Transfiere, la mayor feria europea sobre investigación, desarrollo, innovación y transferencia de conocimiento que se desarrolla estos días en el Palacio de Congresos de Málaga, ... es un lugar con muchísimos estímulos para los sentidos. El que es visitante por primera vez puede sentirse abrumado con la enorme oferta de charlas simultáneas, demostraciones de avances científicos aplicados a la vida diaria, stands con obsequios dulces y también los típicos bolis y cuadernos de merchandising... Y hay corrillos, muchísimos corrillos, de gente que habla de cosas que parecen importantísimas. Bullen las conversaciones.
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Pero para el debutante en Transfiere hay algo que sobresale por encima de todo lo demás: hileras de mesas y sillas que a primera vista y a todas luces prometen ser un lugar de 'speed dating'. De negocios, lógicamente. Aunque quién sabe qué puede terminar cuajando ahí. Quien organiza ese espacio explica a SUR que se trata de mesas que se reservan por espacio de media hora para hacer 'networking' -hacer contactos de negocios, que otra característica de Transfiere es el enorme uso de anglicismos y, también, que la inteligencia artificial empleada para realizar la traducción simultánea a modo de subtítulos es un poco torpe y los chips son para ella patatas fritas-.
En una de esas mesas se encuentran Ana Ramírez, de un organismo gubernamental, que está hablando con Vikesh Chugani, de Atrineo AG, una compañía que se dedica a evaluar el potencial comercial de tecnologías emergentes y a desarrollar estrategias de transferencia tecnológica. Están tratando sobre un proyecto de colaboración público-privada del que no quieren desvelar mucho más, salvo que éste es ya su segundo encuentro, su segunda cita en los términos de First Dates. Porque sí, algunas de estas primeras tomas de contacto tienen continuidad y las intuiciones de que hay algo que se puede fraguar en común se van haciendo realidad en conversaciones sucesivas.
José Manuel López y Bernardino García, ambos de la oficina de transferencia de conocimiento de la Universidad de Tarragona, están sentados conociendo el proyecto de Abderrahmane Guermat, Diagnoscan, una 'start up' que aplica la inteligencia artificial a la medicina. «Éste es un buen lugar para iniciar procesos de colaboración, para darse a conocer, para contactos iniciales», comentan ante la interrupción que sufre su conversación por la irrupción de este periódico. Emilio José Suárez, jienense pero profesor en la Universidad de Zaragoza, por su parte, quiere aprender del gallego Daniel García y su proyecto, EnergHius, que usa chips para fabricar energía, porque él también quiere emprender, quiere saltar de la academia al mercado, o compatibilizar ambos.
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Sí, hay muchas personas que de la academia, de la ciencia pura, caminan hacia el emprendimiento. Es el caso, de hecho, de quien pronunció la conferencia inaugural de Transfiere, el catedrático de química inorgánica de la Universidad de Alicante y Premio Nacional de Investigación 2023 Javier García: en el año 2009 fundó Rive Technology, una empresa que ayuda a reducir las emisiones de dióxido de carbono, y que luego vendió a W.R. Grace. En su ponencia, se hizo eco de la amenaza que se cierne sobre el conocimiento y sobre la ciencia por «los recortes, las presiones políticas y la negación de evidencias», también se refirió a las protestas de científicos en Estados Unidos por las medidas de la nueva Administración Trump y a la ruptura de la colaboración entre EE UU y Europa: «La retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud y del Acuerdo de París nos pone en peligro a todos», alertó. A ello se suma, agregó, «la incertidumbre económica por la política errática sobre los aranceles». «La ciencia es la mejor defensa contra la guerra arancelaria», afirmó.
Todos los demás representantes políticos que participaron de la sesión inaugural de Transfiere felicitaron a García por sus palabras y se adhirieron a ellas. Al punto que el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, tildó de «desconcertantes» algunas de las actuaciones de Estados Unidos, si bien mostró su confianza en que vaya «corrigiendo rumbos» por su «capacidad de auto-orientación».
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Transfiere se ha convertido, pues, un bastión en la defensa del conocimiento y de la evidencia científica. Un 'partenaire' necesario de la empresa si quiere crecer en productividad y competitividad. Así lo expresó, por ejemplo, Iván Arriola, de Tekniker, una compañía vasca que desarrolla nuevas tecnologías que se aplican en la industria: «Transfiere sirve para hacer contactos, para crear ecosistemas, para favorecer que los avances científicos y técnicos lleguen a la empresa. Tiene que haber una comunicación entre quienes hacen tecnología y las compañías. Porque ahora mismo se invierte mucho en ciencia, pero no tiene tanto impacto en el PIB y hay que incrementarlo». Su empresa, cuenta Arriola, habla mucho con las empresas para averiguar cómo mejorar sus procesos y, por ejemplo, lo están haciendo fabricando robots que participan en las cadenas de montaje en colaboración y comunicación con los seres humanos.
Es muy sorprendente escuchar cómo se puede enseñar a un robot a interpretar los gestos y las palabras que emite una persona de la que será compañero de trabajo. Pero mucho más lo es ver las demostraciones a las que se puede asistir estos días en el Palacio de Ferias de Málaga. Javier Munilla, del Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) explica cómo funciona la bobina superconductora que participa del Proyecto Poseidón y que favorece la carga, el almacenimiento y el suministro de energía a grandes barcos que pasan muchos meses en alta mar. Y, por su parte, Manu, Pedro, Mariano y Pablo, cuatro alumnos de la innovadora escuela de programación 42 que la Fundación Telefónica promueve en Málaga y que no tiene ni libros ni profesores, enseñaron al mismísimo presidente de la Diputación, Francisco Salado, su proyecto: la inteligencia artificial aplicada a la medición de datos que proporcionan las plantas para que, por primera vez, el ser humano se pueda comunicar con ellas. «¿Qué tal te encuentras?», le podría decir alguien a su geranio. Y éste podría contestar: «Necesito agua y un poco más de luz, por favor».
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Todo este relato da muestra de que Transfiere reúne en Málaga a entidades privadas y públicas de toda España -participan 16 de las 17 comunidades autónomas- y de varios países del mundo. En total, como desgranó Felipe Romera, presidente del comité organizador de la feria y director general del Parque Tecnológico, este año se dan cita más de 600 entidades y más de 400 expertos que están hablando de la inteligencia artificial, la transición energética, el papel de los fondos europeos para transformar la economía, la propiedad intelectual o los desafíos de la digitalización. Además están presentes ochenta universidades. Francisco Oliva, vocal del comité permanente de la Conferencia de Rectores y rector de la Universidad Pablo de Olavide, explicó el papel clave de estos centros de educación superior: «El 80% de la producción científica del país la realizan las universidades; pero hace falta llegar más y mejor al mundo empresarial». A su vez, el rector de la Universidad de Málaga, Teodomiro López, destacó eso que se palpa cuando se camina entre los stands y con lo que comenzaba este texto: «El espíritu de Transfiere es que la academia entre en contacto con la empresa, con la innovación». O, como también insistió el presidente de la Diputación, Francisco Salado: «Un ingrediente importante de este encuentro es la generación de sinergias entre la ciencia y el mercado».
Respecto a esta cuestión, el consejero de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta, José Carlos Gómez Villamandos, destacó que en Andalucía hay diseñada una política transversal para el emprendimiento basado en el conocimiento para que se desarrollen empresas de base tecnológica y se vertebre el territorio: «No se puede focalizar la innovación en un solo punto, sino que se tiene que extender por toda Andalucía, para que la gente se pueda quedar donde se ha formado, o adonde los científicos puedan regresar tras haber realizado sus estancias de investigación fuera. Se nos tiene que ver como tierra de innovación, tenemos que reforzar nuestra capacidad de captar y retener talento». A este respecto, Salado desgranó proyectos llevados a cabo por la Diputación para modernizar municipios de menos de 20.000 habitantes y que la digitalización no deje a nadie al margen.
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Al final, Transfiere también es posible, dijo Teresa Riesgo, secretaria general de Innovación del Ministerio de Ciencia, por la colaboración entre las tres administraciones, la local, la autonómica y también la central. «Éste es un ejemplo de cómo hacer funcionar bien las cosas. Aunque estemos en un momento complicado, también estamos en un momento de cooperación».
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