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Algunos lo tienen más cercano que otros, pero sin duda es imposible no acordarse de una de las hazañas más memorables de la historia reciente del Málaga. Aunque ya no tan reciente: «Veinte años», repiten alucinados Valcarce, De los Santos, Bravo, Catanha y Contreras, cinco de los futbolistas que formaron el once titular del mítico Málaga de Joaquín Peiró en el Camp Nou aquel 7 de noviembre de 1999. Tras devolver el club a la élite después de una desaparición, en la temporada de su vuelta a los grandes focos doblegaron a un plantel plagado de estrellas como Figo, Rivaldo, Guardiola o Luis Enrique.
Fue tan simbólico que para muchos es un cumpleaños más. Hoy, el de los veinte, y muy especial para uno de los goleadores de ese encuentro. «Lo recuerdo como si fuera ayer. Es increíble con la claridad que visualizo ese día. Es muy bonito», sigue recordando en presente Valcarce, que fue protagonista junto con Agostinho por marcar uno de los dos goles del partido. Hizo el 0-2. «Siempre he dicho que ese gol fue gracias al árbitro (el vasco Losantos Omar), que no pitó falta de Abelardo sobre Edgar y dejó seguir el juego. Lo hizo bien y me aproveché. Luego había que meterla, pero ese día parecía que iba a salir todo», explica con lujo de detalles Valcarce, que estuvo diez temporadas en el Málaga y luego fue delegado del primer equipo coincidiendo con la época de la Champions.
Por eso mismo lamenta la actual crisis de la entidad: «El Málaga ha vivido durante toda su historia momentos delicados en los despachos. Lo institucional se ha enquistado ahora y ojalá en algún momento se den cuenta de que el club necesita un cambio, sobre todo el propietario», reflexiona a la vez que reconoce que ahora no tiene ninguna ocupación y está centrado en la familia. Y también de los amigos y compañeros de glorias. Como en la reunión de SUR con cinco jugadores titulares de aquel equipo que ganó a un Barcelona estelar por 1-2.
Más de aquel Barcelona 1-2 Málaga
Barcelona: Arnau, Reiziger. Abelardo, Sergi, Bogarde, Figo, Cocu, Guardiola, Rivaldo, Luis Enrique y Dani. Y suplentes Simao, Zenden y De Boer.
Málaga: Contreras, Rojas, Bravo, Larrainzar, Valcarce, Agostinho, De los Santos, Movilla, Rufete, Catanha y Edgar. Y suplentes: Iznata, Sandro y Fernando Sanz.
Goles: 0-1 (Agostinho, min.9); 0-2 (Valcarce, min.13); 1-2(Bogarde, min.28)
El malagueño Bravo, ahora entrenador del CD Rincón, es uno de ellos y guarda sensaciones irrepetibles: «El verme por primera vez en ese campo después de toda la trayectoria desde Tercera, pasando por todas las categorías, era lo más grande. De hecho, en ese momento me pregunté si podría haber algo más inmenso. Recuerdo el estadio lleno, con un ambientazo, y enfrente jugadores muy importantes. Estrellas en las que pocos años atrás me fijaba. Teníamos los vellos de punta. De hecho, allí estaban Guardiola y Luis Enrique, que luego consiguieron ser los dos entrenadores más laureados del Barcelona».
De los Santos recuerda la efeméride como mucha pasión: «A los que pudimos jugarlo y disfrutarlo es algo que nos tiene marcado hasta el día de hoy. Que se recuerde esta victoria a los 20 años de vivirla es algo muy importante para el malaguismo, la institución y nosotros mismos, los jugadores y ese cuerpo técnico. Creo que también fue un cambio fundamental en la historia del nuevo Málaga. Esa victoria y ese equipo de Peiró fue el que volvió a situar a la entidad en una posición de gran respeto en el fútbol español», analiza el que conocían como 'Uru' y fue destacado como uno de los mejores del partido en el centro del campo junto a Movilla. Fue clave para aguantar el resultado en la segunda parte.
Descargar PDF: Así contamos en SUR el histórico Barcelona 1-2 Málaga de 1999 aquellos días
Mientras, Koke Contreras, ahora entrenador de porteros del Málaga, confiesa, en contra de los demás, que él no había caído en la señalada fecha: «No me acordaba. No sé si ha sido de forma inconsciente o que lo he olvidado porque ha pasado mucho tiempo. Pasan muchas cosas, la vida continúa y la pelota sigue rodando», aportó mientras destacó que lo bonito es «ver cómo ha ido pasando el tiempo y ver en qué estado está ahora por ejemplo La Rosaleda. Es verdad que el equipo no está en su mejor momento, pero creo que hay mucha gente trabajando para, dentro de lo posible, volver a vivir esas sensaciones en Primera», dijo mientras rebuscaba entre su memoria: «No se me olvida que era una situación muy sensible, porque fuimos colistas las semanas anteriores e íbamos al campo de uno de los grandes. Teníamos la sensación de que teníamos poco que perder, pero ese poco era mucho para nosotros porque ya estábamos en una situación límite».
Cuenta lo mismo De los Santos, que con el tiempo reconoce que el equipo se conjuró para salvar a Peiró, que estaba a punto de ser destituido por los malos resultados. Era la jornada 11 y se la jugaba a una victoria contra el Barcelona: «Era imposible considerarlo como un partido para poder ganar. Pero el vestuario tenía claro que había que dar la cara por el entrenador. Le teníamos mucho aprecio y cariño», recalcó el uruguayo, instalado de nuevo en la ciudad y emprendiendo un negocio propio.
«Peiró era un entrenador muy equilibrado y tenía claro el potencial del equipo. Llegaba cuestionado porque en el fútbol el entrenador siempre es el primer señalado. Pero creo que no le dimos tanta importancia a eso porque enfrente estaba el Barcelona. Realmente el grupo ya empezaba a ser una familia y teníamos confianza entre nosotros mismos a pesar de los resultados. Peiró era como nuestro padre y sabíamos que eso no podía acabarse allí. De hecho, luego vinieron cuatro años más con él, y completamos un ciclo magnífico con una de una generación muy buena», añade Valcarce mientras Catanha insiste que «ese grupo era muy fuerte. Pero, además, tuvimos un convencimiento muy grande por ese partido».
CATANHA
BRAVO
DE LOS SANTOS
VALCARCE
CONTRERAS
Y Bravo va más allá, alude a que la victoria pudo ser hasta mucho más abultada: «Recuerdo que fue un partido perfecto, en el que todos tuvimos una gran actuación e hicimos mucho esfuerzo. Pudimos hacer una goleada de haber estado acertados, porque tuvimos muchas ocasiones más, sobre todo Catanha. Salimos muy reforzados de allí, empezamos a remontar posiciones y acabó siendo un gran año, porque acabamos duodécimos. Una posición notable para un recién ascendido.
Catanha, que escucha a Bravo de cerca se cabrea medio en serio y medio en broma y matiza: «Tuve cuatro o cinco claras, pero creo que tenía tantas ganas que me extralimité en muchas ocasiones. Era mi primera vez en el Camp Nou y cuando miraba al banquillo estaban Luque y Darío Silva. Era un banquillo que te exigía no poder relajarse», señaló 'La Gaviota', que le faltó poco para lesionar a Arnau, en ese momento portero del Barcelona, que luego lo fue del Málaga por diez temporadas, por lo que se acabó afincando y llegando a ser director deportivo. Pero 'Cata' cumplió una misión mucho más relevante que el gol: parar a Guardiola. «Me acuerdo perfectamente de la preparación de ese partido durante la semana. El lunes antes, Peiró nos reunió a Edgar y a mí. No sabía qué pasaba. Pero nos dijo: «No quiero que Guardiola juegue ese partido. Mi preocupación es que lo paren».
«Entrenamos toda la semana pensando en neutralizar a Guardiola y salió a la perfección. Teníamos la misión de masacrarlo», reconoce el brasileño y lo confirma Bravo: «Creo que Guardiola no se lo esperaba. Acostumbrado a ser el líder y verte asediado por un equipo bien ordenado, que no paraba de correr, era muy frustrante para ellos». Tal cabreo pilló el ahora entrenador del Manchester City que le negó la camiseta a Catanha. «Lo apalabré antes del partido, quería que fuese un regalo para un amigo. Pero claro, después del partido me acerqué a él y me dijo enfadado que no me la daba. Estaba muy cabreado», cuenta el segundo máximo goleador de la historia del club con 53 goles en 77 partidos.
En 2015, un gol de Juanmi y la raza del equipo de Javi Gracia lograron la última victoria malaguista en el Camp Nou, pero la de 1999 sigue siendo la más recordada por «ser la primera con la nueva denominación y después de todo lo sufrido», analiza el historiador del Málaga, Domingo Muñoz, y coinciden todos. «Como CD Málaga solo se había ganado una vez y empatado otra en 23 partidos. Y esa vez fue ir y ganar». Pero lejos de números, esa noche, y confirmado por sus protagonistas, fue mágica. En la que el Málaga dijo: «Aquí estoy, he vuelto».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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