El Málaga y sus otros objetivos después de la salvación matemática

En el Málaga insisten: «¡Aún no estamos de vacaciones!». Aunque pueda parecerlo, porque el equipo ya tiene en su mano el objetivo de la temporada, que es la permanencia en Segunda, en el seno del conjunto blanquiazul entienden que todavía hay mucho en juego en los últimos cuatro partidos. Por eso, la idea sobre la que más ha trabajado el cuerpo técnico que dirige Pellicer durante la última semana ha sido la de hacer calar entre los jugadores que no pueden permitirse dejarse llevar. Por delante, más allá de cumplir con la meta de la salvación, hay una lista de motivos más que pesados como para invertir cada una de las fuerzas que aún queden en la reserva.

Motivos a nivel colectivo, ya que desde el club ven fundamental cerrar el curso con una dinámica positiva de resultados (ahora mismo viven la peor racha desde enero) que sirva para conectar con mayor ilusión el comienzo de la siguiente temporada; y también objetivos a nivel individual. Estos encuentros que aún restan en el calendario se presentan como una oportunidad propicia para un grupo de jugadores que aún podrían dar una mejor versión de sí mismos. Tanto para convencer a la dirección deportiva malaguista como por si su futuro finalmente seguirá lejos de La Rosaleda. Sobre este asunto reflexionó también el entrenador del Málaga, Sergio Pellicer, en la previa del partido de este lunes contra el Oviedo (a las 19.00 horas en Movistar LaLiga).

«Desde el primer momento me he encontrado a un grupo con mucha hambre. Puede que con lo que tenemos -los 50 puntos- nos sirva, pero soñamos con poder pelear más arriba. Si conseguimos una victoria en Oviedo pasaremos a dos equipos, y eso es un reto colectivo. Luego están también los retos individuales de cada jugador. Nos quedan quince días de competición y en ese tiempo vamos a jugar cuatro partidos. En resumen, hay buscar la tensión competitiva. No podemos perderla. Es el mayor truco que hay para encontrar el mayor rendimiento», manifestó el preparador castellonense, quien entiende también que las fuerzas sean las justas ya a estas alturas de Liga y con el verano a la vuelta de la esquina.

Uno de los nombres propios que salen sobre la mesa con este análisis es el del extremo Hicham. El canterano del Málaga no jugará en Oviedo por precaución aunque viaja con el resto de la expedición, pero durante las próximas semanas tiene la ocasión de finalizar su amarga temporada (sólo ha jugado 44 minutos en 3 partidos en todo el curso) con un buen sabor de boca, más optimista de cara al siguiente año. «De Hicham pensamos que ha hecho dos buenos entrenamientos, pero lo normal es que se quede en el banquillo y no juegue. Pero queremos que vaya entrando en la dinámica del primer equipo que pueda jugar en los siguientes partidos algunos minutos», desveló Pellicer antes de partir para disputar la jornada 39ª de Segunda.

Por último, y en relación con la idea de cerrar la temporada de la mejor manera posible, el técnico del Málaga también lanzó un deseo especial: poder jugar con público alguno de los dos partidos que quedan por disputarse en el estadio de La Rosaleda. Realmente la única opción estaría en el Málaga-Castellón, porque para la visita del Girona no parece que de tiempo a que baje la tasa de incidencia del covid-19 en Andalucía. Precisamente, en Castellón y otros puntos de la Comunidad Valenciana, han sido los únicos donde se han podido volver a abrir los estadios con aforo reducido. «Siempre es bueno una noticia así porque es dar pasos adelante, pero es cierto que se pueden dar desigualdades. No creo que se llegue a desvirtuar la competición, pero tener un poco de afición en casa es todo un plus después de un año sin jugar sin ella. Creo que habría sido mejor la decisión de que todos o ninguno. Si que me gustaría que contra el Castellón se pudiera meter a aficionados en La Rosaleda, sería un gran broche a esta temporada. Muchos jugadores no han podido disfrutar de los seguidores malaguistas. Incluso yo sólo he tenido cuatro partidos con afición», valoró.