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Rubén Castro, en un remate frente a Gianni. MAVALPHOTO

Claros síntomas de mejoría, pero sin recompensa para el Málaga (1-1)

Tras un comienzo con dudas, sometió al Villarreal B y mostró más solidez y movilidad, pero le faltó acierto en la segunda parte

Sábado, 24 de septiembre 2022, 20:49

El Málaga quiere pasar a planta. No fue capaz de superar al filial del Villarreal, pero al menos mostró en el estreno de Pepe Mel ... síntomas claros de mejoría. Más sólido, mejor organizado, con clara jerarquía en el juego (salvo en los primeros veinte minutos) e incluso con un notorio crecimiento en la circulación de la pelota, sólo echó en falta más acierto en el remate. Y aunque un punto no le saca de pobre, sometió al Villarreal B hasta que la ansiedad le pudo en la recta final.

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En la puesta de largo del nuevo entrenador no hubo sorpresas: N'Diaye es el eje del compás. Sobre él gira y se asienta el equipo. Y su indiscutible jerarquía permite prescindir de otro medio centro para ganar más presencia en una zona más adelantada, bien para disponer de más referencias en el juego interior o para fortalecer la presión. En un análisis simplista se puede esgrimir que Mel otorgó la titularidad al casi único extremo 'puro' del plantel, Hervías, en perjuicio de un punta (Fran Sol). No obstante, fue una decisión de más calado porque permitió a Fran Villalba actuar por dentro junto a Febas (aunque al principio hubo situaciones en las que se estorbaban) mientras con el cambio de banda de Gallar a la izquierda jugó al despiste con el Villarreal B, al que le costaba interpretar si iba a atacar por fuera o si aparecía entre líneas para dar así más espacio a Javi Jiménez.

La desconfianza que se ha instalado en el Málaga se reflejó en una clara pérdida del control. Durante muchos minutos el rival jugó a su antojo porque la presión que exigía Mel era improductiva, sin la adecuada coordinación). La defensa encabezada por Escassi tendía a recular en exceso y esa distancia entre líneas permitía a los futbolistas del Villarreal B, con su ADN de toque y apoyos, triangular a sus anchas. Las apariciones de Lozano en la media punta hacían demasiado daño porque muchas veces recibía de espaldas para dar continuidad y conseguía su objetivo. Precisamente él generó el córner que, también con su ejecución, empalmó Collado dentro del área con apabullante comodidad.

Al Málaga le tocaba remar de nuevo río arriba y esta vez no mostró síntomas de sentirse noqueado. Al contrario. Los centrocampistas pidieron más la pelota y muy pronto, en seis minutos, Rubén Castro equilibró la balanza. Su prodigioso remate a centro de Gallar provocó el deseado cambio de tendencia. De repente se veía más movilidad, más iniciativa (esa que tanto se había echado en falta) y más convicción.

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Mel dio otra vuelca de tuerca en la pausa de hidratación. Como ese genio llamado Sergio Scariolo en un tiempo muerto, aleccionó a los suyos con elocuentes gestos. Y a renglón seguido el Málaga, cual equipo de baloncesto, ejerció una llamativa presión a toda cancha con centrocampistas y delanteros neutralizando la salida de la pelota, casi en marcaje individual, y con uno de los centrales saliendo a buscar a Lozano. El Villarreal B tuvo que renunciar a su estilo y recurrir a los saques en largo del portero.

El Málaga había sentado las bases para mostrar sus galones y salió tras el descanso dispuesto a arrinconar al adversario. Juanfran, que se había dosificado en la primera parte, comenzó también a aparecer por el flanco derecho. El filial amarillo se vio obligado a renunciar al ataque, bien maniatado además por N'Diaye y la pareja de centrales (donde Moussa no dejó pasar su oportunidad). Gallar y Fran Villalba comenzaron a participar más en el juego con la consiguiente fluidez.

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En la segunda parte Manolo fue un espectador mientras que el Málaga disfrutó de varias ocasiones para ponerse por delante, pero Rubén Castro se quedó muy cerca, primero a centro de Hervías y después en un servicio de Juanfran con la izquierda. También Gallar, con una volea en la frontal a centro de Fran Sol. Asimismo, Gallar y Rubén Castro trataron de hacer valer su conexión, pero el grancanario llegó muy forzado. En la recta final sobró de nuevo ansiedad y también faltó más aportación de los futbolistas de refresco. Mel tiene todavía mucho trabajo por delante, aunque el equipo mostró claros síntomas de mejoría y, además, no fue una feria en defensa.

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