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Conviene no engañarse: el Málaga vive a día de este lunes más pendiente de la continuidad de Sergio Pellicer en el banquillo que de la permanencia matemática. Dado que el entrenador, que comparecencia tras comparecencia incurre en contradicciones, puso como condición para sentarse a negociar (las dos partes prefieren limitarse a utilizar el verbo 'conversar') que la salvación estuviera refrendada por los números, ya no quedan excusas esta semana. El Sabadell se sumó en la sobremesa al Lugo y al Albacete como equipos que ya no pueden alcanzar al equipo blanquiazul y tocaba esperar casi a la medianoche para comprobar si el Logroñés se sumaba al cuarteto. Y como este sucumbió en Leganés, la visita este lunes al Oviedo (19.00 horas, Movistar LaLiga) se produce con los deberes hechos con tres jornadas de antelación. El mérito es innegable.
Permanencia matemática al margen, está por ver si las dudas expresadas hace ocho días por Pellicer sobre su continuidad –con intento este domingo de quedar enmendadas– hacen mella en los jugadores en esta recta final sin más aliciente que acabar entre los diez mejores. Porque, por mucho que en el ADN del castellonense siempre destacó la capacidad para nunca bajar los brazos, los futbolistas tienen tendencia a levantar el pie en una situación de incertidumbre como la que protagoniza el entrenador ya con el objetivo cumplido.
El Málaga comparece ante el Oviedo con el reto de de obtener un triunfo que le permita recuperar sensaciones (y posiciones) tras cuatro encuentros sin lograrlo. Y ahora que el cielo aparece más despejado llegan buenas noticias en forma de recuperación de jugadores. Jozabed y Mejías vuelven a a figurar en una citación y hasta se asoma Hicham, para el que la temporada ha pasado de largo precisamente cuando a priori más oportunidades se le presentaban.
Vista la pobre experiencia frente al Espanyol y en la primera parte frente al Mallorca con el esquema basado en tres centrales, sería presumible que Pellicer retornara en el Carlos Tartiete a ese 4-1-4-1 que tan buenos réditos dio y que se truncó por los problemas físicos de Escassi, Luis Muñoz y Jozabed. Este lunes no estará el segundo de ellos y quizá el sevillano tampoco se encuentre a tope. Estas situaciones alimentan la duda sobre si el castellonense optará por el patrón que permite presionar arriba, recuperar la pelota con más facilidad y disponer de llegadas claras al área contraria. Porque así, de paso, sería más fácil aislar a los medios punta oviedistas para que no generaran peligro en situaciones de uno contra uno.
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Enfrente estará un Oviedo que esta temporada ha sido el reflejo de la irregularidad en esta categoría, hasta el detalle de que no es descartable que en la segunda vuelta repita los 27 puntos de la primera. Otro ejemplo: en el tramo posterior al ecuador de la competición ha ofrecido actuaciones muy convincentes frente a los rivales de la zona alta y en cambio ha fallado frente a equipos de su nivel o inferiores. En el balance positivo, empató en sus visitas al ya ascendido Espanyol, Leganés y Almería; también lo hizo en casa ante el Mallorca y venció en el derbi asturiano al Sporting en El Molinón.
Por el contrario, cayó contra el Albacete, el Cartagena o el Castellón. Tiene buenos recursos ofensivos y, como se ha expuesto, futbolistas muy capaces en el uno contra uno, pero le ha penalizado su dificultad cara al gol (sólo en diez ocasiones marcó más de un tanto y en trece ni siquiera llegó a ver puerta). El Málaga visita Oviedo teóricamente con los deberes hechos, pero con la obligación de dar la cara y no manchar una temporada de notable alto. Aunque a estas alturas el protagonismo recaiga en Pellicer por la errática gestión sobre su renovación realizada por él y por el club.
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