Alicia Fuentes: «Hice historia con el club y me encantaría volver a hacerlo»

–Vuelta a casa. ¿Cómo surgió la oportunidad de regresar al club?

-Fue Manolo Navarrete. Siempre hemos mantenido el contacto, fue con el que empecé mi carrera y él me dio la oportunidad. Mi planteamiento siempre ha sido el de ser entrenadora, me he formado para ello desde los últimos años en los que no jugué como profesional.

-¿Siempre lo tuvo tan claro? ¿Tiene otra formación o plan B?

-No, de hecho es una de las cosas de las que me arrepiento. Me fui muy joven y no terminé los estudios. Me dediqué a lo que me gustaba, el fútbol. Igualmente es que no se me daba bien estudiar y tampoco me gustaba el ambiente del instituto. Sentía que tenía que ir demasiado arreglada, por ejemplo, y yo estaba a mi deporte y a mis cosas... A veces me sentía la oveja negra. Mi familia me decía que si no quería ir, que no perdiera el tiempo, que trabajase.

-Su familia al menos lo entendió. Imagino que tampoco se le forzó a estudiar, como otros padres, porque quizá trabajaron desde jóvenes y no siguieron el camino académico, ¿no?

-Sí, nosotros teníamos un bar familiar. Allí trabajamos los siete hermanos. Luego tuvimos una tienda.

-¿Alguno de los hermanos se dedicó también al deporte? ¿A qué se dedicaron?

-No, a esa escala no. Todos jugaron un poquito al fútbol, pero no. Ellos tienen empresa de jardinería y los demás trabajan en el Mercadona. Yo soy la pequeña, eso a veces te da muchas ventajas (ríe).

-Entiendo que el apoyo de su familia fue crucial en su desarrollo futbolístico en los inicios, ¿no?

-Sí, siempre me han apoyado. Lo malo es que al estar todos siempre trabajando, cuando me tenía que ir a los entrenos, me iba a dedo.

-¿Hacía autostop?

-Sí. Totalán no tenía autobuses continuos, sólo dos y otro que iba pero no volvía, así que me iba a dedo. Me dejaban donde podían y ya cogía autobuses. Yo venía del instituto a las tres de la tarde y a las cinco me iba porque entrenaba a las siete en la Escuela Franco (el Instituto Rosaleda).

-Como todas las jugadoras de su época, empezó a jugar en las calles de Totalán con chicos. ¿Cómo recuerda esa etapa? Al jugar con niños, ¿vivió algún momento incómodo o en el que se sintiera infravalorada por ser mujer?

-Nunca tuve ningún problema. Al revés, yo era de los primeros que elegían para formar los equipos. El único problema que surgió a veces fue alguna señora que me decía «La niña, a fregar platos» o «Vete a fregar», siempre los comentarios que escuchaban venían de alguna mujer. Pero mi madre me defendía si lo escuchaba y decía: «La niña sabe fregar, barrer, pintar y, además, juega al fútbol».

-Comienza a dar sus primeros pasos y de repente llega el Atlético Málaga, con el que compitió en la máxima categoría nacional. Aquello sería un sueño…

-Sí, totalmente. Yo no sabía que había equipos y me planté allí con 15 años. El primer año fue de aprendizaje, de escuchar, de empaparme de fútbol y luego aquellos años aquí fueron espectaculares, como todos sabrán ya. A los 17 además ya me llamó la selección española, que fue increíble porque fuimos terceras de Europa con España en 1997.

-Poco después de marchó de casa y se fue al Levante, allí ya llegó su primer contrato, ¿no? Que era una cosa insólita entonces…

-Sí, era un paso importante firmar aquel contrato. Además, fue importante aquella etapa para mí porque lo dejé todo, a mis amigos, mi familia… Pero es la mejor decisión que he tomado. Dando aquel paso se me abrió un mundo tres veces mayor al que estaba acostumbrada. Empezamos a ganar todo, el entrenador del Levante era muy trasgresor, un luchador del fútbol femenino. Empezamos a salir en la tele, a jugar en estadios, a romper récords…

-¿Y ya desde aquella etapa en el Levante pudo vivir económicamente del fútbol?

-Sí. Hubo momentos más complicados, incluso algún impago en otra etapa, y casi siempre he compaginado jugar con otros trabajos, casi siempre entrenando algún equipo de cantera, pero sí, he podido vivir siempre del fútbol.

-En el Sevilla vivió también otra etapa estelar. Incluso llegó a tener una peña femenina con su nombre allí…

-Sí, lo creó un grupo de aficionados de allí a los que les tengo mucho cariño. Nos seguían siempre, creamos un vínculo muy grande. Soy consciente de que mi trayectoria ha sido buena, tengo palmarés y fui capitana del Sevilla, pero me chocaba aun así (ríe). Allí me valoraron mucho.

-¿Cree que durante algunos años el Málaga ha desatendido a su sección femenina?

-Bueno. Primero estuvo el Atlético Málaga y luego pasó a ser Málaga femenino. El caso es que al no estar aquí no he estado en el día a día, desde la lejanía lo he vivido con pena. Parecía que sí, que se había apostado mucho desde el club. Lo que pasa es que la situación del club, en general, ha sido muy inestable. Entonces no se podía hacer nada… Creo que el recorrido ha sido largo y se podría haber evolucionado mucho más, por ejemplo en infraestructuras, en asentar el fútbol base…

-¿Qué funciones desarrolla en su vuelta al club?

-Soy la coordinadora, la responsable de las secciones junto a Manolo Navarrete.

-Junto a Navarrete e Isa Guerrero, se ha creado un bloque que vuelve a las raíces del Málaga femenino…

-Sí. Manolo es el proyector de todo. Somos gente que amamos lo que hacemos. El fútbol ha evolucionado mucho, pero económicamente es muy complicado vivir de ello. La idea es que el proyecto coja forma para que, en un futuro, el club vuelva donde se merece, porque el Málaga ha hecho historia y merecemos volver a estar en la punta del iceberg, por la ciudad, por el talento que hay aquí. La primera vez que me reuní con las jugadoras les dije que venía aquí para ayudarlas. Además, todavía me siento futbolista.

-Es que se retiró hace un año y medio, en el Seagull de Badalona. ¿Se seguía sintiendo futbolista cuando se retiró?

-Sí, y a día de hoy también.

-¿Y qué la motivó a retirarse entonces?

-Es que ya tenía 44 años. Era el momento de buscar otro camino y dejar paso, pero cada vez que puedo me meto a jugar.

-Fue la jugadora más veterana en activo en España. ¿Cómo se consigue eso?

-Bueno, es una anécdota. No me supone nada, creo incluso que podría seguir, pero llega un momento en el que hay que dejar paso.

-¿Cómo se llega a esa edad en ese estado físico?

-Pues mire, en los últimos años hemos contado con muchos apoyos y métodos para la mejora del rendimiento de las futbolistas así que me sentía mejor que nunca. Además he tratado de cuidarme, descansar bien, tener mis hábitos saludables… Los últimos años tuve ayuda de nutrición, vitaminas, hierro, control de peso y fuerza…

-¿Tuvo vicios como el tabaco?

-A ver, cuando eres joven... Pero no, la verdad es que me he cuidado mucho. Esa es la clave.

-Ahora le toca centrarse en su trabajo con el Málaga femenino, cuyo primer equipo compite en la nueva 2ª RFEF, una categoría aún 'amateur'...

-Estamos intrigadas por lo que va a pasar, sí. Es una categoría que no es profesional, pero esperemos que la Federación dé valor a las nuevas categorías...

-¿Es más difícil ascender a día de hoy?

-Quizá un pelín, porque todo ha evolucionado: clubes, jugadoras... Pero con un buen equipo de trabajo como este creo que podemos hacer grandes cosas.

-Y lo queramos o no, el club parte de un presupuesto humilde...

-Claro, pero eso se va a ir trabajando. Pero sí, al final los recursos son los que nos van a dar el poder.

-Ha habido un cambio de última hora en los planes del equipo. Después de dos jornadas, Nacho Pérez recibió la llamada de Pepe Mel y se marchó al masculino como ayudante. Ahora es su segundo, el exjugador Juanma Gómez, el que ha tomado las riendas. ¿Cómo le ve?

-Ambos me dieron la misma impresión: personas preparadas, de fútbol y que se está acoplando al femenino. Pero le veo muy bien, muy inquieto mentalmente, no para de buscar información. Él no venía muy convencido cuando le dijeron que venía al fútbol femenino pero ya lo tenemos enamorado. Yo le veo capacitado y está motivado.

-Y las jugadoras, ¿cómo han vivido este cambio?

-No le voy a mentir. El primer día nos pilló a todos por sorpresa. Sentimos alegría por él, pero también incertidumbre.

-¿Ha pensado alguna vez en cuál sería su sueño futuro en esta nueva etapa que empieza?

-Mi sueño es hacer historia. Cuando llegué con 15 años, hice historia con el club y formé parte de una etapa histórica como jugadora y me encantaría volver a hacerlo.

-En el sentido de ayudar a que el equipo vuelva a Primera, ¿no?

-Volver a Primera y además ganar títulos. Yo empecé mi carrera deportiva ganando titulos con el Malaga y me encantaría poder hacer lo mismo desde mi nueva faceta. Quiero sumar, ayudar a que ellas tengan todo lo que para mí fue muy difícil en algunos momentos. Yo he tenido que pasar de todo. Ahora quiero que construyamos algo juntas para que las que vienen detrás no lo tengan tan difícil.

-Siguiendo con la actualidad, usted que ha vestido la elástica de la selección española, ¿Cómo está viviendo la polémica por la guerra abierta entre las actuales internacionales y la RFEF por su negativa a la continuidad del técnico, Jorge Vilda?

-Me da un poco de pena, porque creo que el trato de la RFEF creo que no ha sido el adecuado. No he hablado con las jugadoras para percibir mejor las sensaciones de lo que está pasando, pero desde fuera creo que se ha magnificado todo y se tergiversa todo porque todos opinan sin saber.

-Hay un cierto silencio o cuestiones internas que no salen a la luz, porque no parece habitual que se perciba este rechazo sólo por los últimos malos resultados, ¿no cree?

-Desde mi punto de vista, sé que Vilda es un entrenador muy controlador y eso merma mucho el estado emocional de las jugadoras, yo creo que va por ahí. Los resultados últimos tampoco han acompañado y él se escuda en que han subido en el 'ranking' internacional. Creo que la evolución es buena a nivel internacional, pero los últimos resultados no han sido los que debían para el talento que hay. Creo que el problema es que hay que escuchar a las jugadoras. Es de valientes dar un paso adelante, pero esto no se ve con buenos ojos. Es un tema complicado.