Secciones
Servicios
Destacamos
MARINA RIVAS
Domingo, 28 de junio 2020
Ha vivido la transformación del más rudo 'amateurismo' a los inicios de la profesionalización del fútbol femenino nacional, luchando a capa y espada por este deporte desde que comenzó a jugar con chicos en su Totalán natal, donde tiene una calle con ... su nombre. Ha vestido la camiseta de una selección española histórica, la primera femenina absoluta en disputar un Europeo; lleva toda la vida cargando con las maletas para buscar un destino en el que pudiera ganarse la vida como futbolista, y pese a sus 25 años en activo sólo ha logrado cotizar cuatro (dos en el Barça y dos en el Sevilla). Ponerse los tacos ha sido su fuente de energía toda la vida, pero pese a que a sus 42 años asegura que todavía podría dar la talla en el campo, se ha dado cuenta de que debe emprender una nueva etapa. Comienza la metamorfosis de Alicia Fuentes.
Nadie exageraría al tildarla de icono nacional, porque la centrocampista ha vivido momentos históricos como el triplete (Liga, Copa y Supercopa) del Atlético Málaga con Manuel Hernández Navarrete en 1998 o el resurgir de un Levante con el que lo ganó todo y debutó Champions. En su haber: tres Ligas, cuatro Copas y una Supercopa. Títulos de los que apenas conserva recuerdos gráficos porque, por aquel entonces, eran unas completas desconocidas. Ha militado en Primera, en Segunda, ha vivido ascensos y ha marcado goles por doquier. Hasta ha portado el brazalete de capitana en tres conjuntos: por supuesto, el Málaga, donde ha pasado nueve temporadas; el Sevilla, ocho (formaron una peña con su nombre, a modo de curiosidad); y el Barcelona (dos campañas). Además de las selecciones malagueñas y andaluzas.
Y como leyenda en activo hasta hace sólo unos meses, se marcha siendo noticia, porque Alicia era la jugadora nacional más veterana que continuaba al pie del cañón tanto en Primera como en Segunda. Un testigo que recoge ahora su compañera de generación, la internacional y defensa del Athletic Vanesa Gimbert. «No he notado físicamente el paso de la edad (en el campo), ni mis compañeras tampoco. Muchas firmaban por llegar a mi edad así. Yo nunca he sentido que no podía completar un test o un entreno», afirma la de Totalán. Aunque, hurgando un poco, sí opina que parte de la población todavía lo puede considerar un lastre pese a la buena condición física: «Pero sí que es verdad que existe un cierto hándicap con la edad, que se piensan que no se puede y hay que romper con eso. Algún comentario de '¡Vieja, retírate ya!' sí que he escuchado, y en Málaga. No lo tengo en cuenta, pero en su momento sí me dolió mucho».
Pero si algo la caracteriza es su positivismo y su capacidad de lucha. Por eso, opta por no dramatizar sobre su retirada, porque sabe lo que quiere. «Al principio no lo tenía tan claro. Pensaba que la pandemia no me iba a retirar a mí, pero ha pasado mucho tiempo y estando en casa me puse a pensar que quizá este era el mejor momento. Quiero formarme, hacer el nivel 3, estar lo mejor preparada para dedicarme a entrenar. Toda la energía que tengo la voy a dedicar a formarme y seguir vinculada al fútbol, que es lo que quiero». Este deporte le ha dado la vida y ahora sólo piensa en devolverle un poco de todo lo que le ha dado.
Pero paso a paso. Siendo consciente de su inexperiencia (sólo ha entrenado benjamines y alevines), la malagueña sabe que necesita rodaje antes de poder llegar a liderar un banquillo sénior de nivel. Ni siquiera le importa tener que volver a recorrer España para encontrar proyectos para empezar. «Amo el fútbol y mucha gente a lo largo de estos años me ha dicho que tengo cualidades. Cuando entreno a las niñas me siento bien, realizada. Siento que transmito cosas bonitas y creo que se me puede dar bien si me formo y estoy preparada; ahora necesito experiencia», afirma.
Su carácter afable le impide sacar un punto de autoritarismo que quizá necesite más adelante, pero su premisa como entrenadora se basará en el empirismo, y por supuesto, en la formación. Siendo sincera, sobre la todavía escasa incorporación del mujer a los banquillos, valora: «Ojalá sigan llegando mujeres a esos puestos, pero lo más importante es que haya opciones y que estemos preparadas. Esto es como los árbitros. No tienen por qué ser mujeres, tienen que ser personas preparadas y ojalá algún día veamos mujeres entrenar equipos masculinos».
Todavía no tiene claro a quién se quiere parecer: un poco de Mourinho, otro de Guardiola, otro de Simeone... Aunque quizá sólo quiera construír la mejor versión de sí misma. Que las nuevas generaciones crezcan valorando el esfuerzo de quienes les han allanado el camino, que luchen para que se les valore como futbolistas y que algún día su esfuerzo y sus méritos sean equiparables a los de ellos. Algo que no pudo vivir la malagueña aunque pusiera una de las primeras piedras para hacerlo posible.
Ha pasado por: el Málaga, el Sevilla, el Barcelona, el Levante, el Estudiantes de Huelva, el Apolo, el Levante Las Planas, el Estudiantes, el Seagull (donde se retiró) y la selección española.
Equipo en el que ha competido más temporadas. El Málaga, nueve; luego el Sevilla (ocho).
Con el que ha levantado más títulos. Con el Levante, que también jugamos Champions.
Mejor recuerdo. La primera vez que vino a verme un entrenador, cuando me llamó por primera vez la selección... Esas veces no dormí en toda la noche y después con los títulos.
Peor recuerdo. Cuando me rompí el tobillo, en 2007 en el Apolo de Murcia.
Un entrenador. Me quedo con dos: Manuel Hernández Navarrete (Málaga), al que le debo mi educación deportiva y Antonio Descalzo (Levante), que fue el que me hizo sentir más futbolista.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.