El Málaga reacciona demasiado tarde ante el Granada

«Ajustaremos todo para ir a por la victoria y a la vez manejar las cargas de trabajo», fue el mensaje de Pellicer en la víspera. Pero se ve que prevalecieron las cargas de trabajo porque en la alineación sólo se mantuvieron tres titulares (Escassi, que será baja por sanción ante la Ponferradina, Ramón y Rahmani), justos los mismos que repitieron en el Granada respecto al partido de Liga del pasado martes. Es decir, no fue un duelo entre titulares y suplentes, como podría esperarse porque era el único compromiso semanal del Málaga.

En ese duelo de suplentes contra suplentes el Granada demostró su clara superioridad en todos los aspectos. En ritmo, en verticalidad, en el manejo de los espacios y, por supuesto, en calidad. En cuanto el equipo rojiblanco pisó ligeramente el acelerador, el Málaga se desmadejó. En cambio, el cuadro local se perdió en una sucesión de toques y más toques. Sólo en contadas ocasiones pudo combinar para pisar el área, así que recurrió en la mayoría de los casos a servicios desde las alas muy previsibles para los centrales visitantes.

No hubo opción para el Málaga frente a un Granada firme atrás, que no duda en recurrir al repliegue ofensivo (con todos los jugadores en su parcela) para buscar el robo y la salida o, simplemente, para mantener a salvo su renta. Así sucedió tras cada uno de los dos goles en la primera media hora, gracias en ambos casos a acciones que contaron en el plano defensivo blanquiazul con los mismos protagonistas: Alexander, que cometió la falta del 0-1 y luego quedó en evidencia ante Soro en el 0-2, y Escassi, al que le rebotó el balón en el libre directo de Fede Vico y que luego tardó en reaccionar en el marcaje a Jorge Molina.

En ataque el Málaga apenas intimidó. Estuvo inexistente en la media punta salvo por las apariciones de Rahmani. Ni Jozabed ni Ramón asomaron al balcón del área y además estuvieron muy previsibles con la pelota y ralentizaron en exceso el juego. La enésima oportunidad de Orlando Sá volvió a quedar en nada, porque el luso estuvo demasiado estático (obviamente no aporta la movilidad de Chavarría), tampoco recibió de espaldas (la gran virtud de Caye Quintana) y en los centros nunca pudo con los zagueros. Salvo un error de Aarón en la salida de puños, lo que obligó a Vallejo a evitar el empate cerca de la línea de gol, el equipo blanquiazul no intimidó. Si acaso, por buscar una noticia positiva, Jairo dejó destellos del futbolista que irrumpió en la élite.

La eliminatoria parecía liquidada al descanso y Pellicer buscó más mordiente arriba con Chavarría y Caye Quintana. A las primeras de cambio Rahmani estuvo a punto de sorprender a Aarón con un centro-chut, pero fue un espejismo porque ni el Granada dio opción ni el Málaga tuvo capacidad para generar ocasiones. Durante media hora el equipo rojiblanco se blindó con éxito por fuera y por dentro para neutralizar los movimientos de los puntas de refresco en el previsible arreón inicial.

Pellicer también introdujo a Joaquín y Cristian mientras el Granada mostraba un descarado conformismo. El Málaga, que ya tuvo una opción en una falta lateral, despertó del letargo a un cuarto de hora del final gracias a un gol de Caye Quintana en otro libre indirecto. Desde ese instante afloró la tenacidad blanquiazul para buscar la igualada frente a un rival asustado, lo que obligó a Diego Martínez a meter un tercer central y a reforzar la medular. Sin embargo, esta vez no hubo premio.