¡Que los jugadores del Málaga respondan en el campo!
OJO DE HALCÓN ·
El papel de los futbolistas es intolerable. ¿Cómo pedir unión cuando su rendimiento y sus actitudes manchan el nombre del equipo y además el club suele mirar a otro lado?OJO DE HALCÓN ·
El papel de los futbolistas es intolerable. ¿Cómo pedir unión cuando su rendimiento y sus actitudes manchan el nombre del equipo y además el club suele mirar a otro lado?El Málaga se encamina él solito hacia el precipicio mientras sus jugadores continúan sin dar la talla, sumidos el 99 por ciento de ellos en una temporada lamentable (admitamos como excepción a Rubén Yáñez), pero encima hay que asistir al bochorno de que los futbolistas se encaren con aquellos que acuden con frío o calor, con lluvia o viento, a apoyarlos ... pese a que no han hecho méritos para ello desde el mes de agosto (en realidad, alguno, desde hace más de un año).
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En Leganés, justamente cuatro meses antes, todos ellos escurrieron el bulto y se montaron a toda prisa en el autocar después de una ridícula actuación mientras Pepe Mel se bajaba para conversar con los aficionados que se habían tragado seis horas de camino y les pedía árnica (un mes de plazo que de nada sirvió). Pero en Albacete, tras el enésimo fracaso, los futbolistas pasaron al contragolpe (lo que no hacen en el campo) para encararse con aquellos que, pese a la delicadísima situación, optaron por viajar y sí dieron la cara por el Málaga en el Carlos Belmonte.
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Determinados futbolistas llevan desacreditados demasiado tiempo para vestir la camiseta del Málaga. Algunos, como digo, desde la temporada pasada en función de su rendimiento. El club no puede andar con contemplaciones en este aspecto y, por supuesto, es obligado huir de ese argumento 'viejuno' de que los análisis, los reproches y la búsqueda de culpables deben dejarse para cuando acabe la temporada. En absoluto. ¿De qué valdrá adoptar medidas desde el 29 de mayo si para entonces el Málaga ha caído a esa tercera categoría que no se sabe si en agosto seguirá con la denominación de Primera RFEF o volverá a la histórica de Segunda División B? Siempre que he escuchado esa cantinela de demorar el análisis hasta el final y el equipo ha acabado por desplomarse se ha pasado luego de puntillas sobre las causas y los causantes. Y en la mayoría de los casos (al final de la pasada temporada, por ejemplo) no se ha metido el bisturí como era obligado.
El papel de los jugadores es intolerable. Ya lo era en el campo, donde, más allá de las limitaciones o carencias de casi todos ellos, han mostrado una preocupante falta de personalidad y de hambre. Porque el Málaga también es un equipo sin alma, confeccionado a base de nombres que no paran de recibir elogios de los comentaristas televisivos (exjugadores, por supuesto) y que manchan el nombre, el escudo y la camiseta semana tras semana con un rendimiento vergonzoso. Pero ahora, encima, ese coraje del que no pueden presumir en el campo lo sacan para encararse con los aficionados.
Para los futbolistas, vista esta bochornosa situación (la enésima que padecen los seguidores malaguistas), únicamente queda un mensaje: ¡que respondan en el campo! Ahí es donde todos, titulares y suplentes, veteranos y jóvenes, 'estrellas' (con comillas) y gregarios, deben dar la cara, sacar pecho y mostrar todo su orgullo. Ya está bien de excusas y de paños calientes. ¿Cómo van a pedir unión los futbolistas cuando su rendimiento y sus actitudes no paran de manchar el nombre del Málaga? ¿Y cómo podrán hacerlo los dirigentes de aquí en adelante si miran (de nuevo) hacia otro lado después de lo sucedido en el Carlos Belmonte?
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