aprovecha Szymanowski para marcharse en solitario por el carril central hasta plantarse solo ante Roberto, al que bate.
La ambiciosa salida del Málaga, con férrea presión arriba para marcar territorio, no se tradujo en oportunidades claras. El Leganés brilla por su orden y su esfuerzo colectivo, y tampoco es que el equipo blanquiazul meta miedo al rival. Que a estas alturas Peñaranda sea titular y además el referente ofensivo es el más claro reflejo de la situación. Míchel optó por situar al venezolano como ‘nueve’ en vez de Rolan, futbolista este que siempre ha brillado por arrancar desde la banda, sencillamente porque en esta zona desequilibra de verdad (ya se le pudo ver en Sevilla como ariete...)
El arreón inicial apenas tuvo continuidad. Entre que el Málaga está preso del pánico (ser colista atenaza bastante) y que los medios punta visitantes organizaban un lío cada vez que combinaban (Recio tuvo que hacer trabajo doble porque Rolón estaba casi siempre desubicado), afloraron los nervios. Juanpi, sustituto de Adrián por detrás del ariete, comenzó a desesperar al público y sólo las conducciones de Peñaranda y las virguerías de Rolan, casi siempre lejos del área, hicieron levantar los ánimos.
La única opción clara hasta el descanso llegó en la primera combinación Juan Carlos-Rolan (superada la media hora), saldada con gran intervención de Cuéllar a tiro del uruguayo. El palo acabó por repeler la pelota y Mula erró en el rechace. El Leganés respondió demasiado pronto por medio de Amrabat, pero Roberto estuvo prodigioso en el mano a mano.
Tras una falta lateral en la que Gabriel no remató de chiripa, la sensación al descanso era que el Leganés podía ganar si se lo proponía y que el Málaga necesitaría algo más que buenas intenciones. Se ha jugado tanto con fuego que el equipo es de circunstancias, sin liderazgo en el campo, sin recambios para algunos titulares, con futbolistas sobredimensionados y con canteranos elevados a las altares por dos ratos de inspiración.
Por si eran pocas las carencias, el Leganés ahondó en la herida. Amrabat, que no pudo con Luis Hernández al principio, buscó continuamente a Baysse, desmadejado y con una amarilla (fruto esta de la deficiente colocación de Rolón). Roberto volvió a evitar el gol –sin quitarle méritos, el exblanquiazul volvió a mostrar sus carencias en la definición–, pero no pudo reaccionar en el remate a placer de Gabriel en una falta lateral.
Desde ese instante, el minuto 56, el Málaga fue un puñado de futbolistas desconcertados, sin respuestas. Pero, sobre todo, sin capacidad para triangular. Míchel recurrió a Jony (sustituto de un Juanpi calamitoso) y al perdonado Ontiveros, que se perdió en amagos. Del «Échale huevos» de la Grada de Animación se pasó a un «Al Thani, vete ya» coreado por todo el estadio después de que Szymanowski apuntillara al equipo. Para entonces ya se jugaba con diez por la enésima tontería del capitán Recio y el estadio estaba semivacío. Paradójicamente, no hubo ni un reproche al entrenador. La afición apunta directamente a los propietarios. Pensar en el mercado invernal es una quimera. Para entonces puede que el Málaga ya tenga pie y medio en Segunda. Cuesta y duele mucho decirlo...
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