El gol de Dioni salva a un Málaga que se diluyó y sufrió hasta el final (1-0)

Fue a menos con el paso de los minutos y a medida que observaba que no podía sentenciar con un segundo tanto. Aparecieron ciertos nervios ya al final del primer periodo, pero en el segundo los blanquiazules se desinflaron hasta verse dominados por un Melilla que mejoró tras adelantar sus líneas. El Málaga se veía incapaz de equilibrar el partido pese a los cambios introducidos, pues el rival había mejorado y estaba en pleno crecimiento. El conjunto de Martiricos se diluyó y sufrió hasta el final para conseguir el triunfo ante una afición nuevamente espectacular, numerosa y entregada.

La disputa del partido a mediodía el Día del Pilar facilitó la afluencia de más público de lo habitual, lo que aupó al equipo en todo momento pese a los desajustes y carencias que deberá corregir el entrenador para los próximos compromisos. Las variaciones en el once, con el objetivo de darle minutos a todos los jugadores de la plantilla, seguramente perjudicaron al equipo una vez más y lo llevaron a un riesgo que no tuvo consecuencias sólo por fortuna.

Pellicer siguió con las rotaciones, con más cambios sobre los que ya había hecho en Huelva. La gran novedad estuvo centrada en la presencia de Loren como delantero, en la vuelta de Juande a la defensa o la continuidad de Manu Molina, en este caso acompañado de Juanpe (Genaro siguió en el banquillo). Volvió Dioni tras su suplencia en el Nuevo Colombino y se mantuvo una parte de un bloque que no falla. El técnico utilizó de entrada un centro del campo creativo, un equipo con seis hombres de corte ofensivo. Parecía claro desde el comienzo que el rival iba a exponerse muy poco y que fundamentalmente intentaría frenar a su contrario.

Y el Málaga comenzó arrasando a un rival superado en todas las líneas y aguantando como podía el asedio blanquiazul. El cerco era máximo, jugándose estos minutos al borde y dentro del área del Melilla. La fiesta de la grada se trasladaba por momentos al juego malaguista, que consistía en atacar y atacar... Juande remató dos veces de cabeza en sendas ocasiones, mientras que Kevin y Dioni también lo intentaron sin éxito en pleno rodillo local, sin que Herrero tuviera que intervenir de ninguna manera.

Cuando comenzaba a echarse de menos ya la llegada del primer gol, cuando muchos comenzaban a pensar que no se podía seguir 'perdonando', llegó una triple oportunidad que culminó con el golpeo final de un siempre inspirado Dioni para abrir el marcador. En la misma acción de ataque, primero pudo enviar el balón a las mallas Loren, pero el portero rechazó el esférico, mientras que a continuación fue Kevin el que disparó para que el balón golpeara en un poste y volviera. El tanto del ariete malagueño rearmó un poco más al cuadro de Pellicer, que volvió a la carga con varias opciones de relieve y una nueva oportunidad del propio Dioni. El dominio era completo, total, hasta los últimos minutos del partido, en los que se reclamó un penalti en área visitante y también despertó un poco el Melilla con dos llegadas seguidas.

El Málaga necesitaba cerrar el encuentro. Sus oportunidades no se convertían en goles, lo que elevaba la emoción y llevaba ciertos nervios a un equipo blanquiazul que cometía errores en el centro del campo. El Melilla varió sus sistema y adelantó las líneas con el objetivo de plantarle cara al Málaga en el segundo periodo. Y lo consiguió, equilibrando algo más el juego. Disfrutó varias aproximaciones de peligro y poco después del ecuador del segundo periodo tuvo una oportunidad clara para empatar, pero el disparo de Miguel García lo despejó Herrero en una gran parada.

Pellicer se vio obligado a reaccionar de una forma decidida, cambiado a los dos medios centro, dándole entrada a Genaro y Sangalli. La contundencia volvía a ser una gran asignatura pendiente, lo que ofrecía opciones a un rival que estaba entregado en la primera parte. El dominio pasó a ser del Melilla, sufriendo el conjunto malagueño algunos desajustes que ofrecían ciertos riesgos para mantener el 1-0 hasta el final. La Rosaleda estaba intranquila debido a que el Málaga apenas llegaba a la meta rival, pues se conformaba con controlar el balón cuando se lo quitaba al cuadro visitante. Incluso, el árbitro anuló un gol visitante por un claro fuera de juego. Al final todo se quedó como estaba, con el triunfo local por la mínima.