El Málaga falla un penalti en el minuto 106 y se abona al empate (0-0)

La jugada final resumió el encuentro. La emoción, el sacrificio y la ilusión de todos, dentro y fuera del campo, estaban en esa pelota definitiva, en el disparo de Antoñito, como en su golpeo de Tarragona. La afición esperaba un triunfo que hubiera permitido al Málaga avanzar de una forma más rápida, pero después del error o del acierto del portero, el público reaccionó de inmediato con aplausos a un equipo con carencias y que se entrega en cada partido. Los empates no le permiten escalar en exceso en la clasificación, pero sí lo consolidan en la zona media de una nueva categoría para muchos de sus jugadores.

Como se puede observar, cada partido en La Rosaleda es muy diferente, lo que lo hace siempre atractivo para los aficionados. Aunque hubo fases de cierto aburrimiento, la habitual decisión del equipo blanquiazul para superar las adversidades, que eran muchas en este encuentro, y nunca perderle la cara al juego tiene cautivados a los aficionados, que siempre esperan que ocurra algo al final de los encuentros, como así fue.

Pellicer actuó como se podía prever a la hora de confeccionar el once inicial: le dio descanso a los juveniles internacionales (Antoñito y Ochoa) tras disputar tres partidos e hizo unas mínimas rotaciones, utilizando a Dani Lorenzo y Galilea en el lugar de Sangalli y Nelson. El técnico preparaba, de esta forma, también el partido del jueves en Tenerife, donde tendrá que realizar igualmente algunos retoques por tratarse de una jornada entresemana. El objetivo estaba claro, y pasaba por doblegar en La Rosaleda a uno de los equipos más fuertes de la categoría. El choque arrancó con una gran intensidad en todas las zonas del campo, con un Oviedo más dominador, pero sin más opciones en los primeros instantes que los dos disparos lejanos y fuera de Kevin.

El potencial visitante, sin embargo, se vio reflejado en varias ocasiones del primer tiempo. Manu Molina sacó el balón bajo palos cuando ya entraba, mientras que Herrero tuvo que hacer dos buenas intervenciones para mantener a cero el marcador. Pero hasta ahí llegaron las posibilidades del cuadro asturiano hasta el descanso, mientras que tampoco las hubo en la portería contraria, salvo una de Larrubia, pero el colegiado señaló fuera de juego, y la petición de un penalti por parte del mismo jugador y del público del campo malaguista.

Aunque el público, sobre todo la Grada de Animación, seguía a lo suyo, volcado sin parar en busca de un extra de motivación para encontrar la mejor versión de los suyos y las debilidades del contrario (despidieron con un gran aplauso a Cazorla al ser sustituido). Y los minutos avanzaban de un partido abierto, sin un dominador claro y con alternativas constantes hasta las proximidades de las áreas. La mejor ocasión local llegó en el ecuador de la reanudación en un disparo con efecto de Dioni que obligó a Aarón a lucirse. El juego estaba siendo incierto, pero el Málaga iba poco a poco a más, aunque, pese a todo, también fue necesario que llegara la parada salvadora de Herrero a disparo de Hassan, además de otra opción de Paraschiv.

Pero todo seguía en el aire, a expensas de un golpe de calidad o suerte. Salió ya Antoñito en los instantes finales en otro intento de alcanzar una victoria épica, heroica. Aunque la derrota también era una amenaza en un emocionante tramo final del choque, con más de ocho minutos de prolongación. Sin Dioni ya en el campo, el ataque se resintió, y ya no había tiempo para mucho más hasta que llegó la petición de un penalti a Galilea que el árbitro tuvo que conceder tras ver las imágenes, pero Antoñito falló el lanzamiento y todo quedó como estaba.