¿La hora de Chavarría para guiar el ataque del Málaga?

El gol es la gran asignatura pendiente del Málaga. Ser el tercer peor ataque de la Liga le ha condenado a estar en la zona baja de la clasificación. La falta de un experto en los últimos metros que ocupe el rol de referente y acicate en la vanguardia malaguista viene siendo un tormento para el equipo. Ante tal necesidad, que no ha podido ser cubierta por Sekou, la gran apuesta del verano pasado, las miradas apuntan a Chavarría.

La esperanza reside en que el argentino pueda ofrecer de nuevo el nivel que demostró la campaña pasada para estos últimos diez partidos que quedan de Liga. Un tramo crucial en el que el club espera lo mejor del ariete, fuera de combate durante casi toda la temporada por la rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda que sufrió al final del curso pasado y le obligó a pasar por el quirófano.

Desde su sorprendente reaparición a finales de octubre en Oviedo, Chavarría ha tenido minutos contados por leves lesiones derivadas de la falta de ritmo. Primero fueron problemas musculares en el cuádriceps izquierdo y luego un edema en el aductor mayor de la pierna derecha del que sufrió más tarde una recaída. Con este historial, el entrenador del Málaga, Natxo González, decidió en su llegada que iría con pies de plomo con la reincorporación del delantero.

El técnico blanquiazul le considera una «pieza fundamental» a la que debe mimar para sacarle el mayor partido con el menor riesgo posible de perderle definitivamente para las últimas semanas del campeonato. De ahí que sólo haya sido titular una vez con Natxo González en el banquillo. El vitoriano tiró de él contra el Amorebieta porque el plan de partido requería de un delantero de referencia capaz de abrir hueco entre la poblada defensa rival con hasta tres efectivos.

Salió bien esta decisión en Lezama, pero no significó para Chavarría recuperar la titularidad en el equipo. En los partidos posteriores apenas jugó 13 minutos contra la Ponferradina y algo más de 20 frente al Fuenlabrada. En ambos encuentros el preparador blanquiazul buscaba un revulsivo para volcar al equipo en ataque, a la vez que Chavarría iba obteniendo buenas sensaciones sin más problemas musculares.

La cuestión ahora es si ya es el momento de dar el siguiente paso para que Chavarría vuelva a escena y aspire a recuperar su jerarquía sobre el terreno de juego. Esa influencia que en la campaña anterior le hizo convertirse en indiscutible, y no precisamente por sus goles. Porque el argentino no se distingue por ser un anotador, más bien por su criterio y su capacidad de abrir huecos entre los zagueros rivales. Está contrastada su clarividencia y temple para actuar en el área contraria.

Son cualidades que ningún otro atacante de la plantilla ha sabido igualar hasta ahora por múltiples razones. Brandon no es un 'nueve' aunque lo ponga su camiseta, Sekou ni siquiera se encuentra físicamente y el canterano Roberto aprende a marchas forzadas en una posición en la que tampoco se ha desempeñado antes (en el juvenil jugaba como '10'). Es por eso que Chavarría es la única esperanza en el Málaga de contar con un referente ofensivo que pueda aportar confianza y fiabilidad.

Eso es lo que busca Natxo González desde que fichó por el equipo. En su primera rueda de prensa ya habló del exceso de precipitación de los jugadores en los últimos metros y dos meses después no ha conseguido todavía transformar esa «energía» en goles. Por el momento está siendo prudente con el reparto de minutos de juego a Chavarría, pero la sequía anotadora del equipo invita a no reservarse nada.

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